Reinventarse sobre la marcha, de acuerdo a lo que pide cada partido (o hasta incluso cada pasaje dentro de un juego), es un requisito fundamental para un equipo que desea ser protagonista de un campeonato. Y anoche San Martín tuvo dejar de lado el estilo con el que más cómodo se siente para intentar transformarse en un equipo más pragmático.
Deportivo Maipú llegaba a La Ciudadela exhibiendo credenciales de un conjunto que trata bien la pelota, que intenta jugar en base a un circuito aceitado y que intenta imponerse en cualquier escenario. “Es un rival que lo viene haciendo realmente muy bien. Ojalá que podamos imponernos”, había dicho Pablo De Muner en la previa.
Pero el deseo del DT no se hizo realidad. El “Botellero” fue amo y señor durante casi todo el duelo y el “Santo” debió readaptarse sobre la marcha; sobre todo porque en los primeros minutos no logró coronar dos presiones altas que estuvieron cerca de transformarse en el 1-0.
Diego Sosa terminó mal las jugadas y a partir de ahí, la visita se asentó y comenzó a manejar la pelota, los tiempos y el partido.
Fue raro verlo a San Martín corriendo detrás de la pelota, intentando cortar los circuitos de Maipú y hasta ver cómo los volantes llegaban tarde casi a todas las coberturas.
El gol de Juan Miritello fue un oasis en medio del desierto. Casi sin haber tenido situaciones de peligro, el “Santo” se encontró con el 1-0 gracias a una pelota de balón detenido. El laboratorio rindió los frutos y el ex Talleres de Remedios de Escalada demostró que tiene olfato goleador. Apareció en el momento justo y en el lugar indicado para empujar una asistencia de cabeza de Rodrigo Herrera, justo cuando la primera mitad de moría.
Pero el gol tampoco lo ayudó al dueño de casa. En el segundo tiempo salió hecho una bola de nervios y eso facilitó el juego de un huésped que respetó su libreto al pie de la letra.
Darío Sand estuvo 10 puntos para taparle una situación clarísima a Bruno Nasta antes del primer cuarto de hora del complemento y para sostener a su equipo cuando la pasaba mal.
Los cambios que metió De Muner tampoco hicieron el efecto deseado y, pese a que San Martín logró acomodarse un poco en el campo y hasta tuvo un par de situaciones para sentenciar el juego, terminó sufriendo.
Anoche, la virtud de San Martín fue ser efectivo casi al 100 por ciento, algo que no había tenido en otros partidos en los que había sido superior en el juego. De esa manera logró un triunfo clave para seguir prendido en el torneo y para poder mejorar un poco más tranquilo esos aspectos que lo hicieron padecer en un partido en el que debió dejar de lado su identidad para colocarse el cuchillo entre los dientes.