Por qué crear una zona de exclusión aérea en Ucrania equivale a mundializar la guerra

Por qué crear una zona de exclusión aérea en Ucrania equivale a mundializar la guerra

Zelenski presiona por el establecimiento de la medida contra Rusia, pero EEUU y la OTAN se resisten con el argumento de que implicaría una intervención militar directa en el conflicto.

RECLAMO UCRANIANO. En las calles piden el cierre de los cielos. Pero hacerlo podría resultar catastrófico.   RECLAMO UCRANIANO. En las calles piden el cierre de los cielos. Pero hacerlo podría resultar catastrófico. REUTERS

El presidente ucraniano Volodimir Zelenski volvió a insistir el miércoles en la necesidad de cerrar los cielos de Ucrania. Lo hizo de un modo dramático: publicó un video sobre el bombardeo al hospital maternoinfantil de Mariupol, y manifestó que adultos y niños yacían bajo los escombros. “¡Atrocidad! ¿Cuánto tiempo más el mundo será un cómplice indiferente al terror? ¡Hay que establecer una zona de exclusión aérea ya mismo! ¡Paren los homicidios! Ustedes tienen el poder para hacerlo, ¡pero parece que han perdido la humanidad!”, cuestionó Zelenski sin aludir a nadie en particular.

El reclamo para prohibir a Rusia los vuelos y el uso del aire representa -por ahora- un límite para la ayuda que los Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) están dispuestos a proporcionar a Ucrania. Tanto el Gobierno del estadounidense Joe Biden como sus aliados consideran que acceder a la petición de Zelenski entraña el riesgo de mundializar la guerra, máxime luego de que el autócrata ruso Vladimir Putin ratificara su intención de contraatacar con ferocidad a quienes se animen a desafiarlo con una exclusión aérea. “(La exclusión aérea) no es una opción”, afirmó la semana pasada Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN.

¿Qué entraña exactamente la medida y por qué genera tanta controversia? ¿Cuáles son los antecedentes relevantes? Un informe del International Crisis Group (Grupo Internacional para la Crisis -ICG por sus siglas en inglés-), una organización independiente fundada en 1995 cuya misión es prevenir la guerra y ayudar a generar políticas para la paz, se plantea y contesta aquellas preguntas, y recomienda declinar la solicitud del jefe de Estado ucraniano. “En el posible choque militar entre las principales potencias, el riesgo de uso nuclear sería preocupantemente alto. Esa posibilidad debe ser evitada. Los costos humanos de la guerra de Rusia contra Ucrania son desgarradores, pero los costos de una guerra nuclear resultan insondables”, refieren los especialistas del ICG, Olga Oliker, Michael Wahid Hanna y Brian Finucane. A continuación se desarrollan y traducen los fragmentos sobresalientes del documento titulado “No-Fly Zone in Ukraine: War with Russia by Another Name” (“Exclusión aérea en Ucrania: una guerra con Rusia con otro nombre”).

¿Qué es?

Una zona de exclusión aérea es una región del espacio en el que ciertas aeronaves son excluidas coercitivamente, a menudo como medida para proteger a los civiles que viven debajo. Oliker, directora del Programa de Europa y Asia Central de ICG, dice que una zona de exclusión aérea representa “una decisión de disparar a los aviones que vuelan en un área determinada”. Una zona de exclusión aérea no se declara simplemente, sino que se establece y mantiene mediante la amenaza creíble de derribar aeronaves: esto significa disparar contra aeronaves hostiles en caso de que circulen por la zona.

Hacer cumplir una zona de exclusión aérea también puede implicar atacar aeronaves en tierra; los aeródromos desde los que despegan esas aeronaves u otra infraestructura de apoyo. Aunque las zonas de exclusión aérea tienen parámetros variables, por lo general implican la supresión o destrucción de las defensas aéreas enemigas, incluidos los misiles tierra-aire y las instalaciones de radar para evitar ataques contra las aeronaves que protegen la zona. En otras palabras, la implementación de una zona de exclusión aérea requiere que el Estado o los Estados que la aplican establezcan la supremacía aérea, y, para ello, deben estar preparados para atacar a las fuerzas enemigas.

¿Cómo funcionó?

El concepto moderno de zona de exclusión aérea surgió en la década de 1990. Después de la Guerra del Golfo de 1991, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Turquía establecieron dos zonas de exclusión aérea sobre Irak para proteger a los civiles, kurdos en el norte y chiítas en el sur, de los ataques del Gobierno de Irak. En el período de 1991 a 2003, cuando se impusieron las zonas, la coalición se vio involucrada en combates aéreos propiamente dichos y terrestres.

Durante la Guerra de Bosnia, las atrocidades cometidas contra civiles incitaron a los Estados Unidos y a la OTAN a imponer una zona de exclusión aérea de 1993 a 1995. El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proporcionó el mandato para la operación: prohibió la circulación de aviones de ala fija y giratoria en el espacio aéreo bosnio, y autorizó a utilizar “todas las medidas necesarias” para “garantizar el cumplimiento de la prohibición de vuelos”. Se debate hasta qué punto la zona de exclusión aérea protegió a los civiles en Bosnia: las partes en conflicto continuaron cometiendo atrocidades sobre el terreno, incluido el genocidio de Srebrenica (produjo alrededor de 8.000 víctimas mortales de la comunidad bosnia-musulmana).

La intervención militar de la OTAN en Libia, en 2011, conocida como “Operation Odyssey Dawn/Operation Unified Protector”, incluyó asimismo una zona de exclusión aérea. Fue otra acción ordenada por el Consejo de Seguridad de la ONU “para proteger a los civiles y a las poblaciones de la amenaza de ataque”. La coalición liderada por la OTAN interpretó ampliamente el mandato, siempre según el International Crisis Group. Si bien sus operaciones habrían ayudado a prevenir una temida masacre de civiles en Bengasi, involucraron ataques intensivos contra las fuerzas del Gobierno libio en el terreno y, en última instancia, ayudaron a los rebeldes libios a derrocar a Muamar al Gadafi. Esto último en particular fue criticado repetidamente por Rusia y otros países en el Consejo de Seguridad por considerarlo una extralimitación inadmisible.

La administración de Barack Obama barajó el establecimiento de una zona de exclusión aérea en Siria, particularmente entre 2015 y 2016, para proteger a los civiles y las fuerzas de oposición de los ataques del Gobierno sirio. Durante la campaña presidencial de 2016, la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, abogó por el establecimiento de una zona de exclusión aérea luego de la intervención directa de Rusia en la guerra en 2015. Pero al final no se avanzó con estas propuestas, en parte por una desconfianza en la efectividad de la protección y, también, porque hacerlo requería que las fuerzas estadounidenses “tomaran militarmente una gran parte” de Siria, según explicó Obama. Tras el involucramiento de Rusia en el conflicto, el riesgo de una confrontación directa entre las fuerzas estadounidenses y rusas fue una preocupación adicional.

No obstante, las operaciones militares estadounidenses contra el Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) en Siria han dado como resultado la creación de zonas de exclusión aérea de facto en el este de aquel país. Esos ámbitos fueron concebidos como “áreas de distensión” para evitar posibles fricciones armadas entre Estados Unidos y Rusia.

En ninguno de los casos mencionados, ni los Estados Unidos ni la OTAN intentaron establecer de manera coercitiva una zona de exclusión aérea contra un ejército sofisticado. Esto sería la novedad de aplicar la receta en el caso de Ucrania.

La fuerza aérea rusa casi no entró en acción: el temor de ataques reales de Estados Unidos

Quienes abogan por una zona de exclusión aérea sobre Ucrania no han aclarado los contornos precisos de tal operación militar, incluso si se limitaría a excluir a los aviones rusos del espacio aéreo ucraniano o, como ocurrió en Libia con diferentes actores, también implicaría ataques contra tropas terrestres de Rusia. En cualquier caso, una zona de exclusión aérea probablemente requeriría no sólo la amenaza del uso de la fuerza, sino ataques reales de los Estados Unidos y de sus aliados contra las fuerzas rusas. Es la hipótesis de una confrontación militar directa con Rusia, lo que automáticamente desataría una respuesta también militar de parte de Putin.

Dado el alcance de algunos misiles tierra-aire rusos, es posible que las defensas aéreas comprendidas por una eventual zona de exclusión estén ubicadas en la propia Rusia y, por lo tanto, suprimirlas podría requerir ataques contra objetivos en territorio ruso. Además, para que la zona de exclusión aérea sea eficaz en el cierre del espacio aéreo de Ucrania, los Estados Unidos y sus aliados tendrían que estar preparados para derribar aviones rusos. También tendrían que estar preparados para mantener la zona de exclusión aérea durante la guerra. Incluso una “zona de exclusión aérea humanitaria” limitada sobre el oeste de Ucrania, un concepto respaldado por el ex comandante supremo de la OTAN, el general Philip Breedlove, probablemente requeriría muchas de estas acciones y la voluntad de usar la fuerza militar contra Rusia.

El International Crisis Group sugiere tomar nota de la experiencia en la controvertida guerra aérea de la OTAN en Kosovo, en 1999. Esta intervención resulta instructiva en cuanto a la naturaleza de los riesgos operativos de los compromisos de protección civil. Se trataba de la respuesta pergeñada contra los abusos y las violaciones de derechos humanos cometidos por Yugoslavia contra los albaneses en Kosovo. Pese a la clara superioridad de sus fuerzas, la OTAN no pudo establecer una supremacía aérea durante la campaña de 78 días. Esa intervención se llevó a cabo contra una fuerza que no se parecía en nada a un ejército convencional o competitivo. Establecer una zona de exclusión aérea frente a los activos militares superiores de Rusia implicaría un esfuerzo y un riesgo mayores a los que tal estrategia enfrentó hasta el presente.

Las fuerzas de Putin todavía no desplegaron su potencial aéreo: llevan adelante los ataques con misiles y cohetes -con efectos devastadores en Ucrania-. El pueblo invadido, por su parte, está tratando de impedir los bombardeos con armas que se operan desde la tierra. Esto incrementa el riesgo de sufrir “fuego amigo” en una hipotética área de exclusión aérea. Según el International Crisis Group, abundan las dudas relativas a la idoneidad disuasiva de la medida que pide Zelenski, pero no hay dudas de lo que su implementación puede llegar a generar: una escalada de tensiones entre países dotados de armas nucleares cuya activación elevaría a una potencia infinita la destrucción que está sufriendo Ucrania.

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