Un encuentro con el amor y la entrega

Un encuentro con el amor y la entrega

Leonardo Gavriloff protagoniza “Cristos despojados”, la obra escrita y dirigida por Graciela Weiss. Mirada más allá de lo religioso.

LA BÚSQUEDA DEL OTRO. Leonardo Gavriloff reivindica el ritual teatral del encuentro en “Cristos despojados”. LA BÚSQUEDA DEL OTRO. Leonardo Gavriloff reivindica el ritual teatral del encuentro en “Cristos despojados”.

Trabajaron juntos en Tucumán; se radicaron ambos luego en la Capital Federal y ahora se reencuentran artísticamente en la provincia para estrenar una obra esta noche y repetirla mañana (solamente) que luego tendrá destino de funciones en Buenos Aires.

Se trata del unipersonal “Cristos despojados”. Sobre el escenario estará Leonardo Gavriloff y debajo, en escritura y dirección, Graciela Weiss. Los secundarán Ricardo Gómez Madrid en música original para la puesta y Benjamín Tannuré Godward en la asistencia. El lugar es CiTá Abasto de Cultura (La Madrid 1.457), y el horario, las 20 tanto hoy como mañana.

El proyecto comenzó en 2018, cuando Weiss lo encaró con la paciencia de que madure con el tiempo. “Por temas laborales e individuales quedó en suspenso y lo retomamos vía on line casi a fines del año pasado para redondear la propuesta y empezar ensayos intensivos y virtuales. También se definió estrenar en Tucumán, la ciudad natal de ambos y donde compartimos muchas historias formativas, laborales y personales”, explica Gavriloff.

El texto se define como una historia que trasciende la realidad cotidiana para abordar “el encuentro de una persona con lo más sagrado que atraviesa y habita toda vida: el amor y la entrega”, afirma. “Aquí se vislumbran tantos Cristos como seres humanos hay en el mundo, ya que cada Cristo vive en cada uno y en el otro. Su sentido va más allá de lo religioso”, resalta.

El actor está radicado desde hace 15 años en la Capital Federal, adonde regresará tras las dos representaciones previstas. “Vine especialmente para compartir nuestro espectáculo con el público, los colegas, la familia y los amigos. El arte teatral es un ritual desde sus orígenes, por lo que creemos que despertarlo o rescatarlo en estos momentos pospandemia, donde se dejó de lado al contacto con los demás, es un motivo suficiente para volver a encendemos en este espacio junto a otros, en un encuentro de común unión proponiendo un hecho de fe para crear un mundo de sueños posibles más allá de la crisis mundial y las creencias personales”, sostiene.

Para Weiss, en tanto, la vuelta a Tucumán fue para quedarse. “Quería reencontrarme con mi tierra, con mi gente, con mis afectos, con mi historia para regalarnos un gran y luminoso abrazo real y simbólico, después de un tiempo en que nos fue negado”, resalta. E invita a lo que define como un convivio teatral en donde el actor, con sus recursos pletóricos de humanidad, invita a uno o a varios otros a jugar dentro de un contexto cultural en el que el amor y lo sagrado están íntimamente religados a un universo espiritual. En ese contexto, la obra impulsa una pregunta: ¿Quién es el Cristo que se tiene desde lo cultural, lo social, lo meramente referencial en ese momento en que nos quedamos a solas con nuestras preguntas?

“Indudablemente, la tradición cristiana nos da como referencia un relato y un perfil a través de la imaginería tradicional que se va internalizando a lo largo de cada vida y que, si no se activa desde motores íntimos, espirituales, no nos permiten ver la imagen del Cristo que está exactamente en el lugar donde no buscamos: el otro. El arte, a través de los tiempos, ha sido siempre una forma de aproximación a Dios, y permite que ‘Cristos despojados’ sea una aproximación dramática que enlaza lo espiritual con lo artístico en un encuentro con el público, que permitirá finalmente ese Cristo social que debiera triunfar en lo terrenal”, adelanta el grupo.

“Es por eso que este espectáculo no pretende ser un aleccionador discurso o una homilía religiosa -aclara-, sino un estímulo introspectivo, una indagación a través del arte, una búsqueda que parte de un hallazgo, una metáfora de tantos hombres despojados de sus derechos más fundamentales: a sus tierras, a un techo, a un trabajo, a toda dignidad humana, oprimidos, marginados... En un sistema vaciado de humanidad y viciado de abusos de poder, corrupción., miseria, pandemias y guerras, esta representación teatral nos trae al presente”, concluye.

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