La invasión rusa: escenarios para un conflicto sin ganadores

La invasión rusa: escenarios para un conflicto sin ganadores

La estrategia original de Putin apuntaba a una toma rápida de Kiev para derrocar al presidente ucraniano y negociar el fin de las hostilidades. En cambio, una resistencia inesperada pone a Rusia ante el dilema de buscar opciones, en las cuales, según los expertos, siempre pierde.

14 Marzo 2022

1- Los problemas de Putin

La resistencia ucraniana, los problemas logísticos del Ejército ruso y las sanciones occidentales como respuesta a la ocupación han sacudido por completo los escenarios del conflicto que se barajaban hace apenas dos semanas, dice Alicia Alamillos, para el diario español “El Confidencial”. Cualquier medida de esta guerra -económica, diplomática, política, social, geopolítica y, por el momento, militar- deja a Rusia malparada. Hay tres posibles escenarios militares que los analizas trazan para Ucrania, con diferentes implicaciones para el presidente ruso, Vladimir Putin.

2- Ocupación total

Este escenario considera a una Rusia que está preparada para un conflicto de desgaste, redoblando sus esfuerzos militares (bombardeo, asedio terrestre y asalto anfibio) para buscar un control significativo del país, incluyendo Kiev. Esta posibilidad es la que, según la inteligencia estadounidense, quiere Putin. El director de la CIA, William Burns, cree que el Kremlin está decidido a “dominar y controlar Ucrania”. El problema es que, para lograrlo, Rusia necesita movilizar a todas sus Fuerzas Armadas, a la sociedad y a sus recursos económicos y financieros, ante una población local hostil, que está lejos de recibir como libertadoras a las tropas rusas y que puede organizarse como una insurgencia nacional, apoyada y armada por Occidente, según documentos del Servicio Federal de Seguridad (FSB) filtrado a medios occidentales. Una ocupación de ese tipo requeriría más de 500.000 personas, sin incluir logística y suministros, y sería una pesadilla sostener el control político posterior, según Magnus Christiansson, analista de estrategia militar sueco, con posibles efectos devastadores en la propia Rusia.  

3- División del país

La segunda opción militar es una ocupación parcial del sureste de Ucrania que divida a la nación y permita al Kremlin áreas estratégicas del territorio. Desde el principio, el ejército ruso se ha concentrado en el enclave portuario de Mariúpol, una ciudad de casi medio millón de habitantes en el sureste del país. Controlarla les permitiría asegurar un corredor terrestre entre la península de Crimea (anexionada por Moscú en 2014) y los territorios prorrusos del Donbás. Así, el Ejército ruso tendrá más margen de maniobra para liberar a sus fuerzas en la retaguardia y mejorar sus rutas de abastecimiento. “El sábado, Putin sugirió que había varios modos de 'desmilitarizar' Ucrania, lo que podría indicar una partición, quizá sobre el río Dniéper”, sostuvo el analista sueco Christiansson. El reconocimiento a las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk y establecer una ruta desde Crimea a la provincia rusa de Rostov sería una de las opciones más rápidas que tendría el Kremlin de vender la “operación militar especial” como una victoria. Este escenario dejaría a Rusia a un paso de ocupar Odesa, del control absoluto del Mar Negro y de privar a Ucrania de los puertos por los que salen el 90% de sus exportaciones.

4- Una victoria negociada

Putin ha cruzado una línea que hace imposible una retirada a tiempo y enfrenta ahora una carrera para mantener lo poco conquistado. La economía rusa ya está en recesión, aislada por las sanciones y las tropas sólo han logrado ocupar una ciudad relevante, a la cual no consiguen controlar sino con dificultad. Pero incluso con la perspectiva de un conflicto duro, no parece que Putin vaya a retroceder sin concesiones significativas. Los analistas aseguran que el líder ruso ha perdido toda objetividad con respecto a Ucrania. “Se ha puesto a sí mismo y a Rusia en una posición muy diferente y arriesgada. Pero lo que no sabemos todavía es cuánto ha aumentado su tolerancia al riesgo”, dice Linas Kojala, analista lituano del Centro de Estudios de Europa Oriental en Vilna. “La posibilidad de escalada y carnicería continúa. La situación es peligrosa porque no está yéndole bien a Putin”, asegura Sergey S. Radchenko, historiador y profesor del Center for Global Affairs de la Universidad Johns Hopkins. “Tenemos que ofrecerle al Kremlin vías de salida cada vez que tengamos una oportunidad. Mostrarle que Occidente está dispuesto a hablar”, asegura. Otros creen que se puede negociar una desescalada, pero no resolver el problema. “No se puede apaciguar a Putin. Hemos superado el punto de no retorno. Podemos tratar de conseguir un alto el fuego, pero la situación no va a volver a la normalidad hasta que (el presidente ruso) se vaya y, en mi opinión, el cambio de régimen solo puede ocurrir desde dentro de Rusia”, señalaba el ex primer ministro finlandés Alexander Stubb en una entrevista.

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