“¿Y cuántas muertes quieren que lamentamos para que vean lo que está pasando en este barrio?”, exclamó indignada Luciana Ferreyra. La mujer disparó esa frase cuando observaba cómo trabajaban los peritos en San Cayetano. Otra vez hombres vestidos de blanco caminaban por San Cayetano buscando pruebas que ayudaran a esclarecer la muerte de un joven que recibió un balazo en el pecho. Después de 34 días exactos, se registró un homicidio en la capital tucumana, según los casos publicados por LA GACETA. El penúltimo ocurrió el 20 de febrero, cuando Alan Montenegro fue apuñalado en el barrio Juan XXIII (“La Bombilla”).
En una vivienda del barrio se realizaba una fiesta. De pronto, los asistentes se asustaron al escuchar que alguien estaba haciendo disparos al aire. Mario Andrés Monteros (33 años) salió a ver lo que estaba ocurriendo a la vereda. Allí descubrió que en la esquina de Próspero Palazzo y Pío XII se encontraba un grupo de 10 jóvenes. “Fue y les preguntó por qué hicieron los disparos y que dejaran de ‘macanear’. Saltó un chango y le dijo de todo. Empezaron a discutir y el otro se puso de ‘más de pistolero’ y se agarraron a pelear. Como estaba perdiendo mal, sacó el arma y comenzó a disparar sin asco”, explicó Hugo, amigo de la víctima.
Por la balacera, cayeron dos personas. Monteros, que recibió un disparo en el pecho, que fue trasladado al centro asistencial de la zona donde murió. Un joven de 19 años también recibió un balazo. Fue trasladado al Centro de Salud donde quedó internado después de haber sido operado. Los médicos dijeron que su condición de salud era estable y que aún debían esperar su evolución.
El fiscal Ignacio López Bustos, acompañado por su auxiliar Fernando Isa, realizaron las primeras diligencias en la escena del crimen. Agentes de Homicidios, que actuaron bajo las órdenes de los comisarios Juana Estequiño, Diego Bernachi y Jorge Dib, identificaron al autor del mortal ataque. Se trataría de un joven de 19 años que habría disparado en venganza de la paliza que había recibido por parte del fallecido.
“El ‘chango’ que murió era una excelente persona. Todos lo conocían en el barrio. Lo único que pretendió hacer es decirle a ese mocoso que no disparara porque había gente en una fiesta. Le dio los chirlos que no le dieron sus padres a tiempo y ahora se mandó semejante macana”, destacó Juana Ruiz, vecina del lugar donde se produjo el homicidio. Hasta el cierre de esta edición, el sospechoso no había sido ubicado. No se descarta que en las próximas horas se presente con un abogado.
Los habitantes de ese sector de San Cayetano no hablaron bien del prófugo. “Siempre se anda haciendo el ‘hamponcito’ por aquí. Se hace el ‘pillo’ porque anda con un ‘fierro’ (arma de fuego) viejo. Espero que lo atrapen porque si se lo llega a encontrar, no sé cómo terminará”, advirtió Braian López