La práctica de teatro en los niños mejora las habilidades sociales; ayuda al desarrollo de las capacidades expresivas; estimula la imaginación y potencia la autoestima. En el caso de los nenes tímidos, puede hacer que aprendan a soltarse. El trabajo en equipo es otro de los valores de estas clases: se tiene que empatizar con los compañeros para sacar adelante una muestra. También y a partir de los cinco o seis, los chicos tienen la oportunidad de mejorar su nivel de lectura y expresión oral, lo que repercute directamente en el rendimiento escolar. "Incluso, esta actividad puede ser aprovechada para minimizar el bullyng escolar", expresa Marcos Zerda, actor, director, asistente técnico y profesor de teatro.
- ¿Por qué más recomienda la práctica del teatro infantil?
- Además de lo que ya se expuso, el teatro contribuye al respeto por la diversidad; brinda herramientas para la construcción de la identidad y, fundamentalmente, da cuenta de la necesidad y la importancia del otro, ya sea la persona con la que se interactúa sobre el escenario o aquella que se sienta a mirar lo que hemos creado.
- ¿El teatro es una herramienta para la vida?
- No tengo ninguna duda. Se trata de un arte presencial que en Occidente tiene sus orígenes 25 siglos antes del nacimiento de Cristo. Es una herramienta de transformación social extremadamente poderosa. Nos permite imaginar otros mundos y otras maneras de ser y de estar en la vida. Nos permite soñar con la libertad.
- ¿Hay alguna edad ideal de iniciación?
- En lo personal, considero que los seis años son un buen momento para empezar. Las niñas y niños ya han atravesado la escolarización inicial; es decir, saben de tiempos de espera y pueden jugar en grupo. Para encuadrar, solemos decir que los talleres infantiles están destinados a una población de entre seis y 11 años. Pero eso puede variar.
En general, las clases de teatro infantil se estructuran -relata Zerda- con una ronda inicial de presentación, donde se charla sobre lo que los integrantes vivieron los últimos días. Luego viene un momento de juegos, que se usa para estimular la concentración; la desinhibición; la creatividad y la escucha, entre otros valores. "Más adelante, se construyen escenas grupales en base a alguna temática específica y se les enseña la lógica del relato. Se les da un tiempo para que preparen lo que van a mostrar. Sobre el final de la clase, los grupos hacen las veces de artistas en escena y luego ocupan el rol del público, cuando les toca observar y escuchar a sus compañeros", prosigue.
Y es que este lugar de espectadores también conlleva sus beneficios. Desde la mirada de la actriz y profesora de teatro Vicky Ibáñez, ver obras aumenta la concentración y hace que se entienda mejor el mundo. "Acercar el teatro a los niños y por consiguiente a la cultura y a las artes les beneficiará en una multitud de aspectos de su personalidad y desarrollo", añade la docente.
Con respecto a la intromisión del teatro en el ámbito escolar y amén de lo mencionado en las líneas precedentes, destaca que a través de la actuación los actorcitos pueden aprender un nuevo idioma o acercarse a los clásicos de la literatura de forma dinámica y amena. "Si el niño protagoniza o asiste a una representación teatral en inglés, por ejemplo, tendrá la oportunidad de incrementar su comprensión", explica.
- Se supone que el teatro les enseña a memorizar.
- Tal cual. Al tener que retener textos para luego verbalizarlos, deben estar concentrados y repasar sus intervenciones. Esto les sirve para mejorar sus tácticas de aprendizaje.
Y como la pandemia todavía se sigue entrometiendo en todos los resquicios de nuestras vidas, una última cualidad del teatro que resalta Ibáñez tiene que ver, justamente, con ello: "después de las cuarentenas y la virtualidad, los chicos regresaron con mucha bronca; con mucha carga de enojo. Ante ese panorama, hoy el teatro infantil nos sirve para reconstruir sus vínculos".
Vanesa López -licenciada en educación inicial, psicopedagoga y mamá de tres niños- cuenta que el teatro ayuda a una de sus hijas a potenciar sus posibilidades de comunicación, tales como bailar, cantar y expresarse con el cuerpo. Aunque no es lo único. Lo fundamental, remarca, es que beneficia su autoestima y su conocimiento de sí misma. "Cada clase le abre un mundo de todo aquello que es capaz de lograr", sintetiza.
Pero finalmente y lo que más le gusta de esta disciplina (al menos a la madre) es la posibilidad del encuentro con los otros. "El trabajo en equipo es fundamental para lograr la puesta en escena", cierra.