In Memoriam, con obras de Grieg, Fauré y Mansilla Pons

In Memoriam, con obras de Grieg, Fauré y Mansilla Pons

En el Mes de la Memoria la Orquesta y el Coro Estable ofrecen un concierto sinfónico-coral. Obra del joven compositor tucumano en estreno mundial.

ENSAYO CON LA SOLISTA. Suena el concierto de Ramiro Mansilla Pons (arriba) con Penélope Albornoz, bajo la batuta de Bulacia Soler.  la gaceta / foto de osvaldo ripoll ENSAYO CON LA SOLISTA. Suena el concierto de Ramiro Mansilla Pons (arriba) con Penélope Albornoz, bajo la batuta de Bulacia Soler. la gaceta / foto de osvaldo ripoll

La Orquesta y el Coro Estable de la Provincia, dirigidos por Jorge Bulacia Soler y por Ricardo Sbrocco respectivamente, suben al escenario del teatro San Martín (avenida Sarmiento 601) hoy a las 21. Presentan In Memoriam, un concierto sinfónico coral en adhesión al Mes de la Memoria, que contará con un estreno mundial. La entrada es libre y gratuita.

Abrirá el telón la calma de la Suite N° 1 Peer Gynt, que Edvard Grieg compuso para la obra homónima de Henrik Ibsen, con las voces solistas de Lisel Althaus y Alfredo Tiseira.

Luego llegará, en primera audición, el Concierto para violín y orquesta de cuerdas del compositor tucumano Ramiro Mansilla Pons, con Penélope Albornoz como solista. El Coro se sumará en el Réquiem de Gabriel Fauré, considerado una de las más hermosas misas de ese género.

El compositor

Mansilla Pons revela cómo su obra termina de componerse con los intérpretes. “Un concierto siempre presenta dificultades para el solista. En este caso se trata del violín, que tiene que exponer su expertise técnica y requiere mucho estudio”, explica.

“En la provincia tuve prácticas musicales no formales. Tocaba el bajo de adolescente. Lo que más me interesaba eran la historia y la música”, refiere, y agrega que enseñó Historia de la Música. “A los 18 años me fui a estudiar a La Plata, donde me recibí de profesor y licenciado en Composición. Estudié en el Conservatorio Manuel de Falla la Diplomatura en Composición y en La Plata, Maestría en Estética y Teoría del Arte y doctorado en Arte. También estudié en la Universidad Federal de Minas Gerais, he hice cursos de especialización en Brasil y en Europa. Trabajo mucho componiendo música para obras de teatro y de danza contemporánea en Buenos Aires y en La Plata”, sintetiza su brillante trayectoria a los 39 años.

- ¿Cómo llegás a dedicarte a la creación musical y en qué campos?

- Me parece que es más un proceso, no sé si es un inicio. Empecé tocando el bajo; estudié un poco de piano, y viola, y después fui dejando el rol de instrumentista. En principio iba a estudiar Dirección Orquestal, que sigue siendo un rol de intérprete, pero poco a poco me fue interesando en la composición. Empecé a ganar algunos premios que me motivaron mucho y se generaron situaciones en que mis obras se empezaron a tocar. Ese feedback es fundamental, porque si uno escribe música en el papel y no se toca, no tiene la devolución. Por suerte hice obras que de inmediato tenían cabida. El mundo de la danza ha sido muy importante para mí porque fue un espacio donde pude hacer sonar mis composiciones y tener mucha frecuencia. Empecé a escribir música para danza en 2010. A 2020 ya tenía unos 26 proyectos de danza. Ese ámbito ha sido superexperimental, muy importante y muy gratificante a nivel personal.

- ¿Qué te depara una primera audición?

- Esta vez no pude acompañar en directo el proceso porque llegué hace poco a la provincia. Pero estuve en contacto permanente con el director y con la solista a través de videos. Uno se siente muy expuesto, y con el nerviosismo propio de ver la recepción. Es una gran expectativa, ante todo por poder concretar lo que uno ha imaginado y de qué manera. A veces quien interpreta no logra llevar la idea por donde uno la pensó; puede pasar, pero ocurre las menos de las veces. La mayoría es uno el que tuvo falencias. Lo bueno de los procesos es que se puede ir modificando la partitura y mejorando. En este caso el crédito es de Penélope, porque hizo una revisión y modificaciones desde el punto de vista de instrumentista y también musicales. Para mí sus indicaciones, así como las de Bulacia Soler, son fundamentales.

- Además de la historia de la música, ¿qué influencias reconocés en la tuya?

- Me formé estudiando gran parte de la tradición musical en orden cronológico, a partir de Bach. A mí me gusta mucho la música del siglo XX con origen en el sistema tonal, que suma elementos innovadores, como las obras de Bela Bartok, Olivier Messiaen y Henri Dutilleux.

- ¿Cómo es el concierto? ¿Qué lo inspira?

- El concierto carece de programa extramusical, de ahí el nombre: Concierto para violín y orquesta. Tiene la estructura clásica de tres movimientos en tres velocidades contrastantes, con permanente búsqueda de técnicas virtuosas del solista, y la orquesta funciona como sostén. En cuanto a la inspiración, suelo trabajar con fuentes de la literatura y la historia. Pero en este caso les escapé a ellas; ha sido para mí un ejercicio con una forma clásica, sin referencias, estrictamente musical. Lo compuse desde una nueva perspectiva.

PUNTO DE VISTA

Estrenar como solista, entre la emoción y la responsabilidad

Penélope Albornoz - Violinista - Concertino de la Orquesta Estable de la Provincia

Estrenar un concierto es de por sí muy emocionante, algo a lo que todos aspiramos, porque el primero que toca la obra de un compositor sienta precedente. Es interesante porque uno no tiene que pensar en versiones anteriores, en cómo la tocó otro violinista. Es una responsabilidad tratar de hacer lo que el creador imaginó. Además, la posibilidad de tener al compositor a disposición ayuda a alcanzar lo que él creó. Hay un ida y vuelta entre la interpretación y la composición, que de este modo se completa. Por otro lado es muy importante tocar una obra de un compositor Tucumán, joven y muy conocido (trabajamos una obra suya en el Ensamble Tornasol) como Ramiro Mancilla Pons.

Cuando el maestro Jorge Bulacia Soler me propuso estrenar una obra de Ramiro me pareció una oportunidad única. Es un desafío para el violín. Es contemporánea, mucho más para la orquesta que para el violín, que tiene más neorromanticismo; hay momentos en que suena hasta minimalista. Son muchos estilos en uno solo. Al ensamblar con la orquesta calmamos nuestra expectativa y encontramos todo el sentido de la obra. Me parece que Ramiro es un compositor brillante, y para mí es, ante todo, un honor tocar música de un autor tucumano.

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