El secundario y su nuevo sistema de previas: ¿facilismo u oportunidades para todos?

El secundario y su nuevo sistema de previas: ¿facilismo u oportunidades para todos?

Representantes del Ministerio de Educación y especialistas plantean distintas miradas; algunas favorables y otras apocalípticas.

MODALIDAD VIGENTE. En 2020 se aprobó el régimen de Promoción Acompañada, y así se mantiene justo a dos años del inicio de la pandemia.  MODALIDAD VIGENTE. En 2020 se aprobó el régimen de Promoción Acompañada, y así se mantiene justo a dos años del inicio de la pandemia.

Materias previas. Llevarse a diciembre. Ir a febrero o marzo. El cuco del secundario se mantuvo intacto durante un siglo y de generación en generación. Pero después de la pandemia, el régimen académico ha sido levemente modificado, en gran parte del país, y permite pasar de año de manera más bondadosa.

“Actualmente, los estudiantes que tengan hasta dos espacios curriculares pendientes de aprobación promocionan el año siguiente”, explica la profesora Patricia Fernández, subsecretaria del Ministerio de Educación de Tucumán.

¿Algunos colegios pueden modificar el sistema y permitir más materias previas? Hasta 2019, los estudiantes podían promocionar el año con esos dos espacios pendientes. Sin embargo, a partir de 2020, el Ministerio ha establecido el régimen de Promoción Acompañada (PA, por sus siglas), una nueva figura capaz de garantizar la continuidad pedagógica en tiempos de pandemia. No obstante, las instituciones no pueden permitir más espacios pendientes de aprobación. Todas las escuelas y colegios deben regirse de las normativas provinciales.

En concreto, la Promoción Acompañada implica andamiar los aprendizajes no alcanzados a través de una mediación sostenida del docente y de un seguimiento individualizado, prosigue Fernández, magíster en Matemáticas. Así las cosas, los chicos del secundario pueden pasar de año con dos materias sin aprobar y con otras dos materias en PA, ejemplifica.

La resolución también prevé que pasen de curso los estudiantes sin espacios curriculares pendientes pero con hasta cuatro espacios en PA. Otra alternativa -añade Fernández- es que el alumno afronte hasta dos materias desaprobadas y hasta cuatro espacios en promoción. Sin embargo, en esta situación se le exige haber asistido a un período de intensificación. Por último, el régimen ha abierto una cuarta probabilidad: que se pase de grado sin currículas pendientes pero con hasta seis en promoción.

Llegado este punto, surge un interrogante: ¿darles más oportunidades a los chicos supone o no un detrimento de la calidad educativa? “Lo que se está haciendo es reponer el tiempo que no pudieron estar en las aulas debido la pandemia. Por lo tanto, el Estado estaría garantizando el derecho a la educación”, contesta la funcionaria.

Carlos Mercado, director de la Escuela Agrotécnica de Tafí del Valle, coincide con la postura de Fernández. Para las experiencias que le tocan vivir en un establecimiento de montaña, la promoción acompañada le resulta positiva, pues permite articular los contenidos y, especialmente, darle una continuidad al proceso de enseñanza.

Distinta es la mirada de María Rodríguez, docente en un privado de la ciudad de Yerba Buena. Ella juzga que, conforme a su realidad, las reformas no pueden ser generales, sino diferenciadas para cada caso.

Una tercera postura se oye de boca de la supervisora de Enseñanza Media Andrea Miguel, quien califica al régimen de promoción como un trabajo “artesanal” que debe realizar el equipo educativo de cada institución. “Este sistema responde a un ideal pedagógico. Los colegios y escuelas tienen la responsabilidad de cuidar las trayectorias escolares de sus alumnos. Las oportunidades nunca van en contra de la calidad; al contrario, toda oportunidad constituye un paso de calidad”, expresa.

A mediados de 2021, cuando tras una asamblea del Consejo Federal de Educación, encabezada por el entonces ministro de Educación, Nicolás Trotta, se comenzó a hablar en voz alta de la figura de promoción acompañada, se generó un contrapunto con la Ciudad de Buenos Aires, pese a que se trataba en aquel momento de una instancia de análisis. La ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, había manifestado su desacuerdo y expresado que si los estudiantes de secundaria no acreditaban los contenidos necesarios para pasar de nivel, debían repetir el año.

Marcela Abregú -especialista en neuroeducación, neurociencias y educación emocional- parece sentirse más a gusto con ese parecer. “Cuando hablamos de promoción, hacemos referencia a la acción de impulsar a una persona; es decir, llevarla a otro nivel. Y si avanzamos, es porque hemos recorrido un camino y superado nuestros saberes. El sistema de promoción muestra todo lo contrario”, razona.

¿Cree que no se tendrían que dar tantas chances? “La posibilidad de pasar de curso adeudando varias materias muestra las falencias del sistema. Estamos enseñando la cultura del facilismo y atentando contra la autoestima de nuestros adolescentes y jóvenes; no creemos que sean capaces de lograrlo. Desde las políticas educativas hablamos de igualdad. Pero, ¿qué igualdad estamos dando si no exigimos? Lo que hacemos, más bien, es marcar más la brecha entre los que estudian y se esfuerzan y los que no lo hacen”, advierte.

Abregú observa que con esto se boicotea el trabajo del docente, que se capacita, lee, informa, selecciona material y prepara sus clases. “¿Para qué tanto empeño si al final todos aprueban? -se pregunta-. Es hora de tomar consciencia del futuro de nuestras generaciones e instaurar la filosofía del trabajo”.

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