Una cumbre antigrieta que reunió, en San Isidro, a importantes referentes del peronismo no oficialista, del Pro, de la UCR y de otros espacios opositores. Una definición de otro peronista alineado con Mauricio Macri, Miguel Pichetto, que señala que el intendente capitalino “Germán Alfaro será la figura emergente de la coalición aquí en Tucumán, con grandes posibilidades de ser gobernador”. Reuniones entre gobernadores que van más allá de lo institucional y que se testean políticamente para saber qué camino tomarán con vistas a 2023. La debilidad del oficialismo gobernante contribuye al armado de estos escenarios. Sin embargo, las oportunidades de un lado y del otro de la grieta no se aprovechan.
El Gobierno no logra superar las diferencias entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. No hay diálogo entre ambos. Se vislumbran gestos de desconfianza entre ellos más allá de sus diferencias por el acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Los políticos van a contramano”, argumenta Aníbal Urios, analista político y director de DC Consultores. “Una oposición completamente dividida le hace el caldo gordo al peronismo que, a su vez, con sus disidencias internas, promueve la aparición de nuevos dirigentes que no estén quemados en la consideración social”, señala el politólogo en una charla con LA GACETA.
La fórmula que gobierna el país tiende a desintegrarse a medida que pasan los días. La grieta ya no es tan sólo con Macri. “Buscarán que Alberto sea el culpable de todo, pero los electores saben que Cristina también forma parte de este gobierno”, advierte Urios. A su criterio, este tipo de actitudes marca el principio del fin del verso, porque la palabra no alcanza para disimular gestión. “La sociedad está pidiendo planificación, el armado de proyectos y una idea de gobierno pluralista en el que no se antepongan ni los nombres ni los egos”, expresa.
Cena interpartidaria
La transversalidad vuelve a asomar en el escenario político argentino. La cena en la casa porteña del salteño Juan Manuel Urtubey es el resultado de una suma de voluntades que observan a una Argentina sin Cristina y sin Alberto, con una renovación de caras y de ideas en la política. En esa orientación, los analistas coinciden en afirmar que el diputado liberal Javier Milei es el que supo aprovechar, hasta ahora, esa queja contra los partidos tradicionales que ponen los mismos apellidos en sus conducciones.
El peronista cordobés Juan Schiaretti y el radical jujeño Gerardo Morales están hilvanando lo que puede llegar a ser la propuesta de coalición de una ancha avenida del medio que intenta sumar al actual presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. El santafesino Omar Perotti y el entrerriano Gustavo Bordet están en la hoja de ruta de esta incipiente coalición política, aunque ambos, en los últimos días, han dado pruebas de fe a la Casa Rosada.
En ese ámbito de poder se llegó a mencionar que si bien el tucumano Juan Manzur se presenta como el armador de la liga de gobernadores peronistas, el santiagueño Gerardo Zamora viene hablando con varios de sus pares para auscultar acerca de qué le sucederá en 2023 si las peleas internas del Frente de Todos continúan y se profundizan. Ambos participaron ayer, en Salta, de la cumbre del Norte Grande.
El problema de fondo es si Alberto Fernández tomará decisiones de gestión y de armado político que signifiquen terminar con las internas. Su ministro de Economía, Martín Guzmán, ha sido herido por el kirchnerismo. En el peronismo miran al economista Marco Lavagna, actual director del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), como un probable recambio, acompañado de un equipo de expertos.
Con sello tucumano
Tucumán no queda al margen del internismo. Tras la bendición de Pichetto, el intendente capitalino habló de buscar la gobernabilidad, “para que este Gobierno termine su mandato, porque los problemas los tienen ellos y no la sociedad”, enunció durante la presentación del libro del actual titular de la Auditoría General de la Nación (AGN). “El Gobierno nacional está totalmente fracturado y es anómalo, porque el poder de decidir lo tiene la vicepresidenta cuando debería tenerlo el presidente”, completó Alfaro.
La actitud de Pichetto causó revuelo. Por caso, el diputado nacional e integrante de Juntos por el Cambio, Domingo Amaya, salió a decir que nadie está en condiciones de levantar la mano de nadie porque este año es de trabajo y 2023 de definición de candidaturas. “Todos aspiramos al máximo cargo, pero aquí nadie se salva solo y hay que pensar cómo sacar a la gente de ese golpe al bolsillo que le da la inflación”, indicó Amaya a LA GACETA. El ex jefe municipal, que está conformando su propio partido, acotó que, si la oposición quiere ser gobierno en 2023, “debe mostrar actitudes serias y no ser sectarios ni en Tucumán ni a nivel nacional”.
La foto institucional entre el intendente de San Miguel de Tucumán y el gobernador interino, Osvaldo Jaldo, está lejos de tomarse, mucho más a a partir de las declaraciones de Alfaro. “Algunos movimientos que ha efectuado la oposición han causado la expulsión de peronistas. Nosotros los estamos recibiendo con los brazos abiertos”, dijo Jaldo, sin entrar en detalles. En buen romance, aludió al acercamiento entre Alfaro y el legislador republicano Ricardo Bussi.
El vicepresidente del distrito Tucumán del Partido Justicialista afirmó que esa fuerza política está fortalecida y que ya ha cerrado las heridas del pesado, sumando a más peronistas “que no nos venían acompañando”. El gobernador interino, además, señaló que no hay que perder de vista la conflictividad global que ha golpeado a la Argentina y que, frente a ese escenario, es fundamental acompañar la gestión de Alberto Fernández. “Aquellos que hoy creen que se pueden diferenciar se equivocan; todos somos el Frente de Todos, así hemos llegado al poder en 2019 y así debe continuar”, acotó.
Otro dirigente que habló acerca de los dirigentes peronistas que ya buscan diferenciarse de la actual gestión fue el vicepresidente primero de la Legislatura, Regino Amado. “Aquellos que propician cumbres por fuera de la estructura realizan movimientos típicos frente a la abstinencia de poder de aquellos dirigentes que no han tenido éxito”, manifestó el monterizo. Consideró que ese tipo de disidencias no se replicará en Tucumán porque el PJ es frentista y, llegado el momento, nos unimos de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba porque hay vocación de poder”.