Los investigadores continúan rearmando el rompecabezas para tratar de encontrar líneas que ayuden a esclarecer el crimen del abogado en el barrio de Villa Urquiza. Y por ese motivo, además de tratar de identificar a los dos sospechosos que fueron registrados por las cámaras de seguridad, analizan los movimientos de la vida de la víctima para confirmar si el móvil del crimen fue un robo o un ajuste de cuentas.
Omar Monteros (30 años) regresaba a su domicilio de México al 700. Cuando ingresó el vehículo y cerraba el portón, descubrió que dos desconocidos se aproximaban. Al pensar que lo estaban por asaltar, escapó y cuando se dio cuenta de que ya no lo perseguían, regresó para tratar de detener a los atacantes. Al parecer, uno de ellos intentó asustarlo disparando al suelo, pero el proyectil rebotó en el piso y terminó hiriendo mortalmente al joven.
En un principio, los investigadores pensaron que se trataba de un homicidio en ocasión de robo, pero con el correr de las horas fueron surgiendo indicios de que se podría haber tratado de un ajuste de cuentas. Una de esas pistas es que el 30 de diciembre pasado, dos hombres armados, uno de ellos con una discapacidad que no le permitía caminar bien (el mismo problema físico tendría uno de los atacantes) ingresaron a su casa preguntando por él.
Los investigadores también recibieron dos informaciones de sus allegados. Una de ellas es que podría haberse dedicado a la compra de dólares y oro en el mercado negro. Otras versiones indicarían que habría estado relacionado con un dirigente político del interior de la provincia y que podría haberle confiado dinero. Por último, al haber trabajado como abogado del Servicio Penitenciario, no se descarta que su muerte haya estado vinculada a una relación con el mundo carcelario.
“Debemos investigar todo para saber cuál fue el móvil del crimen”, explicó una fuente judicial. El fiscal López Bustos solicitaría informes en la Anses para averiguar sobre su historial laboral. Al mismo tiempo, tratarán de establecer qué tipo de actividades realizaba en el servicio penitenciario. El subsecretario del área Juan Esteban Saracho había informado que sólo realizaba tareas administrativas del personal y que no tenía contacto con los reclusos.