“Es un tema que nos dolió siempre y más en estas fechas. Todos los 2 de abril apagamos la televisión porque Malvinas sigue siendo muy doloroso para nosotros. Ese día el dolor le gana al orgullo que sentimos”, señaló Valeria Cardillo. Con esas palabras ilustró lo que sienten algunos hijos de los veteranos de la guerra de Malvinas. “El orgullo que sentimos por nuestro padre es inmenso, y agradecemos y nos reconforta que, aunque fuera en sus últimos años, al reconocimiento se lo hayan hecho en vida”, agregó Valeria, una de las hijas del suboficial buzo táctico Ramón Cardillo, quien llegó a ser condecorado por el Congreso de la Nación y por la Armada Argentina por su valor en combate.
El veterano falleció en octubre pasado a los 73 años pero dejó un legado en nuestra provincia tras su participación en la operación Rosario. En la cancha de Villa Mitre, en Tafí Viejo, se recreó en más de una oportunidad los sucesos de ese combate que concluyó con la detención del gobernador inglés que regía en Puerto Argentino.
Valeria y su esposo, Sergio Medina, accedieron a una entrevista con LA GACETA a pesar de la reciente pérdida.
Operación Rosario
Con 14 años, Cardillo, que nació en 1948 en Nueva Baviera (Famaillá) viajó a Mar del Plata para iniciar la carrera militar en la Armada Argentina. Así se convirtió en buzo táctico, pero además a lo largo de su servicio se preparó también como paracaidista y en el manejo de explosivos. Según cuenta su hija, para cuando estalló la guerra, en 1982, Cardillo ya había tenido muchas operaciones similares sobre la táctica que iban a utilizar el 2 de abril. Incluso habían realizado simulacros y ejercicios en Malvinas sin tener conocimiento de que la guerra se avecinaba. “Un día antes de la misión les dijeron lo que iban a hacer y les exigieron que no avisaran ni a las familias porque era una operación confidencial del Gobierno. Esa noche mi papá se fue de casa con su bolso, como para cualquier otro ejercicio, y no nos dijo nada. Yo tenía 5 años, de ese momento sólo recuerdo que le até los cordones de los borcegos antes de que salió. Mi hermano Matías tenía 2 años y Mariela recién nacía”, recuerda Valeria.
Medina dice que lo que ocurrió en la operación Rosario fue “de película”, por todos los detalles que le contó su suegro. Según recuerda, 40 buzos tácticos, divididos en cuatro grupos, llegaron de noche a las islas, bajaron de los botes y nadaron hasta la costa para asegurar el desembarco de los grupos anfibios. El capitán Pedro Giachino tenía ordenes de lograr la rendición sin generar bajas inglesas, pero todo se complicó porque a pesar de la confidencialidad de la misión, los ingleses ya estaban esperando el ataque y un fuerte operativo resguardaba la propiedad. Los soldados argentinos fueron recibidos con disparos y sólo pocos lograron ingresar a la casa del gobernador y capturarlo. Entre ellos estaba Cardillo, que quedó al mando de la operación porque Giachino cayó en batalla.
Tras sacar al regente, el tucumano y tres soldados más quedaron sosteniendo la posición dentro de la casa, en un combate desesperante que concluyó luego de tres horas con la rendición del enemigo. En simultáneo, grupos anfibios argentinos tomaron la base de los Royal Marines y luego acudieron refuerzos a la casa del gobernador.
La lucha que siguió
En 1994 Cardillo se retiró y decidió volver a nuestra provincia con su familia. Hoy la plaza del barrio Policial IV, de Tafí Viejo lleva el nombre del héroe de Malvinas. También hay una calle en Yerba Buena con su nombre. “Agradezco que lo hayan reconocido en vida, no fue inmediato pero el reconocimiento llegó. Todos sabemos que los combatientes volvieron por la puerta de atrás, sin que el Estado los contenga de ninguna forma. Él en esa época recibió medallas pero tenía tres trabajos porque no nos alcanzaba la plata”, contó Valeria. Cuando Cardillo volvió a Tucumán intentó impulsar el reconocimiento a sus compañeros. “Ramón fue militar de carrera y tuvo su pensión por los años de servicio, pero él siempre luchó por los soldados que fueron a la guerra, porque les tocaba, también por los que quedaron en el continente, porque a ellos también les corresponde reconocimiento”, concluyó Medina.