El Lollapalooza se vuelca a los ritmos urbanos con mirada verde

El Lollapalooza se vuelca a los ritmos urbanos con mirada verde

Un balance de lo que se está viviendo en la edición Argentina en el Hipódromo de San Isidro. Experiencias de fans tucumanos y el factor de la pandemia.

CONSAGRACIÓN. Miley Cyrus brilló en la primera noche para el deleite de sus fans argentinos en el festival. CONSAGRACIÓN. Miley Cyrus brilló en la primera noche para el deleite de sus fans argentinos en el festival.

Se lo extrañaba y el Lollapalooza Argentina volvió con toda la energía y la fuerza que lo caracteriza luego de su última edición prepandémica en 2019. Lo que se vive (por su magnitud de recursos, esfuerzos y emociones) puede describirse con un montón de metáforas. Para empezar, está el hecho de que la música nos unió en un contexto en el que aún el coronavirus y sus secuelas nos suspiran en la nuca (se desea más que nunca que queden en el pasado), lo que hizo que se parezca más bien a una máquina del tiempo, con el regreso de las multitudes en un aforo estimativo de 100.000 personas por jornada.

Atravesado por este tiempos, se sabe que no es el mismo que antes, pero en lo central se le parece casi en todo. Y los cambios que se ven en el Hipódromo de San Isidro (donde hoy será el tercer y último día de shows en vivo en escenarios múltiples, transmitidos por Flow en directo) dan pautas sobre la nueva sociedad que estamos viviendo.

Se entra al enorme predio con barbijo, que desaparece a los pocos metros y a nadie se le exige su reposición; las normas sanitarias están relajadas y quien lleva sanitizante o alcohol en gel se debe limitar a una botellita de hasta 200 mililitros. Si bien la reina es la música (y dentro de ella, el viernes fue coronada como monarca absoluta Miley Cyrus), el cuidado del ambiente tiene un auge increíble este año.

Esto referencia muchísimo a cómo esta clase de festivales habla de las problemáticas sociales más actuales en todos sus aspectos, no sólo desde los sonidos. Se sabe que el arte y la sociedad se interfieren y adaptan, y el espacio Espíritu Verde (como fue bautizado) y su extra Rock y Reciclado son banderas que expresan lo ecológico, con separación de la basura incluida a cada paso.

Hamacas para relajarse, stands de numerosas marcas (Natura es una de las destacadas con su lugar lleno de productos de vanguardia), clases de yoga y espacios para masajes conforman un paisaje de experiencias que exceden lo audible.

UNA MULTITUD. Se calcula que por jornada habrá 100.000 participantes. UNA MULTITUD. Se calcula que por jornada habrá 100.000 participantes.

Y así lo viven los tucumanos que se lanzaron por las rutas para llegar a tiempo. “Este año el género urbano ganó mucho terreno. En ediciones anteriores, el escenario Perrys era más que nada de electrónica. Ahora tuvimos artistas cómo Dillom (rap), Justin Quiles (reggaetón) y Dani Ribba en él. Otra novedad importante fueron las Freestyle Master Series (FMS)”, comenta Maximiliano Medina. Puede comparar porque es su tercera vez en el Lollapalooza (esta vez llegó con cuatro amigos en auto hace una semana) y nadie se lo puede discutir: este año los géneros urbanos fueron los favoritos del público, con debuts en Argentina de artistas como Doja Cat, A$AP Rocky y Machine Gun Kelly. Muy celebrado es también que haya habido un mayor equilibrio en la presencia de artistas de Argentina o Latinoamérica con los extranjeros de otras latitudes.

La tucumana Sofía Cuello es estudiante de veterinaria, tiene 25 años y además de fan llegó al Hipódromo con el rol de cuidadora de un grupo de ocho adolescentes. Su misión era escuchar a Bizarrap. “Este año primaron, al menos en lo nacional, artistas que son tendencia y no tanto los consolidados por A o por B. Por supuesto están los clásicos que nunca fallan, pero son juveniles o destinados a las generaciones millennials y centennials”, describe a LA GACETA.

El line up en esta edición es una apuesta a lo lúdico, mucho más que en otros años. Budweisser montó una rueda de la fortuna con premios; hay juegos de gravedad; intervenciones artísticas en vivo de prendas (cada persona puede llevar su propia ropa para que sea pintada) y propuestas para adultos (hay espacio infantil en el KidsPalooza).

Toda despedida es un cierre. La de hoy tendrá la ilusión de la vuelta en un año, sin covid.

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