Semana Santa: la inflación obliga a cuidar el bolsillo en Tafí

Semana Santa: la inflación obliga a cuidar el bolsillo en Tafí

Miles de visitantes pasen por la principal villa turística tucumana. Los comerciantes debieron adecuar los precios a las subas nacionales.

MUCHA CAMINATA Y ALGUNAS COMPRAS. Hubo varios aumentos de precios en las últimas semanas. MUCHA CAMINATA Y ALGUNAS COMPRAS. Hubo varios aumentos de precios en las últimas semanas. LA GACETA / OSVALDO RIPOLL

Los precios en marzo aumentaron más de un 7% y la plata alcanza cada vez menos. Pero esta situación no impidió que las calles y los comercios de Tafí del Valle luzcan colmados de visitantes este fin de semana. Los dueños de los locales tafinistos se mostraron muy conformes con la concurrencia de gente durante los primeros días de Semana Santa, según un sondeo presencial de LA GACETA.

“La gente siempre viene a Tafí. Semana Santa no falla. Esperamos que acompañen las condiciones del camino”, dice Sofía Del Río, dueña y administradora de uno de los locales gastronómicos más concurridos del valle. “Este año retoma La Pasión, eso es muy importante para movilizar el turismo”, agrega.

De todas formas, pese a la circulación de visitantes, Del Río sostiene que los aumentos de precios se evidencian en el comportamiento de la gente. “Se siente, se ve que se cuidan muchísimo a la hora de consumir, piensan dos veces qué van a pedir. La gente achicó su consumo. Al tucumano le encantan los bares, pero ahora piden cartas, precios, y ven diferentes lugares antes de sentarse”, indica.

Del Río afirma que en su local mantienen precios similares a los que se ven en bares de Yerba Buena y San Miguel de Tucumán, y procura no fijar grandes aumentos en la carta en fechas especiales. “No hago subas generalizadas. Si aumenta el café entonces subo sólo el café. Pero no trasladé el crecimiento del precio de mis proveedores al público porque priorizamos el nivel de venta. Por ejemplo desde el verano a ahora el café lo subí un 6%, pero mis proveedores lo aumentaron 15%”, explica.

Noelia Sosa, encargada de otro tradicional restaurante de la zona, afirma que esperan colmar la capacidad del salón durante el fin de semana. Y dos largas mesas reservadas sugerían que el objetivo será alcanzado. “Se espera mucha gente gracias a Dios. El regreso de La Pasión ha sido un detonante para movilizar el turismo”, coincide con Del Río.

“Hemos tenido que actualizar precios respecto de la temporada de verano. Igual hay desconcierto sobre el valor general. Uno paga y no sabe si es caro o barato”, dice en cuanto a los aumentos que debieron aplicar en el último mes. Destaca, además, el incremento del uso de tarjetas de crédito. Antes, en su local, un 70% de las ventas se hacía en efectivo y un 30% con tarjeta; esa relación actualmente es del 50% e incluso a veces se vende más con tarjeta.

“Respecto del carnaval el incremento fue entre un 10% y un 15%”, informa. En ese entonces, hace sólo un mes y medio, una empanada costaba $ 90, mientras ahora se vende a $ 120; el menú (entrada, plato principal, postre y bebida) sale $ 1.200, mientras en carnaval salía $ 1.100, aunque durante febrero se lo cobró a $ 990.

Los sabrosos fiambres

Tomás Erazo, que atiende una conocida fiambrería en el centro de la villa, apunta que los clientes consumen menos debido al crecimiento de los precios. La mayoría de los que ingresan a su local buscan las buenas ofertas antes que la mejor calidad. “Un queso y un salame, de la promo que lleva la mayoría, está a $ 610. En el verano esa misma promo estaba a $ 500”, ejemplifica, y agrega: “eso no aumentó mucho porque son promociones y es lo que más se llevan. Otros productos que son más caros aumentaron bastante más”.

Las artesanías y productos locales también fueron víctimas de la inflación. Los mates, que antes se comercializaban entre $ 500 y $ 2.500 (dependiendo de la calidad), ahora se cotizan entre $ 800 y $ 3.000, o incluso más en algunos negocios. “Una de las cosas que más aumentó fue la lana y nosotros vendemos muchos productos hechos con ese material. Por eso se nota que han bajado las ventas. Por ejemplo, un poncho antes lo conseguías a $ 2.800 y ahora salen $ 4.000”, sostiene César Ayala, dueño de un comercio en el centro de la villa turística.

No a todos les afecta negativamente la situación inflacionaria en Argentina. Los extranjeros, en general, se ven beneficiados por el tipo de cambio y aprovechan esto para visitar el país. Ese es el caso de Jorge Morena, que vino desde San José, Uruguay, a pasar el fin de semana en el norte argentino. Llegó con su mujer, su hermano, su cuñada y su madre, Sonia, que fue quien propuso el destino turístico. “Entramos por Jujuy, bajamos a Salta haciendo el paseo por Salinas Grandes y el Tren de las Nubes. Después vinimos a las ruinas de Quilmes. Ahora disfrutamos de Tafí y después terminamos en Tucumán”, cuenta el uruguayo. “Lo pasamos espectacular en todos lados, con mucha comida, en especial empanadas, y siempre fueron muy atentos. Con el precio de las cosas no tenemos problemas, la verdad nos resulta muy barato, está muy bien por el tipo de cambio, sobre todo para comer o comprar artesanías”, asevera, y señala una bolsa llena de cosas que acababa de comprar.

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