La desgracia comenzó en el preciso instante en el que el muy buen lateral izquierdo portugués Nuno Mendes, de apenas 19 años, decidió jugar hacia atrás para Gianluigi Donnarrumma. El arquero italiano, héroe de la última Eurocopa, y que en PSG quitó la titularidad en la Champions al costarricense Keylor Navas, tenía todo el tiempo del mundo, pero tardó en acomodarse. Su primer control fue malo y careció de reacción. Tiene 23 años, contra 34 del rival que estaba más cerca, el goleador francés de Real Madrid, Karim Benzema. Pero Donnarruma mide 1,96 metro y pesa 90 kilos, un problema ante los 1,85 y 81 de Benzema, a quien apodan “El Gato”.
Astuto, Benzema vio que no llegaba a la pelota, pero sí a desacomodar a Donnarrumma. No lo hizo cintura para arriba, hombro contra hombro, sino cintura para abajo. Desacomodó con un caderazo y cruzó su pierna derecha, golpeando el tobillo izquierdo de Donnarruma, sin tocar la pelota. Clásica llegada tarde. Si la acción hubiese sucedido en cualquier otra parte del campo creo que se marca foul (aunque la Premier League tolera cada vez más el contacto dudoso, quiere que el juego fluya rápido). Era difícil apreciar foul tal vez para el árbitro principal, el policía neerlandés de 39 años Danny Makkelie (él también es favorable a no frenar el juego ante el primer contacto). Pero sí era más fácil de apreciar para el VAR. Sin embargo, el VAR ni siquiera llamó a Makkelie a revisar la acción.
¿Qué Donnarrumma cometió una torpeza gigantesca? Sí, por supuesto. ¿Qué se dejó tirar cuando vio que la cosa se complicaba? Sí. ¿Qué Benzema confirmó que, además de gol, le sobra calle? Sí. ¿Qué el fútbol es un deporte de contacto y no se puede cobrar foul por un simple contacto? Sí. Pero todo eso no quita que Benzema hizo foul (compartí opinión con varios especialistas, diría que casi el ochenta por ciento vio foul). ¿Y qué PSG perdió por eso? (terminó cayendo 3-1 el miércoles pasado 3-1 contra Real Madrid en el Bernabéu y así quedó eliminado en octavos de final de la Champions). Tal vez no. Pero esa jugada sí cambió por completo la dinámica del partido. PSG ganaba 1-0 (ya lo había hecho en la ida), Real Madrid no creaba peligro y daba la sensación de que Kylian Mbappé podía anotar el 2-0 otra vez de contragolpe. Iban 60 minutos. Todo parecía indicar que PSG terminaría avanzando.
Pero el equipo del DT argentino Mauricio Pochettino se derrumbó después de esa acción. Concedió dos nuevos goles en apenas dos minutos (el derrumbe fue liderado por el capitán brasileño Marquinhos). Y pudo haber sufrido más. Real Madrid fue una tromba. Y confirmó que se transforma cuando juega la Champions, un torneo que ganó como ningún otro (trece veces). Terminó justificando el pase, pese a que PSG, como dijo Pochettino, había sido superior en tres cuartas partes de la serie. Además, ¿quién dijo que el fútbol debe ser justo? Gana el que hace más goles. Lo saben Manchester City y Liverpool, acaso los dos mejores equipos del mundo y candidatos al título. Si Real Madrid los deja.
Como sea, Real Madrid-PSG era casi una final anticipada. Y fue definida con un gol polémico. Bueno saberlo ahora que tenemos el VAR tan cerca ya en nuestro campeonato. Saber que seguramente surgirán nuevas polémicas. Y que siempre, mucho más en un deporte de contacto, habrá un criterio humano frente a la máquina y el reglamento. Ese criterio humano favoreció el miércoles a Real Madrid. Pocos lo hubiesen dicho. Porque Real Madrid, si bien eternamente poderoso e influyente, está hoy enfrentado con la UEFA, al punto que sigue su postura rebelde para crear una Superliga paralela, una competencia elitista entre los más fuertes. PSG, en cambio, fue aliado fiel de la UEFA en esa disputa. Se mantuvo dentro de la legalidad. Y su presidente, el qatarí Nasser Al Khelaifi, es inclusive titular de la Asociación Mundial de Clubes (ECA), que trabaja codo a codo con la UEFA que comanda el esloveno Alexander Ceferin.
Ese fatal minuto 60 para PSG puede cambiarlo ahora todo. Otra vez afuera del sueño Champions. Y eso que para esta temporada ficharon a “Leo” Messi (falló un penal en la ida que podría haber dejado con vida a PSG), a Donnarruma y al ex líder de Real Madrid Sergio Ramos, que no jugó casi nunca porque vive lesionado. El miércoles, Khelaifi fue con el manager brasileño Leonardo hasta el vestuario del árbitro. Furiosos. Cuentan que destrozaron un banderín e intimidaron a un empleado que supuestamente filmó el momento con su teléfono. La UEFA admitió que abrió un expediente disciplinario. Khelaifi viajó ahora a Doha para darle explicaciones a su verdadero patrón, el Emir de Qatar. ¿Firmará ya este próximo viernes Mbappé con Real Madrid, como asegura el diario Marca? ¿Despedirán este mismo domingo a Pochettino si PSG no vence hoy ante Burdeos? ¿Y Messi? El único gran incentivo que le queda es el Mundial. Y eso, para nosotros, no deja de ser una buena noticia.