Por Adrián Coronel
“Linda tarde para ver rugby” dijeron los hinchas de Los Tarcos y Huirapuca que se acercaron para presenciar el partido que abrió el Regional 2022, a pesar de los amenazantes nubarrones que cerraban el cielo tucumano.
Miguel, el vendedor ambulante que se pasea por todo el club con su kiosco móvil, al principio se preocupó porque a falta de 20 minutos para el inicio del partido de Primera, era muy poca la gente que llegaba. “¿Será la amenaza de lluvia que la gente no llega?”, se preguntó, haciendo referencia también, no en forma explícita, pero sí dando a entender, que su tarde como vendedor no pintaba bien. Pero de a poco, familias enteras comenzaron a cruzar el arco de entrada al club del ex aeropuerto. Esto le devolvió la sonrisa a Miguel, que ahora sí creía que los pochoclos, maníes y achilata se iban a vender. Pero no sólo fue su sonrisa la que volvió, sino también de los que iban llegando, quienes evidenciaban las ganas de volver su segunda casa, donde se forjan la amistad y la camaradería.
Era tal la emoción de volver a la cancha, que un hincha de los “Rojos” y otro del conjunto de Concepción no tuvieron problemas en compartir una refrescante cerveza mientras esperaban el partido.
En la platea no podían faltar los históricos ex jugadores y ahora espectadores, a los que no les importa que haya un diluvio, caigan rayos o el sol queme como en el desierto del Sahara: siempre estarán alentando a los “Rojos”. La referencia es para un trío. Cada uno en su época hizo estragos dentro del campo de juego: Juan Carlos “Pavo” López, Marcelo “Pescao” Ricci y Alfredo “Fredy” Terraf. Éste último fue homenajeado, por la comisión directiva presidida por Marcelo Pasqualini, poniéndole su nombre a la cancha 4 del club. “Vamos a dejar de venir a ver a Los Tarcos cuando nos muramos”, dijo “Fredy”, mientras esperaba con alegría el inicio del partido.
Pero como siempre, sea en la cancha que sea, no podía faltar la presencia femenina. Algunas vestidas con el equipo de hockey; otras como para salir a dar una vuelta por el shopping. Ellas le dieron belleza a las gradas mientras observaban el partido de sus novios y amigos, alentando y gritando con cada jugada, sea de un lado o del otro. Lo dicho: en la cancha estuvieron todos.