La pandemia resignificó cómo ser feliz

La pandemia resignificó cómo ser feliz

Hoy se conmemora el Día Mundial de la Felicidad declarado por la ONU en 2012. Especialistas de diferentes campos explican hacia dónde apunta su búsqueda en la actualidad y qué cambios hubo.

La pandemia resignificó cómo ser feliz
20 Marzo 2022

Si pensamos qué cosas nos daban felicidad antes de la pandemia, ¿son las mismas que nos generan bienestar hoy? Desde que nos sorprendió la Covid en 2019, muchos aspectos de nuestra vida cambiaron por completo. Dejamos de lado cuestiones banales y cambiamos nuestras prioridades. Hoy estamos repensando nuestra vida. La felicidad que tanto añoramos (y que a veces se relacionaba con lo material), ahora la buscamos en nuestros vínculos: familiares, de amistad y laboral. Y en cada encuentro surge una pregunta relacionada con la salud, que hace un puñado de meses no aparecía en la agenda cotidiana.

Hoy se celebra el Día Internacional de la Felicidad creado desde 2012 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta fecha tiene una historia interesante y se remonta a más de 40 años. Se debe a que el rey de Bután (pequeño país al sur de Asia) reconoce como más relevante para su pueblo la felicidad que el producto bruto interno (PBI). De hecho se creó en el reino el concepto de Felicidad Nacional Bruta (FNA). Es decir que impuso hace décadas la filosofía de que su Gobierno se basará en lo que lleve alegría a sus súbditos

La idea principal es reconocer la importancia que desempeña tal sentimiento en la vida de las personas de todo el mundo. Por esa razón, las autoridades de la ONU invitan a cada ciudadano y ciudadana de los diferentes países, a cualquier edad y en cualquier lugar, a que se unan para celebrar la jornada a pesar del coronavirus y las guerras. La importancia que se le da al día tiene que ver con la relevancia que toma el bienestar en la vida de cada persona.

Cada año se da conocer cuáles son los países más felices del mundo. Finlandia fue elegida como “el país más feliz del mundo” por quinto año consecutivo, por la clasificación World Happiness Report (Informe sobre la felicidad mundial), que en esta edición 2022 ubica a la Argentina en el puesto 57 del ranking integrado por 146 países. Nada mal en realidad, y menos para lo que muchos habrían pensado.

¿Qué es la felicidad?

“Cuando hablamos de felicidad, lo hacemos teniendo en cuenta múltiples aspectos. Si le pedimos a un grupo de personas que evoque un momento en su vida en el que experimentaron mucha felicidad, seguramente serán tan variados como personas hayan; algunos recordarán el nacimiento de un hijo, unas vacaciones, el momento que se recibieron, el día que se pusieron de novios, cuando consiguieron el trabajo deseado, etcétera”, explica la psicóloga Ana Carrascosa. Es decir que la felicidad es absolutamente singular. “Varía en cada persona y en el momento en el que se encuentra esa persona en su vida. Es muy probable que lo que nos hacía muy felices ayer, no sea una condición en el hoy”, agrega.

Desde el punto de vista de la sociología, la felicidad se puede inscribir como un estado de ánimo. “En sí es muy difícil de medir, a menos que sea una cuestión de autopercepción. Además, es una cuestión episódica, no creo que las personas estén todo el tiempo felices”, manifiesta el sociólogo Raúl Arué. “La pandemia fue completamente inesperada. Transformó radicalmente el modo de vida cotidiano de las personas y por ende afectó el humor de la sociedad”, dice.

La enfermedad que alcanzó dimensión global en 2020, significó un gran cambio para muchas personas a lo largo y ancho del planeta. “Pasamos por los más diversos estados emocionales, enojo, ira, miedo, etc. Estuvimos encerrados por mucho tiempo sin poder viajar, visitar a amigos y familiares.  Cambiaron las modalidades de trabajo, de estudio, hay muchas conductas que tuvimos que dejar y tomar otras nuevas”, comenta Carrascosa.

En búsqueda de la felicidad

Pero más allá de la singularidad de ese sentimiento placentero, hay un aspecto que nos une a todos y es la necesidad de la búsqueda de esta emoción, manifiesta Carrascosa. “A pesar de los obstáculos que atravesemos individual o colectivamente, el ser humano busca superarse, sentirse bien. No importa cuántas veces nos caigamos, en general tendemos a levantarnos y a continuar como una condición para que la vida pueda desarrollarse. Siempre hay algo que nos sigue moviendo para encontrar esa tan anhelada felicidad”, manifiesta.

“Todos buscamos ese anhelo de estar mejor, o de vivir en una sociedad que se siente más positiva. Socialmente es lo que se plantea, una búsqueda individual o colectiva”, asegura Arué.

Más allá de las particularidades mencionadas anteriormente, también es necesaria la existencia de otras emociones en nuestro cotidiano, como el miedo, la tristeza o el enojo, porque a través de ellas se resignifican las prioridades y se definen cuáles son aquellas que hoy dan sentido a la vida, añade Carrascosa. “La idea de morir por ejemplo, sin lugar a dudas, nos llevó a replantearnos la manera en que percibimos la vida, anhelábamos poder juntarnos a comer un asado con la familia o amigos, salir a correr a andar en bici. Para muchos el concepto de felicidad, a partir de este hecho, se vio transformado”, resume.

(Producción periodística: Gianna Camarda)

Cambios de prioridades

Todas las personas vivimos fases diferentes en nuestras vidas y las prioridades van cambiando con el tiempo. La covid se ensañó sobremanera en reestablecer cuáles son, en realidad, nuestros objetivos más importantes. Es decir, la incertidumbre y los cambios nos llevaron a reflexionar sobre la vida misma. “Con la pandemia, muchos de nosotros hemos tomado conciencia de los vínculos. Pusimos el foco ahí. También, empezamos a buscar la felicidad en uno mismo y que surja desde ahí hacia el exterior”, explica Ana Carolina Ovadilla, coach en programación neurolingüística.

¿Qué buscamos y cómo lo buscamos?, es la pregunta siguiente. “Creo que la felicidad tiene que ver con el camino que elegimos, y a partir de ahí, con cómo nos vinculamos con los otros. Con esta situación pandémica ya tomamos conciencia de que la vida nos puede sorprender y que hay cosas que no podemos controlar”, dice. Además agrega: “ahora lo importante es tomar conciencia y darnos cuenta de qué herramientas tenemos para cambiar nuestra realidad. Y ver cómo podemos reaprender a vivir”.

El espacio laboral

La pandemia también trajo una reinversión personal en el mundo del trabajo de cada individuo. “La gente se replantea dónde quiere estar laboralmente. Las personas ya no quieren estar en un lugar donde no sientan una conexión humana. La cuestión económica pasó a un segundo plano, ya no es tan prioritario como antes sino que prima buscar espacios de bienestar”, especifica María del Carmen Vega, coach, facilitadora del bienestar e indagadora apreciativa.

La especialista indica que hay un nuevo planteo laboral: se pide un lugar donde el empleado sea valorado por el empleador y donde exista la posibilidad de comunicación entre las partes. “Nos dimos cuenta de que antes no se conversaba. Hoy la pandemia nos obligó a entablar lazos comunicativos, es una necesidad. En consecuencia, aprendimos a comunicarnos de otra manera”, añade.

Cuando se planteó el home office, también devinieron muchas inquietudes ante esta nueva modalidad. Ahora, la gran mayoría de las personas prefiere quedarse en casa antes de volver a su oficina, para reforzar vínculos y tener mejor calidad de vida con la familia, sintetiza Vega. “Darle más tiempo a la familia implica un cambio de prioridades. Ahora quiero estar en mi hogar, con mi gente. El hecho de haber atravesado muchas pérdidas hizo que la gente valorara los espacios familiares y de amigos”, manifiesta.

La coach señala que ante el miedo a la muerte, las personas buscaron tener más tiempo con las personas queridas y se plantearon propiciar espacios de contención y de cuidado. “Podemos decir que la felicidad tiene que ver actualmente con cultivar las relaciones sociales, el contacto humano, la calidad y el fortalecimiento de los vínculos en la familia y en el trabajo”, menciona.

La recomendación es dedicar una hora al día a ejercitar la felicidad. “Como es un bien intangible, no le dábamos la importancia que debía. Antes estaba en las cosas tangibles, materiales, pero eso cambió. Hoy pasa por otro lado el concepto de bienestar. Siempre doy un ejercicio antes de dormir: pensar en todo aquello que en el día nos salió bien, conectarnos con las cosas valiosas que suceden en nuestra vida y tomar conciencia de ello”, cierra Vega.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios