Hay tucumanos que fueron a la guerra y viven entre nosotros. Son muchos, más de 400 de acuerdo con el padrón actualizado por los centros de veteranos. Y hay tucumanos que murieron en la guerra. Son 25. Cada uno de ellos tiene una historia para contar; todas emocionantes y desgarradoras. Algunos las convirtieron en una bandera e hicieron de esos relatos una suerte de religión. Otros callaron, porque el solo recuerdo abre heridas para las que no existen suturas conocidas. Hablar de Malvinas es una experiencia tan personal e intransferible que 40 años parecen 40 días. Se es combatiente hasta el último suspiro.
Hay una memoria de la guerra como un episodio histórico, sangriento, objetable y doloroso. Es el registro de las motivaciones políticas, de las batallas, de la euforia del durante y el via crucis del después. Una memoria explorada a lo largo de cuatro décadas por especialistas dedicados a desmenuzar los cuándo, los cómo y los por qué. Una memoria manipulada, tironeada, sujeta a lógicas controversias. A veces silenciada y a veces convenientemente utilizada. Memoria de estudiosos, pero también de aprovechadores. Memoria que de lo verdaderamente heroico, terminó mutando -aún en contra de su voluntad- en mito o, mucho peor, en fantasía.
Es tiempo de hacer memoria de la mano de los protagonistas. Sin intermediarios, sin interpretaciones. Mirando a los ojos y escuchando. Atentos a los gestos que suelen decir más que las palabras, a las marcas en la piel, a las medallas, a los colores elegidos para la ocasión. Más de 400 tucumanos fueron a Malvinas en 1982 y hoy viven entre nosotros; la cantidad impide convocarlos a todos, por eso cada entrevistado es un símbolo que los abraza a la distancia. En este ejercicio de memoria que propone LA GACETA a 40 años de la guerra son ocho las historias recogidas. Vivencias que tienen el mismo valor -ni mayor ni menor- que las de cada camarada de armas.
A su manera, Tucumán le fue dando un sitio a la memoria de Malvinas en el espacio público. Primero tímidamente, luego con la contundencia de los mayores monumentos, fueron multiplicándose por plazas y parques. Cada vez son más las calles que llevan el nombre de los caídos. Es un despertar tardío porque toda guerra perdida impone un duelo social incómodo y difícil de resolver. Por eso hay que hacer memoria. La real. La de los protagonistas.
Los hechos
- El 2 de abril de 1982 las Fuerzas Armadas argentinas desembarcaron en las Malvinas, islas usurpadas por Gran Bretaña desde 1833.
- Los ingleses contraatacaron y al cabo de dos meses y 12 días de guerra consiguieron la rendición de las tropas argentinas.
- Durante la guerra murieron 649 argentinos y 255 británicos.
- 25 tucumanos cayeron en combate. La mayoría (23) murió a causa del hundimiento del Crucero Belgrano.