“Si siguen sin escucharnos vamos a tener que analizar otras opciones: los cortes de rutas, el cese de comercialización e incluso no descarto que podamos terminar marchando masivamente a Casa Rosada”, indicó José Natalio Iglesias, presidente de la Asociación de Productores de Legumbres del NOA, y ruralista de Rosario de la Frontera, lugar donde ayer el campo realizó una protesta al costado de la ruta 9 (sin corte de tránsito) que congregó a agropecuarios de Tucumán, Salta y Jujuy. Iglesias fue anfitrión de sus colegas.
“Creemos que la concurrencia ha sido mucho más que buena. El campo hoy dijo basta y vino a decirle la verdad a los ciudadanos. Es importante que la gente sepa que de cada $ 100 que produce el productor $ 76 van a las arcas del Estado, también que en 3 años el sector productivo de Argentina con retenciones agropecuarias le aportó al fisco U$S 120.000 ¿qué hicieron con ese dinero? Cada día vemos que hay menos Salud y Educación pero también vemos cada vez más pobreza porque son unos inútiles para desarrollar planes económicos”, argumentó el legumbrero en entrevista con LA GACETA. “Hoy decimos basta porque no puede ser que cada día estemos aportando más y más y Argentina esté cada vez peor”, agregó.
Sobre el aumento a las retenciones a subproductos de la soja, Iglesias aclaró: “a nosotros nos afectan todos los impuestos al campo. El problema es que venimos aportando mucho desde hace años. Acá el problema no es que se haya subido las retenciones 2 o 3 puntos, es la forma imprudente en la que hacen las cosas. Toman medidas sin realmente ver las consecuencias que traen esas medidas”.
“No tenemos por qué soportar que digan que los trabajadores del campo somos el mal de la Argentina, cuando nosotros somos parte de la solución de la Argentina. El problema del país es el gran gasto público que tiene, porque seguimos produciendo $10 y gastando $20. Nada va a mejorar hasta que no acotemos el gasto público”, razonó.
Por último, Iglesias aseguró que lejos de terminar acá, lo más probable es que lo de ayer sea sólo el comienzo de una serie de protestas que volverá a enfrentar a los sectores agrícolas y ganaderos con el Gobierno, como ya ocurrió en 2009.