Durante los primeros días del mes, el grupo Caña de Azúcar de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) de Famaillá del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), con la colaboración de las Agencias de Extensión Rural de Monteros, de Simoca, de Banda del Rio Salí y de Aguilares, estimó la evolución de los rindes sacarinos en los cañaverales comerciales de Tucumán.
“El muestreo incluyó 23 localidades representativas del área cañera de la provincia, considerando a las variedades de mayor difusión a nivel comercial y otras en proceso de adopción y de difusión en su área implantada”, explicó Arturo Felipe, técnico a cargo del mencionado grupo de trabajo.
Se recolectaron 120 muestras, que fueron acondicionadas para su molienda a partir de tallos limpios, pelados y despuntados correctamente. Estos fueron procesados dentro de las 24 horas en un trapiche experimental, con extracción cercana a un 45% y presión constante de 150 kg/cm². Entonces, los valores expresados corresponden a niveles de azúcar potencialmente recuperable, a partir de caña “limpia” y sin incidencia de materias extrañas.
Los principales parámetros de calidad analizados fueron Pol% Caña, Pureza y Rendimiento Fabril Teórico (RFT%), los cuales se encuentran agrupados por zonas geográficas dentro del área cañera de la provincia.
En el cuadro 4 se exponen los valores obtenidos de las variedades de mayor difusión en el cultivo y otras en proceso de adopción, en orden descendente por su calidad sacarina, RFT (%).
Comparaciones 2017-2021
En el Cuadro 5 se comparan los resultados obtenidos en este primer muestreo general del año con los de la campaña anterior y con el último quinquenio, en equivalentes a localidades, variedades y época de muestreo.
En relación al mismo período de muestreo de las últimas cinco campañas, el primer relevamiento de este año registra valores de calidad de la materia prima por encima del promedio del quinquenio 2017-2021 en un 0,6% de RFT y cifras de RFT (%) muy parecidas a las últimas tres campañas; en especial, a 2019. Esto se corresponde con valores de inicio de zafra muy aceptables en comparación con los últimos cinco años.
En lo referido a variedades, se destaca la aparición de nuevos cultivares en las diferentes zonas -se recuerda que el muestreo se realizó en lotes al azar-. Nuevamente, los valores encontrados para INTA CP 98-828 expresan una muy buena precocidad madurativa respecto al resto de las variedades, al igual que TUC 03-12.
En tanto, LCP 85-384 y TUC 95-10 presentan números inferiores a los del cultivar más precoz, en un 13,4% aproximadamente, lo que representa un 1,4% de RFT. L 91-28 y TUC 77-42 muestran valores más bajos que el más precoz, con una diferencia de un 1,7% de RFT, que corresponde al tipo de maduración de estas variedades.
Se registran pocas diferencias en el comportamiento madurativo entre las tres principales regiones, similar al inicio del año pasado. Las localidades dentro de cada zona repiten este comportamiento, con una mayor diferencia dentro de la zona central. Con los valores más altos en el centro, resalta Isla San Josó, Famaillá, Amberes y Río Colorado. Y bajando hacia los extremos, tanto el pedemonte como el Este tienen los valores inferiores en Ingenio Leales y Fronterita con un 7,73% y un 5,59% de RFT, respectivamente.
Temperatura
Al analizar los factores de mayor incidencia sobre la maduración del cañaveral como las temperaturas, hubo un enero más caliente de lo normal, con 27° de media. Febrero estuvo dentro de los valores normales; y marzo se presentó más frío de lo normal -por debajo de la media histórica-, con una amplitud térmica mayor a la media con 11,5° C y un desvío sobre los registros históricos de más de 2° C.
La humedad relativa se expresó con un enero muy seco, febrero normal y marzo nuevamente seco. Todo esto se puede extrapolar a la región cañera de la provincia en su conjunto. Pero si consideramos la cantidad de horas del día con humedad relativa por abajo del 60%, encontramos un valor extremadamente alto de 89 horas, comparado con las 48 horas históricas para marzo.
Esto demuestra que el ambiente se presentó seco durante mucho tiempo. Por otra parte, la heliofanía (presencia de brillo solar durante el día, sin ausencia de nubosidad) y la radiación (intensidad de la luz solar) estuvieron con valores muy por debajo de lo normal durante enero y marzo, dando cuenta de un ambiente seco de poca insolación particularmente en marzo, que generó un estímulo suficiente para iniciar el proceso madurativo a pesar de la falta de desarrollo de los cañaverales, explicado por los valores limitantes que observamos en enero.
Precipitaciones
El caso de las lluvias aparece como la variable más inestable, con una ocurrencia no homogénea en las distintas zonas. Cabe mencionar que el comportamiento de las precipitaciones durante enero resultó muy inferior al normal, con una distribución no uniforme, donde el mayor volumen se produjo sobre el último tercil del mes. Febrero, en tanto, se presentó con valores normales; y marzo volvió a mostrar déficit.
Esta situación comparada con la de los últimos cinco años expresa lo complejo del proceso madurativo de los cañaverales, ya que la actual campaña se presenta con un inicio muy bueno en condiciones climáticas muy distintas, donde los cañaverales tienen un marcado retraso en el desarrollo y crecimiento, que se agrava en algunas zonas. Esto da cuenta de que, pese al retraso en el desarrollo, el cañaveral inició un proceso firme de maduración, quedando escaso margen para seguir la fase de crecimiento. Por lo tanto, con la altura final que presentan actualmente las cañas, solo resta esperar que terminen de madurar los entrenudos apicales.
El grupo Caña de Azúcar del INTA Famaillá continuará con un relevamiento detallado de la evolución del ciclo madurativo de los cañaverales próximos a molienda, destacando que los valores obtenidos son orientativos de la evolución madurativa en la provincia y tienen por finalidad ejercer una comparación con igual fecha de análisis de campañas anteriores.