La campaña de cosecha de gruesa en la provincia es muy incipiente, ya que solo algunos lotes muy tempranos de soja están siendo cosechados y la mayoría espera su proceso de llenado y maduración definitiva para que las trilladoras puedan entrar. La diferencia es que esta campaña vino muy complicada en cuestiones climáticas, por todos conocidas, en la cual el déficit hídrico en todo el ciclo de cultivo fue el principal.
A esto se suman decisiones políticas desacertadas con respecto a las retenciones y al manejo de la inflación, por lo que a todo el sector se le puso los pelos de puntas.
El malestar por estas cuestiones de políticas agropecuarias hizo que el sector muestre su descontento y malestar en todas las zonas productivas del país.
En el suplemento de hoy, así como en anteriores ediciones, estuvimos cubriendo estas alternativas climáticas, políticas y económicas, en las que se dio a conocer la realidad actual por la que pasa el productor argentino y de la región.
A esto se suma la problemática de la escasez de un suministro normal de gasoil, que pega nuevamente al sector, ya que la falta de este combustible complicaría la recolección de granos gruesos y las cosechas de cítricos, teniendo en cuenta que arrancó incipientemente.
Un posible faltante de gas para las agroindustrias es otro aditamento que se suma a la incertidumbre reinante en el hombre de campo.
Llegó abril con todas estas vicisitudes que suceden en el mundo agropecuario nacional, pero el productor debe y quiere seguir trabajando.
Actualmente está pensando en la próxima campaña fina, que se avecina con el condimento de que para muchas zonas productoras de trigo la faltante de agua acumulada en los suelos es notoria y nula en muchos casos, lo que complicaría el inicio o la decisión de siembra, por lo cual las provincias del NOA están seriamente complicadas si no suceden lluvias que mejoren esta situación.
Las actuales perspectivas para la siembra de trigo, por un lado, son buenas debido a los precios internacionales. Pero con respecto a lo que suceda fronteras adentro de nuestro país, no son buenas debido a la incertidumbre comercial que existe por las decisiones gubernamentales que afectarían la libre comercialización del grano y por lo antes mencionado de la falta de agua en los suelos en varias regiones del país.
En el caso de nuestra región y provincia, en cuanto a los lotes de soja próximos a ser cosechados, la humedad acumulada no es la suficiente por la irregularidad de las lluvias durante la época estival y con el inicio de un otoño que parece tener el mismo camino.
Los técnicos vinculados a la producción afirman que para la toma de decisiones de una siembra invernal es necesario que los suelos estén con un balance hídrico adecuado que les permita a las plantas nacer y desarrollarse con el agua acumulada, debido al régimen monzónico que rige a nuestra región NOA, una situación que hoy no se está dando.
Las diferentes investigaciones demuestran que generalmente es necesario realizar cultivos invernales ya que tienen la importancia de que, al poseer los lotes ocupados y libres de malezas durante el invierno, se llega a la próxima gruesa en mejores condiciones, siempre y cuando las lluvias que anteceden a la siembra gruesa sean benévolas.
Los productores saben perfectamente bien que una vez liberados los suelos de los cultivos de verano, si las condiciones climáticas y de humedad de suelo son las adecuadas, tienen necesidad de mantener limpios y bien conservados los campos y, si existen perspectivas de buenos negocios con los cultivos invernales, seguramente se decidan en sembrar lo que crean lo mejor y conveniente para sus campos y sus bolsillos.
Por desgracia, actualmente esta situación no se está dando, por lo que en nuestra región el panorama para la siembra de trigo, como principal cultivo invernal, es una incógnita total.
Seguramente habrá una siembra menor de trigo e invernales a causa de lo que sucedió con las precipitaciones estivales, salvo que lo que queda de tiempo llueva adecuadamente, pero debido a las perspectivas seguramente se analizará con más profundidad si realmente conviene o no sembrar y bajo qué criterios hacerlo.
Con todo esto, al sector productivo solo le queda luchar contra el clima y buscar las mejores herramientas tecnológicas para enfrentar esta situación, está dispuesto a hacerlo y de manera permanente lo confirma. Pero la incertidumbre de lo que sucede con decisiones tomadas que están fuera de su alcance, como las políticas y económicas, crece día a día y seguramente esto incidirá al momento de tomar una decisión de siembra.