Tras más de cinco horas de discusión, y con ayuda de dos aliados clave, el oficialismo del Senado le dio media sanción, con modificaciones, a la reforma del Consejo de la Magistratura que eleva de 13 a 17 los miembros del Consejo de la Magistratura y no incluye a ningún representante de la Corte Suprema, el principal punto de los cruces con la oposición.
El problema será que el proyecte tenga la otra media sanción en la cámara baja: parece una misión imposible.
La Cámara de Diputados ahora tiene menos de una semana si pretende convertirlo en ley a tiempo; una misión imposible porque, al menos así como está, la iniciativa no cuenta con los votos suficientes.
"Antes del 15 de abril hay que tener una nueva ley. Quedan 4 días hábiles.El tiempo es muy escaso para darle en Diputados un tratamiento responsable a un tema de este calibre", reconoció minutos después de la votación el jefe de bloque del Frente de Todos en Diputados, Germán Martínez.
El fallo del Máximo Tribunal -que declaró inconstitucional la reforma de 2006- ordenó que si antes del 15 de abril no existe una nueva ley, el Consejo debe volver al sistema anterior, cuando regía la ley de 1997. Eso significa una integración de 20 miembros, con el titular de la Corte Suprema como presidente también del Consejo.
Pero para adecuarse a eso, el Consejo tiene que sumar siete consejeros más y tampoco llega con los tiempos. Por eso, tanto en el oficialismo como en la oposición, reconocen que la situación caerá en un "limbo" y que hay riesgo de "parálisis" en su funcionamiento.