ETAPLES, Francia.- El presidente francés, Emmanuel Macron, y su contrincante de extrema derecha, Marine Le Pen, en los últimos llamados a los votantes indecisos, expusieron sus temores a lo que podría suponer una presidencia de Le Pen y su enfado por la trayectoria de Macron.
Según los últimos sondeos para el balotaje de mañana, el miedo puede ganar la partida al odio: Macron, centrista y proeuropeo, aventaja a su contrincante antiinmigración y euroescéptica por entre 10 y 14 puntos, muy por encima de los márgenes de error.
No obstante, el hecho de que casi tres de cada 10 votantes digan que no van a votar o que no se han decidido significa que no se puede descartar del todo una victoria sorpresa de Le Pen, similar a acontecimientos como el Brexit y la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
En los últimos días, Macron ha suavizado su estilo, a menudo abrasivo, reconociendo que sus intentos de reforma económica y social dejaron a muchos franceses enfadados e insatisfechos. “Ella (Le Pen) ha conseguido apoyarse en algunas de las cosas que yo no logré hacer para apaciguar parte de la ira”, dijo Macron a radio France Inter, sobre las preocupaciones de los votantes de ingresos bajos y medios acerca de la ley y el orden o el impacto a sus medios de vida.
Cuatro sondeos publicados tras el tenso debate televisivo del miércoles mostraron que Macron se mantenía estable o subía levemente hasta alcanzar entre el 55,5% y el 57,5%. También sitúan el índice de participación entre el 72% y el 74%, que sería el más bajo para un balotaje desde 1969.
“Votaré sin ninguna convicción, pero la Francia de Le Pen es inconcebible. No quiero una Francia que esté en contra de la diversidad”, dijo Alice Dubois, de 28 años, una periodista parisina de vacaciones.
En el debate, Macron dijo que una presidencia de Le Pen tendría consecuencias desastrosas. Destacó su admiración por el ruso Vladimir Putin y sostuvo que ella sigue queriendo sacar a Francia de la Unión Europea.
Le Pen, cuyas políticas incluyen la prohibición de los pañuelos musulmanes en público, dar prioridad a los ciudadanos franceses en puestos de trabajo y prestaciones públicas, como la salud, y limitar las normas europeas sobre los viajes transfronterizos, dice que Macron encarna un elitismo que le ha fallado a la gente. Eso quedó patente en el antiguo norte industrial de Francia, una región que incluye bastiones de Le Pen y donde ella ha elegido concluir su campaña. “La clase trabajadora, como nosotros, siempre está al fondo de la pila”, dijo Marcel Bail, de 65 años, votante de Le Pen, en una estación de servicio en la ciudad de Roye, donde la candidata almorzó con camioneros.
El mismo mensaje se repitió ayer, entre los partidarios que acudieron a verla en la ciudad costera de Etaples. “Tengo 1.300 euros al mes, después del alquiler, la calefacción y la nafta son 400 euros”, dijo el jardinero de 52 años Pascal Blondel. “Desde que entró Macron, no almorzamos. Todo cuesta más”.
A pesar de un sistema de bienestar más generoso que la mayor parte del mundo, el apoyo a los hogares franceses durante la pandemia y los topes a la factura del combustible, el costo de la vida es el principal asunto de campaña de las elecciones.
Los datos muestran que todos los hogares, excepto el 5% más pobre, están en mejor situación que hace cinco años, pero los analistas dicen que el hecho de que el poder adquisitivo se haya estancado durante una década puede haber dejado una sensación arraigada de que la gente no puede salir adelante.
Esto se ha combinado con el estilo de liderazgo a veces prepotente de Macron y la percepción entre muchos votantes de izquierda de que cambió a políticas económicamente liberales poco después de ser elegido.
“No le gustan los franceses”, dijo Le Pen a la radio Europe 1, acusándolo de desprecio hacia ella y los votantes en el debate televisivo. (Reuters)