Las internas, los reacomodamientos y las expectativas mantienen movilizados a los dos principales frentes políticos del país. Los sectores más numerosos del oficialismo y de la oposición transitan esos períodos de zozobra característicos entre una elección de medio término y las de renovación total de autoridades. En el caso de Juntos por el Cambio (JxC), los vínculos entre las distintas vertientes están marcados por las apetencias, por las tensiones y, fundamentalmente, porque todos se necesitan entre sí para “sobrevivir”.
En Tucumán, las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) ordenaron lo que el diálogo no pudo: que las cabezas de las listas para el Congreso serían quienes por entonces se desempeñaban como intendentes de las dos principales ciudades de la provincia: Germán Alfaro (San Miguel de Tucumán) y Roberto Sánchez (Concepción). Las elecciones generales de octubre no sólo consagraron a Alfaro como senador (renunció y su lugar es ocupado por Beatriz Ávila) y a Sánchez como diputado, sino que las urnas también los designaron como los principales referentes opositores y probables miembros de una fórmula gubernamental.
Los buenos resultados de JxC en el ámbito nacional y la crisis en el Frente de Todos (FdT) abrieron la chance real de disputar el Gobierno nacional y mejorar el panorama en las provincias.
A cinco meses de los últimos comicios, la dupla que reunió el 40% de los votos no está constituida. Si bien distintos dirigentes les pidieron que lideraran el armado y trabajaran para la consolidación con la mirada puesta en 2023, no hubo señales hasta el momento de que eso pueda suceder. Públicamente, tanto Alfaro como Sánchez reconocen que desde hace meses que no hablan. Que las conversaciones no se dan. Que no se reúnen. Desde el cónclave en Tafí del Valle, en febrero, que tampoco se cruzan en eventos. Esto también se refleja en la agenda de la oposición, que parece dispersa y desconectada entre sí.
En el seno de JxC sostienen que lo que suceda en la mesa nacional en cuanto a las postulaciones presidenciales y la definición de cómo se trabajará en los distritos sin sistema de primarias provinciales será importante, pero no determinante, porque en cada provincia la realidad es diferente. También advierten que el panorama puede modificarse dependiendo de lo que pase en la vereda del frente con la relación política entre el Jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el gobernador, Osvaldo Jaldo.
Una particularidad que destacan desde distintos partidos cambiemistas es que se están disputando veladamente un poder que aún no se tiene.
Dos gobernadores
¿Por qué no congenian Sánchez y Alfaro? La obviedad dice que porque uno es radical y el otro, peronista. Y en parte sí, esa diferencia sustancial no es sólo una cuestión de partidos antagónicos sino que es bastante más profunda. Dirigentes cercanos a ambas figuras subrayan las diferencias basales y mencionan cuestiones políticas; de carácter y de predisposición. En cuanto a las políticas, todos opinan que la manera de concebirla y de ejercerla son diametralmente opuestas.
Hay dos cuestiones, sin embargo, en la que coinciden todos y que sea, probablemente, la causa principal del incordio: los dos sostienen que serán candidatos a gobernador. Ninguno quiere ser segundo del otro.
Los entornos se señalan mutuamente como grandes impedimentos para un acercamiento. La desconfianza atraviesa la relación.
En el alfarismo dicen que Sánchez está rodeado principalmente por antiperonistas y por políticos que, aseguran, no tienen demasiada experiencia en cargos electivos. Expresan que lo tratan como “campeón” y que en la política “los campeones no existen”. Separan de esta generalización a Mariano Campero y su equipo. En el sanchismo, por su lado, dicen que los cercanos a Alfaro no quieren un acercamiento porque perderían la posibilidad de quedar mejor posicionados si es que tienen que compartir espacio. No comparten los métodos de los capitalinos y no quieren “quedar pegados” con ellos.
También apuntan a una cuestión de química como base. No la hay. Cuando hablan con sus allegados, no parecen estar interesados uno en el otro ni por conveniencia. Cuentan que sus temperamentos también son muy diferentes: grafican a Sánchez como reservado; cauto al hablar; tímido; serio y muy determinado y a Alfaro como locuaz, experimentado, rápido y de declaraciones picantes.
Alfaro
En el Municipio capitalino consignan que, a diferencia de Sánchez, Alfaro es un político de territorio, que vive la política desde que era muy joven, porque su padre y su tío eran dirigentes. Cuentan que la experiencia en diferentes cargos electivos y ejecutivos lo posiciona de una manera más sólida frente a los distintos escenarios políticos que se van planteando. Destacan que sus decisiones son estratégicas y que siempre tiene un as bajo la manga. Ven como un don que tome decisiones polémicas, como una candidatura testimonial, y que asuma el costo político sin inconvenientes.
Además dan cuenta de su pragmatismo y que ha formado su propio partido, el PJS, para contar con autonomía y estructura. Creen que atraviesa por un buen momento, dado que está a la cabeza de una de las administraciones municipales más importantes del país; que tiene una banca en el Senado que lo pone en el mapa de una “elite” política; que cuenta con legisladores y concejales y con referentes en comunas y ciudades. También destacan que pudo construir un grupo heterogéneos con justicialistas, radicales y miembros del PRO. La alianza con Horacio Rodríguez Larreta también se anota como un capital sustancial. Toda esta estructura y la manera de emplearla, afirman, es una ventaja fundamental en las urnas.
A las huestes alfaristas no les desvela hoy un acuerdo con Sánchez. Critican su inexperiencia y su “poca capacidad” para expresar lo que quiere a la hora de negociar. También creen que tiene falencias a la hora de hacer política, porque no proviene de ella. Concluyen que no le ven el carácter suficiente como para aspirar al principal cargo local.
Insisten en que personalmente Alfaro viajó a Concepción el año pasado varias veces para ofrecerle ser su candidato a diputado y para acordar y que también intentó mantener un contacto fluido.
Sánchez
En Concepción y sus alrededores destacan que Sánchez, en comparación con Alfaro, tiene una imagen “impoluta” y que representa una renovación en la política, algo que es valorado por el electorado de JxC. Ven como positivo que sea un “outsider”, que provino del sector productivo y deportivo, y que pudo construir una carrera política, permanecer y crecer. Detallan que su gestión municipal contó con el visto bueno de la mayoría de los vecinos y coinciden en marcar la “honestidad” como su marca. Repasan que, como ingeniero, tiene una mirada ordenada y pragmática. Afirman que, aunque no parezca, tiene carácter firme y que una vez que tiene una idea, no para hasta concretarla. Ejemplifican esta afirmación con el camino que hizo Sánchez en los últimos meses: tomó decisiones contundentes que consideró necesarias para llegar a la candidatura gubernamental. Fue candidato a diputado; se sometió a unas Paso; dejó la intendencia para ir al Congreso (implica una estructura política menor y “salir del territorio”) y se puso a la cabeza del proceso de normalización de la UCR. Hacen hincapié, en este último punto, en que pudo tomar las riendas en el momento de mayor tensión y llevar adelante decisiones sobre la conformación de la lista para aspirar a evitar los comicios. Varios radicales se mostraron sorprendidos.
Los que lo conocen señalan que su sociedad política con Campero fue inteligente, porque se complementan dado que el yerbabuenense le aporta la “audacia y empuje”. Opinan que la cercanía con Alfonso Prat Gay y con Gerardo Morales podrían gravitar en 2023.
A los concepcionenses tampoco les desespera un acuerdo con Alfaro hoy. Consideran que es una figura “gastada” y que podría afectar la buena imagen de su referente principal.
En los dos sectores marcan que hoy la foto es por separado. Sí se ven dentro de JxC. No descartan, empero, que todo pueda cambiar porque hay una necesidad mutua. Sí consideran que el espacio debe ampliarse y prevén que los próximos meses serán para definir cómo se armará JxC para 2023. La fecha de la elección provincial, antes de las nacionales, será un punto a considerar. Cada uno tratará de llegar lo mejor posicionado. Los motivos por los que la dupla no es tal pueden profundizarse o disiparse. El final es abierto.