La muerte de Taylor Hawkins, el famoso baterista de Foo Fighters, sacudió al mundo de la música ayer por la noche. La banda norteamericana se encontraba de gira por el continente y debía presentarse en Bogotá, Colombia, en el Festival Estéreo Picnic (FEP) para después seguir por Brasil. Muchos fanáticos se enteraron de la trágica noticia en el festival, mientras esperaban ansiosos la llegada de la banda.
El 21 de marzo los artistas dieron un increíble show en el Lollapalooza, en Argentina. En más de dos horas que duró el espectáculo, se tocaron canciones como “Times like this”, “The pretender”, “Learn to fly”, “No son of mine”, “The sky is a neighborhood”, “Shame, shame”, entre otras.
La banda estuvo conformada por seis artistas principales. Entre ellos, Hawkins era el encargado de la batería, y ocasionalmente tocaba la guitarra, el teclado y cantaba algunas canciones. En el festival argentino de música, después de una graciosa presentación donde presumía sus excéntricos y llamativos pantalones, el baterista agarró el micrófono e interpretó una famosísima canción de Queen: “Somebody to love”, mientras Dave Grohl -la voz de la banda- tomaba su lugar en la batería.
Hawkins se llevó una ovación con esta interpretación. Al retomar su lugar en el escenario, Dave Gohl dijo: “Cuando Taylor Hawkins canta una canción, es difícil hacerlo después, porque él es el mejor del mundo. Hay solo una canción que puede sonar después de Taylor Hawkins” y comenzó a sonar “All my life”.
Hawkins formó parte de la banda desde 1997, donde además de tocar la batería coescribió y cantó en el álbum doble “In your honor”. El baterista cantó canciones como “Cold day in the sun”, “Have a cigar” y “Life of illusion” e hizo coro en los temas “Erase/replace”, “Cheer up”, “Boys” y “But, honestly”.