Hay que trabajar en la seguridad
Vicente Machín
Periodista
Las picadas son carreras de autos y, como tales, ya tienen sus reglamentos para poder realizarse. En Tucumán se hicieron legalmente durante mucho tiempo y con las normas de seguridad acordes a una competencia de autos, con todos los permisos y seguros correspondientes.
En lo que solamente hay que trabajar para que vuelvan a correrse, es en conseguir un predio apropiado para que se hagan las mismas con todas las medidas de seguridad que son requeridas para su práctica.
Deportivamente, privilegia a los pilotos y preparadores de los vehículos, como cualquier otra carrera de autos. Está vinculada al peligro; como cualquier competencia de vehículos, todas son peligrosas. Es un deporte de alto riego por eso hay que trabajar en la seguridad. Lo cual, si se analiza y mira cualquier picada legal, están las medidas para tratar de minimizar los riesgos.
Son mucho más peligrosas si se las hace en la clandestinidad porque no existe ninguna medida de seguridad, produciéndose tantos accidentes y tantas muertes de personas que no tienen nada que ver con la práctica. Si se las lleva a un plano de picadas legales, el porcentaje de siniestros graves es casi nulo y baja muchísimo en el caso de los pilotos. La gente, por lo general, lee las noticias de accidentes de las picadas que son clandestinas, quizás por eso lo relacionan mal con lo deportivo.
Hay que encauzar el fenómeno a través de la cuestión deportiva
Dr. Ricardo Bussi
Presidente de la Comisión de Deporte de la Legislatura
La presentación de Rodríguez Robledo se hizo en mesa de entrada de la Legislatura. Luego nos acercaron una copia a mi despacho. La estudiaremos, mantendremos reuniones con involucrados, analizaremos cuáles fueron los detalles del veto por parte del ejecutivo provincial en 2011 y avanzaremos, si es pertinente, en una propuesta superadora. Luego, entrarán en acción las comisiones de trabajo involucradas que, dada la situación, serán, seguridad, salud, entre otras. Hay camino por recorrer y estamos dispuestos a dialogar con todos los sectores y avanzar en la medida de lo posible sobre esta práctica que tiene adeptos en Tucumán.
Hay provincias como Salta, Mendoza y Córdoba que han trabajado sobre el tema. En Córdoba, por ejemplo, las picadas se han organizado como pruebas de velocidad, en predios cerrados y con contención de público. La normativa en dicha provincia es clara y muy precisa al respecto. El CO.SE.DE.PRO (Consejo de Seguridad Deportiva) es quien determina las condiciones y los requisitos que deben cumplirse. En tanto el Código de Convivencia, plantea específicamente, en su artículo 106, la prohibición de las carreras de velocidad en la vía pública (autos, motos y bicicletas) sin permiso de la autoridad competente, sancionando con multas, trabajo comunitario y hasta arresto a quien infringiese la ley.
Hay que encauzar este fenómeno a través de la cuestión deportiva. Evitar la clandestinidad y establecer un marco regulatorio para que quienes lo practican, puedan participar de las carreras organizadas en un marco de seguridad. Sabemos que muchas veces el Estado se ve superado por este tipo de situaciones: ineficacia de los controles viales, impunidad de los corredores y foco de muchos accidentes viales, algunos de ellos, mortales. Bien sabemos que las convocatorias se realizaban en avenidas o en algún sector poco transitado de las rutas provinciales, poniendo en riesgo serio de vida a transeúntes. Ni qué hablar de las nulas medidas de seguridad de los motoristas (falta de uso de casco, choques a máxima velocidad) que al ir a tanta velocidad sufrían accidentes y hasta la muerte.
Es una práctica clandestina. Que no tiene ningún marco legal de regulación. Pero tampoco debemos negar la realidad y hay que decir que se la continúa practicando, que mueve dinero y que anteriormente (año 2011) hubo intento de regulación que fue vetado por el ejecutivo. Para normalizar esta situación hay que tener un circuito en donde los controles funcionen, las medidas de seguridad se establezcan claramente, con policía, bomberos, SIPROSA, todos enfocados en el cuidado y el cumplimiento de una serie de requisitos para los amantes de la velocidad y los peatones también.
El “fierrero” debe tener un lugar donde pueda ser feliz
Sebastián Alejandro Gutiérrez
Ex corredor-tallerista
La gente cree que porque se van a legalizar las picadas, serán legales en las calles. Lo que se busca es erradicar las picadas de la vía pública fomentando que la persona pueda realizar este deporte o destreza en un lugar apto. Es un circuito que nada tiene que ver con un autódromo: es un espacio en el que se realiza una aceleración de 0 a 250 metros y ahí termina.
Hace unos años yo presenté un proyecto en el que proponía un polo turístico. No sólo que se puedan hacer picadas, también donde la Municipalidad pueda trabajar: otorgar un carnet de manejo, tener un circuito con normas viales adentro, donde se aprenda a estacionar, etcétera. El lugar también servía para esparcimiento. Hoy, el que tiene un auto “bajado”, va con música a la rotonda de Yerba Buena. El vecino no lo comparte, no le gusta. Otros van al parque 9 de Julio y sufren robos. Toda esa gente que le gusta los “fierros” tiene que tener un lugar en el que puedan ser felices, como el que le gusta ir a una cancha de fútbol y gritar hasta quedarse sin voz. El “fierrero” es muy fanático como el hincha de San Martín o Atlético. En un picódromo, está el que le gusta mostrar su auto, ponerle silicona a las ruedas, acariciarlo y no es “picadora”. Y está, la otra persona que sí lo es, la que le gusta acelerar en el circuito, que quiere pagar un impuesto, una inscripción y un seguro de carrera.
Al ser un lugar apto para un evento, lleva tribunas laterales por lo que se pueden hacer otros tipos de actividades y no sólo carreras de autos, sino también funcionaría como un corsódromo, similar a los de Brasil. Festivales, encuentros de food trucks, ferias; se pueden hacer muchas actividades que activarían la gomería, la casa de repuestos, el kiosco, el taller mecánico, los hoteles.
También hay que trabajar en la concientización de la gente y la juventud; no todo es hacer multa. A los jóvenes se les puede enseñar cómo mantener un vehículo y, si le gusta lo deportivo, lo realice en un lugar acorde. Esa persona, luego ya siendo grande, tiene una cultura responsable en ese sentido.
Los tucumanos que corren picadas se van a Salta, Jujuy, Córdoba. Aquí, se cerró el autódromo y no hay un lugar. Si no se hace algo, el “fierrero” seguirá saliendo a la calle. Tampoco se dice que no habrá más choques, va a haber un índice menor. Así, el padre le va a decir a su hijo: “¿te gusta acelerar? Bueno, ponéte el casco, el cinturón, aprendéte las normas de seguridad y hacélo dentro del circuito donde está la ambulancia, el bombero y hay un seguro”. Yo le preguntaría a los políticos porqué no se puede hacer. No están capacitados para hablar de este deporte o destreza. Todos van a lo mismo: se van a matar, se van a matar, insisten, y con esa actitud no hacen, ni dejan hacer.