Cada verano en Tucumán aparecen siempre algunos casos sospechosos de dengue, la patología transmitida por el mosquito Aedes aegypti. Cada tanto, se registra un brote más grave de la enfermedad. Nuestra provincia, ya tuvo tres epidemias, la más importante fue en 2020, cuando se reportaron 7.866 pacientes con la patología. Antes, en 2009, se habían notificado 1.749 y en 2016, 274.
Sin embargo, hay una gran cantidad de casos que no se detecta. Esto ha quedado en claro a partir de un estudio nacional que demostró que el 10,7% de los tucumanos (aproximadamente 171.000 habitantes) tuvo dengue alguna vez en su vida.
La cifra incluso es mucho mayor a lo que se calcula en las epidemias: que por cada caso confirmado hay otros 10 que no se reportan y que forman parte de un subregistro. No se detectan porque los pacientes son asintomáticos o porque los médicos no les piden un análisis específico para la enfermedad.
El estudio nacional, que fue coordinado por investigadores de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet con el aporte de colegas de varias provincias (entre ellas, Tucumán), demostró que el 10,7% de los tucumanos de 18 años o más tienen anticuerpos contra el virus del dengue, lo cual indica que alguna vez se infectaron.
El trabajo se publicó en la revista Journal of Clinical Virology y es el primer estudio sobre la prevalencia del dengue en las zonas del país donde habita el mosquito que transmite la patología.
Para llevar a cabo este trabajo epidemiológico, los investigadores analizaron 1.530 muestras aportadas por una docena de bancos de sangre de más de 80 ciudades del centro y norte de Argentina. Se trata de una colecta representativa de la población adulta que vive en las regiones donde se encuentra presente el vector de la infección, según explicó Federico Di Lello, investigador del Conicet y miembro del Instituto de Instituto de Investigaciones en Bacteriología y Virología Molecular (Ibavim).
El profesional contó que en el caso de nuestra provincia las muestras que se analizaron fueron de San Miguel de Tucumán, de Concepción, de Las Talitas, de Banda del Río Salí y de Monteros. Los datos obtenidos son una muestra representativa. Se puede inferir que uno de casa 10 tucumanos mayores de 18 años ya tuvo contacto con el virus del dengue. ¿Qué significa eso? Que una buena parte de la población, aunque no lo sabe, está en riesgo de contraer una forma de dengue grave que se presenta principalmente entre quienes ya sufrieron alguna vez la enfermedad.
Los valores detectados en Tucumán son levemente más bajos que el promedio nacional, que es de 14,2%. Y más bajos aún que los porcentajes encontrados en Misiones y en el Área Metropolitana de Buenos Aires, donde el 24,5% de la población ya tuvo dengue, según este trabajo.
De todas formas -según señala Di Lello- todos los valores son altos si uno tiene en cuenta los boletines epidemiológicos, donde figura la cantidad de casos registrados.
Los serotipos
Esta investigación es importante porque facilita conocer el porcentaje de habitantes que tuvo dengue y, en lo posible, con qué serotipo, remarcó el experto. “Esto nos permite estar mejor preparados para brotes futuros que seguramente ocurrirán en los próximos años”, explicó.
En contacto telefónico con LA GACETA, Di Lello recordó que el dengue tiene cuatro serotipos, del DEN 1 al DEN 4. Por eso, conocer la seroprevalencia es un indicador esencial para saber cuál es el riesgo de que ocurran casos de dengue grave. Los cuadros más complicados de dengue ocurren cuando la persona se infecta por segunda vez, si es con otro serotipo distinto al de la primera infección. Ocurre que en esta segunda infección los anticuerpos, en vez de defender al organismo, ayudan al virus a ingresar a las células, explicó.
“Que circulen más serotipos del virus y que haya una buena parte de la población infectada es un riesgo de tener casos más graves, más internaciones y mayor cantidad de muertes”, señaló.
Los brotes de dengue vienen expandiéndose en forma periódica cada cuatro o cinco años, especificó. Entre 1997 y 2008 solo se reportaron un total de 3.500 casos. Para 2009 subieron a 28.000. En el brote de 2016 se reportaron 49.000 y en 2020, fueron 57.000 casos.
Cada vez hay más casos y los brotes aparecen con más frecuencia, apuntó Di lello. Consideró que por muchos años Argentina tuvo una especie de “suerte”. “En los países vecinos, como Brasil y Paraguay, cada año se constata la circulación de los cuatro serotipos diferentes de este virus. Y, por alguna razón, Argentina venía ‘zafando’ y registraba mayormente la prevalencia del dengue tipo 1”. Sin embargo en 2020 la suerte se acabó: en el último brote se determinó que una buena parte de los contagios eran por el serotipo 4.
Lo que se viene
“Tal vez el año que viene o en los próximos dos o tres años el país vuelva a experimentar un brote importante. Todo va a depender también de la situación de los países de la región y del turismo. Tenemos que aprovechar el tiempo para hacer prevención porque lo que se ve claramente es que el mosquito está ganando mucho terreno. Hay que multiplicar las tareas. La responsabilidad social es muy alta en la tarea de limpieza y descacharrado en las casas. Pero el Estado también debe controlar más, hacer fumigaciones, tareas de educación y más campañas para disminuir al máximo la presencia del mosquito”, advirtió Di Lello.
Trabajaron con él en la investigación Diego Flichman, del instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Inbirs); Gabriel García, del Ibavim, y Federico Martínez, del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas Norberto Quirno (Cermic).