Este año, el lema es una pregunta: “¿Estás protegido?”. También es un llamado a la acción, y un recordatorio de lo importante que es estar inmunizados contra una montón de enfermedades que, sin vacunas, podrían costarnos la vida.
“Las vacunas han estado salvando vidas indiscriminadamente desde 1796. La primera inmunización, contra la viruela, fue una lucha contra la enfermedad. Por primera vez les dio a todos una oportunidad. Y cientos de vacunas después, a lo largo de dos siglos y cuarto, miles de millones de personas han vivido vidas más largas”, destacó la OMS al lanzar 20ª Semana de Vacunación en las Américas que estamos (concluye mañana). Y queremos aprovecharla en su esencia: recordarte lo que hace falta para responder con un gran “sí” la pregunta del lema, y contarte la situación de Tucumán.
“La vacunación está a pleno en toda la provincia, y luego de la baja por el aislamiento, las personas están concurriendo a vacunarse -informó a LA GACETA Ricardo Cortés, jefe del Departamento de Inmunología del Siprosa-. Y estamos preparados: están disponibles todas las vacunas del calendario en los CAPS y en los hospitales, tanto de la capital como del interior”. “Además se está vacunado en escuelas y lugares públicos; queremos facilitar que la gente, de todas las edades, pueda completar esquemas”, agrega y especifica: “se sigue vacunando contra el sarampión para evitar su reintroducción; es muy importante que adultos de entre 18 y 56 años estén protegidos con dos dosis. Y lo vamos logrando: ya aplicamos 123.092 dosis; Tucumán es la provincia que más dosis aplicó en el país”.
“También se están vacunando contra la gripe (se colocaron 67.000 dosis) a niños de 6 a 24 meses, personas gestantes y puérperas (hasta 10 días después del parto); personas de dos a 64 años con factores de riesgo, y d 65 años y mayores”, informó.
Bajó la inmunización
Todas esas vacunas están previstas gratuitamente en el Calendario Nacional de Vacunación (CNV), uno de los más completos del mundo. Y el siguiente es sólo uno de sus muchos efectos: luego de la introducción de la vacuna contra la hepatitis A en 2005, bajó más del 90% su incidencia y ya no hay trasplantes de hígado vinculados con la enfermedad.
Pero en esta misma Argentina, con un tradicionalmente alto nivel de aceptación de vacunas, se está reproduciendo un fenómeno global, que epidemiológicamente se llama “indecisión frente a las vacunas” (“vaccine hesitancy”) y se define como renuencia, retraso o rechazo a recibir vacunas recomendadas cuando están disponibles.
Este dato, planteado ya en 2019 como una de las 10 graves amenazas para la salud, forma parte del informe que resume un trabajo de investigadores de la fundación Huésped, la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) y del Centro de Estudios para la Prevención y Control de Enfermedades Transmisibles, de la Universidad ISALUD. Y, contra lo que se podría haber esperado, con la covid-19 y la consecuente búsqueda urgente de vacunas, aumentó la desconfianza.
Pero también hay buenas noticias. El estudio, que se realizó entre mayo y julio de 2021 en todo el país y del participaron 23.264 personas, buscaba relevar actitudes y prácticas de los argentinos en relación con las vacunas del Calendario Nacional de Vacunación y con las “anti” Covid-19.
“Se reveló que siete de cada 10 personas dicen haber recibido todas las vacunas del CNV. Asimismo, nueve de cada 10 personas tuvieron una intención positiva hacia la vacunación para prevenir la Covid-19”, señala el texto del informe, y agrega que, de ese casi 28 % que dice no habérselas colocado, sólo el 15,8% mencionó que no quisieron darse la o las vacunas correspondientes; como contraparte, el 40,2% apuntó que el motivo fue para no hacerlo fue que desconocían cuáles podrían aplicarse.
Una lectura posible
Al juntar este dato con la preocupación por el descenso de la cobertura, se pone de relevancia lo importante de la información certera y confiable. Y la investigación nos da más pistas: al indagar las fuentes de la información para tomar decisiones, se halló que el 66,1% de las personas recurrió a la TV; y en segundo lugar, el 57,6% mencionó diarios y portales de noticias. Sólo el 24,2% consultó con un médico de cabecera y el 31,4%, a otro profesional. “El rol del personal de salud es clave; son quienes pueden generar un vínculo de confianza con las personas y responder ante dudas y consultas. Sin ese intercambio, el éxito de una estrategia de inmunización es muy difícil”, resalta Florencia Cahn, presidenta de la SAVE.
Por su parte, Virginia Zalazar, investigadora de Huésped a cargo del estudio, explica: “cuando se analizan las razones por las cuales aumenta la actitud negativa hacia las vacunas, aparece la preocupación sobre los riesgos o sobre efectos a futuro”. “Esto indica la necesidad de fortalecer la información sobre la seguridad y los beneficios de las vacunas”, añade.
Comunicar mejor
La resistencia a las vacunas es puede deberse a factores individuales (emociones, valores, percepción de riesgo, conocimientos erróneos o creencias); pero también inciden factores sociales, culturales, políticos e históricos.
“La Covid-19 aumentó la conciencia sobre la importancia de las vacunas y que muchas personas aceptaran vacunarse, pero puede haber influido negativamente en quienes dudaban o carecían de información”, destaca el informe que muestra asimismo que las vacunas nuevas generan más indecisión que las conocidas.
“La desinformación sobre el su desarrollo, el uso político de la información, el resurgimiento de grupos antivacunas y de teorías conspirativas, además de las dificultades en la producción, la compra y la gestión de las vacunas por parte de los Gobiernos, produjeron nuevos mitos y creencias, e incentivaron el temor”, agrega el texto y resalta que los usos de las redes sociales impacta en la percepción de riesgo. “La difusión de información falsa entre personas agrupadas por perfiles sociodemográficos o intereses similares está ampliamente extendida en las redes sociales”, alerta.