“Fue tremendo, desesperante. Barcelona era la primera parada técnica; bajé a hacer unos chequeos en el avión y vi a un chiquito de 12 años que abrazó a su mamá, llorando a mares. Me acerqué y vi que su mamá lo contenía pero empezaba a llorar ella también. Junto a ellos había otro nene, más chiquito, que los miraba como diciendo ‘¿qué pasa?’ Esa imagen de una madre tratando de contener al hijo e intentando contenerse ella misma, por la ruptura con su país, por la emoción, fue muy fuerte. Hay una palabra en inglés que es heartbreaking, algo así como que te rompe el corazón. Fue estremecedor”, dijo el actor, cineasta y piloto Enrique Piñeyro a LA GACETA sobre el primer vuelo que realizó transportando a 215 adultos, 16 niños, ocho bebés, tres perros y tres gatos ucranianos de Polonia a España.
“Quienes traían mascotas nos pedían por favor que los dejemos subir, que no viajen en la bodega”, reveló. Quienes pudieron abordar ese vuelo fueron seleccionados por un cruce de datos entre embajadas, organizaciones civiles y porque tenían un lugar de acogida. “Existen 65 conflictos armados en el mundo y no hay corredores humanitarios para todos”, explicó Oscar Camps, fundador y director de la organización Open Arms a Clarín.
Piñeyro relató que ya tiene confirmados tres nuevos vuelos en su Boeing 787, los días 21, 22 y 23 de marzo, pero subrayó que este es un desastre humanitario tremendo. “Son más de dos millones de personas las que están huyendo de la guerra. A razón de 200 personas por vuelo, se necesitan cerca de 10.000 vuelos para evacuar a todos”, enumeró.
- ¿Cómo viviste este primer vuelo con refugiados ucranianos?
- Es contradictorio. Por un lado decís “qué bueno que lo pudimos hacer” y, por otro lado, “qué terrible que tuvimos que hacerlo”. No hay ninguna lógica.
- La barrera del idioma debe haber sido importante…
- Sí, pero había traductores y el idioma universal de los gestos. Igualmente hubo momentos tensos cuando abordaban el avión. Algunos empleados se pusieron un poco malhumoradas porque no podían entenderlos, creo que no se daban cuenta de la magnitud de la situación que estaban viviendo ellos, los refugiados. Parecía que era un fastidio para ellos. Fue todo muy caótico en el check in por la selección que se hizo: había 243 asientos solamente para llenar y hay más de dos millones de refugiados. Nosotros ponemos el avión con todo lo que eso incluye y hacemos una evaluación de riesgo.
- ¿Cómo ves a los países europeos en cuanto a la recepción de los evacuados ucranianos?
- Es raro, hay una bola de solidaridad tremenda en Europa con esta guerra. No es lo mismo con los africanos que cruzan por el mar, que es una situación más violenta. Noto que hay una diferencia cuando podemos echarles la culpa del desastre a otros que cuando al desastre lo generamos nosotros. Europa tiene mucha responsabilidad en la inmigración demográfica sobre África pero no se hace cargo.
- ¿Hablaste con alguien del gobierno de Argentina por el tema de los refugiados?
-Argentina no condenó la invasión; es más, se mostró hostil contra Ucrania. Recién se dijo hace poco algo, pero la actitud de Argentina fue más proinvasión que contra, por lo que no creo que sea un terreno fértil para que el gobierno dé asilo a los refugiados por la guerra, básicamente ancianos, mujeres y niños.
- ¿Cómo encarás cada proyecto, dentro de tu perfil multifacético?
-Siempre me sentí identificado con Open Arms y siento que me mueve la misma indagación de las cosas que están pasando y la necesidad de intervención directa. Trabajamos en colaboración con otras ONG. Esto de intervenir y resolver es algo que los Estados deberían estar haciendo. Las potencias de las organizaciones civiles están muy subexplotadas. Todas actúan mientras los gobiernos miran para otro lado. Siento que empatizo mucho con las causas humanitarias y ambientales y trato de llevarlas a cabo a como dé lugar.
- Ponés tu cuerpo y patrimonio en estas cruzadas…
- Sí, pero igual siento que no está en riesgo mi patrimonio porque siempre me preocupé de gastar muy poco de lo que ganaba, lo que me permitió construir una posición que, cuando salen este tipo de cosas, pueda responder rápidamente o sin preocupaciones a estas situaciones. Yo hago una gestión de riesgo muy profesional, todo se hace de manera muy evaluada, considerada, hay un plan B, C, D. Siempre tenés preparada una respuesta, salida o forma. En este caso, observé que la logística humanitaria era rara, cobraban una fortuna en aviones maltrechos. Ahí me cayó la ficha y pensé en que había que hacerlo con una gestión profesional, con pilotos de líneas áreas que hacen evaluación de riesgo de manera cotidiana. Siento que no pongo nada en riesgo, ni lo uno ni lo otro, porque hago todo a conciencia. Sí gasto mi patrimonio si se quiere, pero lo hago de manera sustentable.
- ¿Tu esposa participó de este vuelo?
- Sí, ella era comisario de a bordo en Lapa, la conocí ahí. Una historia muy original la del piloto y la azafata (se ríe).
El protagonista
Enrique Piñeyro es médico, actor y director de películas como “Whisky Romeo Zulu” (2004), “Fuerza aérea sociedad anónima” (2006) y “El Rati Horror Show” (2010). Ya había ofrecido su avión personal al Estado argentino para ir a buscar vacunas en 2021. Desde hace tiempo trabaja junto a la organización Open Arms, una ONG española dedicada al rescate de las personas que intentan llegar a las costas europeas en el marco de la crisis migratoria en Europa.