Vamos con un experimento sencillo. Salí hasta la puerta de tu casa y recorré desde ahí unas seis cuadras a la redonda. En el trayecto, ¿cuántas publicidades, afiches o carteles políticos proselitistas encontraste? A estas alturas, la contaminación visual que existe en la provincia debería urgentemente levantar nuestras alarmas.
En los videos que “Meta Tucumán” comparte en sus redes, las paredes con fórmulas políticas, campañas de viejos candidatos y promesas vetustas no paran de aparecer. A partir de ese registro, es que ellos llaman a la reflexión.
“¿Para qué tantos nombres? ¿De dónde sacaron que esas pintadas ganan votos? ¿Es necesaria tanta insistencia? Quizás me equivoco, pero creo que subestiman nuestra capacidad de decidir. Qué loco que con nuestros impuestos paguemos obras que terminan siendo el soporte de pintadas vacías. Es incomprensible que las mismas personas que elegimos para cuidar la ciudad sean las que la arruinen...”, sentencia la pieza multimedia.
Al margen del impacto estético negativo, este escenario acarrea efectos sobre nuestro bienestar. Por ejemplo, hay estudios que relacionan la sobreestimulación sensorial que hay en la urbe (por las pintadas, las veredas rotas, calles rebalsadas de residuos o propagandas) con un aumento en los niveles de estrés y una disminución de la concentración.
En el plano interno, la desmoralización y la percepción de “estar en un contexto hostil” corre por la misma línea. Al punto de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se ha expresado sobre medidas precisas para fomentar el confort de las poblaciones en las grandes urbes.
“No es lo mismo salir de tu casa y hallar paredes pintadas con frases políticas a encontrar intervenciones artísticas y un paisaje limpio. Eso modifica nuestro humor totalmente. Transitar en un espacio ameno hace fluir emociones positivas, sin olvidarnos de la influencia que tiene en el turismo”, agrega Alejandro Gómez, otro de los gestores de esta asociación civil.
El resto del board lo completan Carla Sirnio, Luciano Argañarás, Pablo Ruiz, Pablo César, Verónica Sánchez y Rodrigo De Rosa.
Si tales nociones resultan fáciles de aceptar, ¿qué nos pasa entonces? ¿Por qué hay tantos actos vandálicos o acciones descuidadas sobre el espacio público?
“En nuestra experiencia la causa es la falta de sentido de pertenencia a una comunidad; carecemos de una identificación con lo que nos rodea”, indica Francisco De Rosa, una de las caras detrás de “Meta Tucumán”.
Para cambiar es preciso reconstruir esto. “Cuando nos sentimos parte de un lugar la lógica nos lleva a cuidarlo. Por eso se dice que un pueblo sin identidad es un pueblo sin futuro. Saber quiénes somos y hacia dónde vamos nos habilita a un encuentro mutuo y, a partir de acá, las acciones hacia el bien común y el respeto aparecen”, afirma.
Para colaborar: tomar la iniciativa
Si querés saber más sobre los proyectos de “Meta Tucumán”, su voluntariado o maneras de ayudar solo tenés que ingresar a la página web www.metatucuman.com.ar o a la cuenta de Instagram @metatucuman.
Un proyecto de ley fallido ¿Qué pasa con las reglamentaciones?
En 2021, la ex senadora Silvia Elías de Pérez presentó un proyecto de ley para reformar el Código Nacional Electoral. La iniciativa proponía (mediante la modificación del artículo 64 bis) obligar a que los partidos políticos limpiaran sus respectivas pintadas y afiches callejeros tras concluir las elecciones legislativas de ese año.
Acorde al documento, una vez que acabara la campaña, las agrupaciones tendrían hasta 20 días para retirar todas las pegatinas, grafitis o cualquier tipo de propaganda electoral que estuviera en espacios públicos no autorizados. De no cumplir con el plazo acordado, cada responsable perdería el 5 % del total de votos obtenidos.
Aunque la propuesta pudo habernos evitado varios dolores de cabeza y broncas, esta quedó eternamente atascada en la Comisión de Justicia y Asuntos Penales (expediente número 1386/21).