Para Lorena Rodas, sommelier y profesora del Wine Institute, la propagación de vinos provenientes de zonas emergentes “origina una serie de cambios muy significativos en el panorama vitivinícola por sus adaptaciones a las nuevas exigencias de los consumidores, como así también al mercado”.
En relación a estos productos, la profesional describió que en el caso de los viñedos de la Quebrada de Humahuaca la amplitud térmica puede variar en 20 grados entre el día y la noche. Esto colabora con la maduración de los frutos, como también los vientos que permiten una alta sanidad de las viñas.
“Por estos lugares encontraremos fruta con una acidez natural elevada, por lo tanto, sus vinos tendrán una frescura vibrante, de colores, sabores y aromas profundos. Los malbec, cabernet sauvignon, syrah, merlot están dando grandes alegrías a los productores de la zona y el sauvignon blanc se abre camino para distinguirse de otros que puedan encontrarse en otras zonas del país y del mundo”, dijo Rodas.
Y agregó que a partir de las variaciones en la altitud “los consumidores se encontrarán con expresiones distintas, porque cada terroir es diferente y eso se transmite. Metro a metro las vides cambian y por eso cada descorche será una sorpresa”.
Finalmente, la sommelier habló del maridaje que logran las empanadas con los vinos y señaló que ya sean fritas o al horno de barro, esta comida marida perfectamente con un torrontés salteño. “Digo salteño porque es en el Valle Calchaquí donde esta cepa logra su mejor expresión. Para los amantes del vino tinto, también se logra una armonía entre comida y un malbec o un cabernet”.