Sexualmente hablando: Juegos de rol

Sexualmente hablando: Juegos de rol

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En los encuentros sexuales, el role-playing -“juegos de rol”- es una práctica consensuada en la que se interpretan papeles, como una manera de llevar a cabo fantasías, de divertirse, de romper con la rutina. Muchas personas encuentran artificiales estas conductas y hasta hay quienes las tildan de ridículas. Otras lo que sienten es vergüenza de actuar de una forma diferente a la de siempre: es muy común estar identificados/as con un estilo, un modo de ser, de vestirnos, de comportarnos. Y a veces cuesta salirse, jugar a ser de otra forma. Aunque sea por una hora (y por curiosidad).

Un juego de poder

¿Qué fantasías se actúan en estos juegos? Claramente las de ser otro, otra profesión, otra personalidad. Por lo general las interpretaciones implican una diferencia de poder tales como médico/a-enfermero/a, maestro/a-alumno/a, enfermero/a-paciente, guardia-prisionero/a, jefe/a-empleado/a. De ahí que sean comunes en el contexto de un encuentro BDSM (Bondage y Disciplina; Dominación y Sumisión; Sadismo y Masoquismo).

Otros clásicos son: el operario, el delivery, el jardinero, el sodero. A algunos les “calientan” los personajes de películas o los superhéroes y buscan interpretar estos roles. Puede que las dos personas actúen como alguien diferente, o que sólo uno haga cambio y el otro se mantenga en su identidad de siempre.

Meterse verdaderamente en un rol puede resultar difícil, pero existen algunas ayudas: conversar en pareja sobre lo que se imaginan y les gustaría, acordar un mínimo libreto (a partir del cual se puede improvisar) y animarse a un outfit que haga más convincente la actuación.

De a poco

Obviamente, lo más probable es que la primera experiencia no fluya demasiado. Puede hacer falta más tiempo para relajarse, entregarse a la diversión… y a entrar en rol. Para esto es recomendable cambiar de ambiente: un cuarto de hotel, la oficina, un lugar inusual en la casa. Es una buena opción la de simular ser dos extraños que se conocen en la barra de un bar (o en una plaza, una sala de espera, un shopping): ir avanzando de a poco con insinuaciones y provocaciones, de manera que el deseo y la excitación vayan creciendo. Y la pasión se active como en los primeros tiempos… o con más intensidad todavía.

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