Las copas sonaron cerca de la medianoche en la residencia privada del jefe de Gabinete, Juan Manzur, en Yerba Buena. El Senado acababa de aprobar el acuerdo para renegociar la deuda con el FMI. El presidente, Alberto Fernández, tuvo una reacción moderada, en medio de la euforia de los pocos invitados que asistieron al asado. Miraron la votación a través de dos celulares que transmitían en directo desde el recinto de sesiones al quincho de la casa de Manzur. A ese encuentro se había sumado el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa que, junto con el anfitrión, fueron los más efusivos. Dos tercios en Diputados y dos tercios en el Senado eran una buena referencia a los acuerdos circunstanciales para evitar el default de la deuda argentina con el organismo.
En ATSA, el Presidente había dejado en claro que, más allá de los problemas políticos y económicos, no iba a abandonar el barco. La noche del jueves profundizó esa alegoría: sintió la necesidad de expresar que el timón le pertenece y que le resulta imperioso conducir el país, más allá de las tiranteces internas en el Frente de Todos, particularmente con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que abandonó el recinto antes de que los senadores voten por el acuerdo. Más allá de las diferencias, no habrá ruptura, según la opinión mayoritaria de los comensales invitados al banquete oficialista. Es probable que haya algunos cambios en la estructura del Poder Ejecutivo nacional, en este proceso de reacomodamiento o relanzamiento de la gestión. El Presidente no tomará decisiones apresuradas, indicó uno de los asistentes que lo vio muy tranquilo, satisfecho con el acto de ATSA y cumpliendo su rol institucional en el acto en la explanada de la Casa de Gobierno.
Los gestos importan. ¿Qué hacía Massa en Tucumán? El viaje relámpago del líder del Frente Renovador tenía un sentido directo: apoyar al Presidente en un momento considerado bisagra para la Casa Rosada. El titular de Diputados ya había venido a esta ciudad el 4 de este mes. “Voy a agotar todos mis esfuerzos intelectuales y personales para convencer o tratar de convencer hasta al último diputado de la Argentina, sea de la fuerza política que sea, de la importancia de que el país no caiga en default”, dijo en aquella oportunidad. Manzur, mientras tanto, se encargó de convocar a los gobernadores, a los sindicalistas y al arco empresarial para apoyar el proyecto oficial para que el país acceda al Programa de Facilidades Extendidas por una deuda que supera los U$S 44.000 millones. Ellos más el jefe de Estado conforman ahora una triada en la que se asienta el oficialismo.
La visita presidencial también ha dado mayor claridad a lo que se viene en materia de gestión provincial. Manzur tuvo tres charlas con su compañero de fórmula y vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo, Osvaldo Jaldo. En todas ellas analizaron las iniciativas para avanzar definitivamente con las obras de infraestructura, luego de la promulgación del acuerdo con el FMI. El jefe de Gabinete de la Nación había dado, también en el acto de ATSA, un mensaje contundente: que la foto definitiva de la unidad peronista tucumana contiene a él, a Jaldo, al vicegobernador interino, Sergio Mansilla, al vicepresidente primero del cuerpo, Regino Amado, y a toda la dirigencia local que, el año pasado, estuvo enfrentado en las PASO. Y remarcó que, más allá de las diferencias del pasado, Jaldo le es leal y que confía en él, con una perspectiva de continuidad hacia 2023.
Manzur ayudará al tranqueño a cerrar el círculo de las inversiones públicas. Ambos, en ese aspecto, han tomado una decisión que puede llegar a concretarse la semana que viene: la incorporación al gabinete del Ministerio de Obras Públicas e Infraestructura. La persona nominada para conducirlo ya habló con el gobernador en uso de licencia y con el vicegobernador. Se trata del actual rector de la Regional Tucumán de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Fabián Soria.
Desde el lunes, el jefe de Gabinete canalizará las iniciativas provinciales. Jaldo, en tanto, tendrá tarea para este fin de semana: analizar la incorporación a esa estructura de aquellas reparticiones netamente técnicas y coordinar con las áreas políticas.