100 consejos sencillos para evitar el desorden en el hogar

100 consejos sencillos para evitar el desorden en el hogar

“La regla es que cuando entra algo nuevo, sale algo viejo. Además, no hay que tener más cosas que las que entran en cada espacio”, explica la autora del libro “Los 100 mandamientos del orden y la limpieza”.

TODO BAJO CONTROL. Brenda Haines apuesta a tener una casa ordenada a partir de acciones muy concretas que se transformen en hábitos.

“Cuando se ordena y se organiza de fondo, depurando lo que haya que depurar y aprovechando el espacio, el orden dura para siempre. En el primer cajón del placard de los chicos conviven su ropa interior y sus medias. La regla es que cuando entra algo nuevo, sale algo viejo y por otro lado no tener más de lo que entra en cada espacio”, publicó en un posteo en su cuenta de Instagram Brenda Haines.

La autora del libro “Tu espacio organizado” trabajó como diseñadora de interiores durante muchos años, realizando vidrieras y visual merchandising para algunas primeras marcas en Buenos Aires. Sin embargo, el orden, en general, era lo suyo. “Pero viste que uno tiende a subestimar lo que hace naturalmente, ¿no?”, se preguntó en voz alta en diálogo con LA GACETA.

Así, sincerándose con lo que le gustaba y hacía bien, comenzó aplicar el orden en todos los aspectos de su vida y a llevarlo adelante como una profesión. “Cada vez que doy una charla, un consejo o subo un post, lo hago desde un lugar de honestidad absoluta, porque lo viví, porque lo aprendí y porque siento que puedo compartir mi experiencia con otros”, dice en el prólogo de su segundo libro “Los 100 mandamientos del orden y la limpieza” (Editorial Planeta).

Los mandamientos son una serie de órdenes brindadas por una persona con autoridad. Así sucede con el libro de Haines, quien es además influencer desde las cuentas de Instagram y TikTok @tuespacioorganizado y una tienda on line desde donde vende productos y brinda cursos de Organizador Profesional a distancia.

En el libro, Brenda propone frases que, muchas veces, causan risa por lo real: “No acumularás frascos vacíos debajo de la pileta”, “no dejarás los platos de la noche para lavarlos a la mañana siguiente” y “no dejarás restos de comida en la rejilla de la pileta”, son algunas de ellas. “Estos mandamientos nos representan a todos y fueron surgiendo de todo lo que fui viendo en las casas de la gente y también nos han pasado a todos conviviendo con padres, hermanos, pareja o hijos. El orden se construye con los años”, subrayó.

SEGUNDO LIBRO. La autora publicó “Los 100 mandamientos...” en Editorial Planeta; antes sacó “Tu espacio organizado”.

- Según tu experiencia, ¿notaste que en pandemia las personas se volcaron a ordenar más su casa, a ponerla más linda y cómoda?

- Sí, no nos quedó otra porque teníamos que quedarnos en casa y nos enfrentamos con cosas a las que quizás le escapábamos: las cosas rotas, desordenadas, todo por lo cuál hacíamos la vista gorda porque estábamos apurados en el trajín de todos los días. Y la vista se nos va acostumbrando un poco. Es verdad que a partir de la pandemia tomó más visibilidad el tema de ocuparse de la casa. Todos nos quedamos ahí y empezamos a desear tener un lugar más confortable, agradable.

- ¿Hay alguna habitación de la casa que cueste más ordenar?

- No creo que haya un lugar de la casa, sí veo que a la gente le cuesta mucho ordenar la ropa. Se acumula en el tender y queda varios días ahí, en las sillas, en el lavadero. Cuando llegamos de la calle nos sacamos un abrigo y no sabemos dónde ponerlo. La ropa, sin lugar a dudas, es lo que más desorden genera en una casa, no sabemos si lavarla o guardarla. La clave está en no dejar que se arme la bola de nieve: cuando nos sacamos la ropa, ponerla a lavar. Si está limpia, dejarla ventilar un rato y guardarla. Es importante crear el hábito de guardarla porque la ropa ocupa mucho espacio.

- En cada casa hay un lugar que se convierte en el depósito de todo: una habitación o espacio a dónde va lo que no se usa ¿qué se puede hacer?

- Nos cuesta mucho tomar decisiones, todo lo vamos pateando para adelante: “después lo guardo, después me fijo” y tener un espacio en casa que esté anulado por no tomar la decisión, es una pena. Hay que tomar la decisión de decir: este cuarto lo quiero usar de escritorio, lavadero o lo que sea. Otra cosa es que nos cuesta mucho el descarte y decir “esto ya no sirve, no se puede arreglar”. Creemos que todo lo podemos usar más adelante. Por eso es importante donar, regalar o descartar. Si compro un juego de toallas o me regalan uno nuevo, descartemos el más usado o viejo. No lo guardemos porque quizás lo use el perro porque seguimos enroscados en la misma.

- Las casas en donde habitan niños, ¿son más desordenadas?

- Cuando los chicos ven que uno vive en una casa ordenada y organizada, ellos toman esos hábitos también. Esta es una de las consultas que más recibo: “yo ordeno pero viene mi chico por atrás y desordenan todo”. Para mí esa es una excusa. Los chicos son chicos, no es su culpa. Así como no dejamos que metan los dedos en los enchufes, tenemos que ir inculcando el orden. Si un niño va a la cocina y no encuentra nunca donde están las cosas para preparase la merienda y no va a poder hacerse una chocolatada. Poder hacerla solo le genera autonomía, seguridad. Y, por último, si los chicos ven que las cosas están ordenadas, no van a ir dejando todo tirado.

- ¿Cómo hacer que sea un hábito la limpieza y el orden?

- Una rutina se convierte en un hábito. Podés empezar por lo más chiquito, aunque sea un cajón y ya vas a notar el cambio. Si abrimos un cajón y está todo revuelto, no podemos ver con claridad si lo que tenemos ahí sirve o no. Cuando ordenamos, vaciamos, limpiamos, recién ahí podemos descartar. No es algo que se deba hacer una vez al mes o al año. Se va haciendo todos los días. Un hábito hay que construirlo.

- ¿Por qué recomendás mucho el vinagre de alcohol?

- El vinagre es desodorante, desengrasante y desincrustante no abrasivo. Es un producto altamente gentil con el medio ambiente, biodegradable y ecológico, y podemos usarlo como limpiador de muchas superficies. Como es muy eficaz en el combate de la cal, es excelente para limpiar artefactos de baño, vidrios, espejos y mamparas. También es abrillantador de griferías. Como desengrasante, podemos utilizarlo para la limpieza de la cocina, el horno y la bacha. Es espectacular si lo usamos para enjuagar la ropa: realza los colores, protege y suaviza las fibras. Es un gran hallazgo.

- ¿Qué hacer con los souvenires que te regalan los amigos cuando vuelven de un viaje y van llenando los estantes?

- Si algo no te gusta no tenés que tenerlo en tu casa. Podés regalarlo a otra persona que lo aprecie porque creo que esto de tener algo de compromiso ya es de las generaciones de nuestros padres o abuelos. Muchas cosas ocupan lugar, juntan mugre, no nos gustan. Solo tenemos que tener las cosas que usamos y nos gusta ver todos los días. Una casa es funcional cuando no tenemos muchas cosas. Más cosas significa más para limpiar y ordenar. Lo mejor es que todo lo que nos rodee tenga que ver con nosotros.

- ¿Y qué se puede hacer con las cosas que se coleccionan?

- Muchas veces se confunde el coleccionar con el acumular. Cuando me dicen que coleccionan botellitas de algo, me da la sensación de que estás acumulando botellas vacías que juntan suciedad, mientras tenés los libros en el piso, por darte un ejemplo. Ahora, si realmente estás coleccionando algo lo podés exhibir en un lugar lindo, darle protagonismo. Lo otro es acumular.

- En tu libro hacés una especie de chiste con “acumular manteles de lino”, ¿por qué?

- Porque observo que pasa eso: la gente sigue comprando “manteles de lino”, por decirte algo, pero no tener dónde guardar sus medias. Si vivís en un departamento de dos ambientes, no podés tener 150 pares de zapatos. Hay que adaptarse al lugar que uno tiene. Muchas veces me dicen: “no tengo dónde guardar los zapatos”. Y en el placard tienen cosas que no van ahí. Lo más básico es lo que más cuesta: no hay que tener más cosas de las que nos entran en casa. Por eso, si querés tener los 150 pares de zapatos vas a tener que hacer un lugar para eso.

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