Al comenzar la guerra en Ucrania, fue noticia un grupo de familias argentinas que quedó atrapado entre los bombardeos, cuando fueron a encontrarse con sus hijos nacidos mediante subrogación de vientre. Kiev es uno de los principales destinos mundiales para la subrogación de vientre, por lo que miles de hombres y mujeres arriban para cumplir su sueño de tener una familia.
Aproximadamente 3.000 bebés nacen cada año en Ucrania para adoptantes extranjeros. ¿Por qué no hay esa facilidad en Argentina? “En nuestro país hay un componente jurídico importante, ya que el bebé que nace es hijo de la gestante”, explica el bioquímico Federico Bonilla, en diálogo con LA GACETA. Bonilla es embriólogo del Centro Médico Reproducir y director del laboratorio de Embriología del Servicio de Medicina Reproductiva de la Maternidad. Con una amplia trayectoria y un doctorado en Ciencias Biológicas, se dedica a la embriología experimental desde 1995 y a la reproducción humana asistida desde 2004.
La gestación por subrogación o por sustitución es una técnica de reproducción humana asistida. “La reproducción asistida es un conjunto de técnicas que se dividen en baja y alta complejidad, por ejemplo: relaciones sexuales programadas, inseminación, fertilización in vitro, ICSI, vitrificación embrionaria, entre otras. La subrogación de vientres, o alquiler de vientres, surge como una técnica de reproducción humana asistida. Cuando se realiza una fertilización de ovocitos o un cultivo de embriones, se necesita un útero. Cuando se tienen los embriones se deben transferir al útero. Y si la paciente no tiene útero, tiene que buscar alguno”, explica. “La subrogación de vientre es una práctica a la cual se recurre cuando la paciente carece de útero ya sea porque nació sin él o por histerectomía. También puede darse en el caso de matrimonios igualitarios de dos varones, en el que alguno puede aportar espermatozoides. En este caso además de alquilar un vientre necesitan óvulos. Hoy existen bancos de óvulos al igual que bancos de semen”.
“La subrogación de vientres, más que una elección es una necesidad”, asegura el especialista y aclara que existen muchas razones que llevan a “alquilar un útero”, por ejemplo, en el caso del síndrome de Rokitansky, en que las pacientes nacen sin útero o en aquellas que debieron pasar por una histerectomía.
En el país
¿Por qué las personas recurren a otros países y no lo realizan en Argentina? Bonilla explica que no se trata de una cuestión relacionada a la técnica y tecnología, porque en el pasado se ha realizado múltiples veces. Sin embargo hay una cuestión legal que actualmente no está resuelta y es que según la jurisprudencia argentina, la madre de un bebé es la que lo pare. “La Ley 26.862 de Reproducción Asistida no hace mención sobre la subrogación de vientres, por lo tanto no está prohibido. Pero aquí aparece un componente jurídico importante ya que la criatura que nace tiene dos madres: una biológica que es la que lo pare y la otra genética que es la dueña del óvulo. En Argentina ocurrió hace unos años. Un alquiler de vientre en el cual la mujer gestante se encariñó con el bebé y hubo complicaciones porque resulta que según las leyes el bebé es de quien lo parió”, aclara y agrega: “en otros países lo tienen resuelto”.
Motivaciones
Las motivaciones personales, que llevan a las personas a querer tener hijos y por ello recurren a las técnicas de reproducción asistida, asegura Bonilla que “se escapan del campo de la biología y entran al de la psicología”. Pero reconoce que muchos pacientes acuden a la clínica por la dificultad en la adopción en el país; por la postergación cada vez más de la maternidad, más allá de los 37 años cuando la capacidad reproductiva decae.
Cada vez más personas consultan por tratamientos de reproducción asistida. A partir de la sanción de la Ley 26.862, “toda persona mayor de edad, cualquiera sea su orientación sexual o estado civil, tenga obra social, prepaga o se atienda en el sistema público de salud, puede acceder de forma gratuita a las técnicas y procedimientos realizados con asistencia médica para lograr el embarazo”. (Producción periodística: Paula Cavanna)
127 argentinos pudieron salir ya de Ucrania
Hasta el sábado pasado, se registraron 127 ciudadanos argentinos que pudieron salir de Ucrania desde que comenzó el conflicto bélico. Viajaron hacia diferentes destinos gracias al trabajo articulado entre la Cancillería argentina, la Embajada ante Ucrania y el resto de las representaciones diplomáticas de nuestro país en la región. También contribuyeron los integrantes de la misión de Cascos Blancos, quienes desarrollaron tareas en frontera facilitando la salida de dichas personas, prestándoles contención y orientación.
Junto a los ciudadanos argentinos, otros 48 ciudadanos extranjeros fueron evacuados. En su mayoría son ucranianos familiares de estos connacionales. Los argentinos que han salido del territorio ucraniano lo han hecho por pasos fronterizos hacia Polonia, Rumania, Hungría, Moldavia y Eslovaquia.
Desde el comienzo del conflicto armado en Ucrania, en el marco del mecanismo de cooperación entre países latinoamericanos, se registraron numerosas acciones de cooperación consular, como lo es la Red Ampliada de Consulados de América Latina y el Caribe, que procura una salida más segura y ordenada de la zona afectada.
La misión de Cascos Blancos que durante el mes de marzo brindó asistencia humanitaria en la región, regresó la semana pasada a nuestro país, luego de haber concluido la primera etapa de la operación realizada en las fronteras ucranianas con Polonia y Rumania.
Según informa Cancillería, esta asistencia y acompañamiento continúa hoy, y está a cargo del personal que se desplaza regularmente a la frontera y trabaja sobre el terreno. Su labor está orientada tanto a facilitar el egreso de argentinos y sus familias, como a llevar adelante tareas relacionadas con el otorgamiento de visados humanitarios a nacionales ucranianos, en estrecho contacto con autoridades locales, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y el Comité Internacional de la Cruz Roja. La casilla habilitada por la Cancillería para comunicarse es: [email protected].