Podríamos decir que lo peor de la pandemia de coronavirus SARS-CoV-2 va quedando atrás en el país y el mundo. Pese a rebrotes o la aparición de nuevas variantes, las cifras de contagios y muertes muestran un marcado descenso. En los últimos dos años todas las miradas estuvieron puestas en luchar contra este virus. Esto provocó que no se preste atención a enfermedades que afectan diariamente a cientos de personas.
Una de ellas es el ictus, también conocido como accidente cerebro vascular (ACV), una causa muy frecuente de muerte y la primera causa de invalidez en los adultos mayores. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), 15 millones de personas sufren un evento de estas características al año en todo el mundo. De ese grupo, cinco millones fallecen y otros millones quedan con una discapacidad de por vida.
Esta urgencia médica también puede afectar a la población más joven. ¿Cuáles son los signos de alarma?, ¿pueden prevenirse?
“El ictus es un cuadro neurológico de instalación súbita. Se produce cuando una parte del cerebro deja de recibir oxígeno. Lo que genera una obstrucción o rotura del vaso sanguíneo”, explica el neurólogo Jerónimo Cossio, jefe de la Unidad de Atención de ACV del hospital Padilla.
Estos ataques -continúa el médico- antes eran llamados accidentes, pero en realidad es una patología que se puede prevenir. No en todos los pacientes. "El 95% de los ataques se producen por una exposición crónica a prolongada a factores de riesgos como la tensión arterial, sobrepeso, diabetes, colesterol, sedentarismo, tabaquismo, entre otras. Si esos factores se corrigen el 85% de estos ataques se podrían evitar".
En tanto, la neuróloga Daniela Graci detalla que los stroke -como también se conocen estos cuadros- son ataques agudos. Señala que existen dos tipos: "uno de ellos es el isquémico. El vaso que le daba oxígeno al cerebro se tapa por un trombo o porque las paredes del mismo crecieron".
El segundo es el hemorrágico. "El vaso sanguíneo que da la irrigación al cerebro se rompe. La sangre sale y se vuelca en el tejido cerebral. Es un cuadro de gravedad", señala.
Por su parte, Cossio acota que el isquémico es el más frecuente, representa el 80% de los casos. “Es una patología tiempo-dependiente y potencialmente reversible. Con un tratamiento temprano se pueden revertir los síntomas o evitar su progresión. En el caso del hemorrágico, que se produce en el 20% de los pacientes, no. Lo que se pueden hacer son tratamientos que eviten la expansión de la sangre en el cerebro y proteger la que no fue afectada”.
Prestar atención
Cuando se produce un accidente cerebrovascular el tiempo es vital, ya que millones de neuronas mueren por minuto. Conocer los signos de alarma puede ayudar a minimizar las consecuencias. ¿Cuáles son?
Los síntomas -expone Cossio- pueden ser: dolor de cabeza intenso, asimetría facial, pérdida o disminución de la sensibilidad del cuerpo y dificultad a la hora de hablar o entender lo que se dice.
Graci, por su parte, agrega que entre las señales que se deben tener en cuenta y prestar atención es a una debilidad aguda en alguna parte del cuerpo (brazo o pierna) que muchas veces suele extenderse.
Mejor prevenir
Cossio señala que el stroke es una patología poco conocida por la población y, por eso, se tiende a no tomar conciencia sobre ella. "Cuando nos duele el pecho inmediatamente vamos a un cardiólogo porque pensamos que vamos a sufrir un infarto, aunque sea otro problema. Con los ictus no pasa lo mismo", indica.
El médico cuenta que habitualmente cuando la población presenta algunos de los síntomas que se mencionaron anteriormente tienden a esperar o automedicarse. Un error que puede traer consecuencias. "Esas conductas se deben evitar. El ACV es una patología tiempo-dependiente apenas aparecen esas manifestaciones o algunas de ellas se debe consultar".
Por último, destaca la importancia de llevar una vida saludable para prevenir estos casos. Actividad física, alimentación sana, consumo de frutas y verduras, y reducir el consumo de sal, entre otros.