En 2023, la Copa del Mundo volverá a celebrarse en Francia, país que le trae buenos recuerdos a Argentina: allí fue que logró, en 2007, el histórico tercer puesto que hasta el día de hoy se sostiene como el mejor registro de Los Pumas en un Mundial, secundado de cerca por el cuarto puesto de 2015, alcanzado de la mano del tucumano Daniel Hourcade. Sin embargo, ese podio marcó también el inicio de una amarga tendencia: la de los procesos interrumpidos. En efecto, desde que Marcelo Loffreda dejara el puesto tras el bronce, no hubo más finales felices. Entre internas y falta de resultados, Santiago Phelan, Hourcade y Mario Ledesma se fueron de la misma manera: renunciando. Esa es la tendencia que la UAR espera revertir con la contratación del australiano Michael Cheika, un entrenador con experiencia y galones suficientes como para dar el salto de calidad que Los Pumas necesitan después de una década insertos en el más alto nivel de competencia, con 10 ediciones de Rugby Championship (2012-2021) y esas cuatro de Súper Rugby (2016-2019). ¿Podía ser Gonzalo Quesada? Para poder primero hay que querer, y en la UAR no quedaron muy felices con su sorpresiva partida de Jaguares hacia Francia durante la pandemia.
La costosa estructura profesional de la UAR, orientada desde su génesis a poner a Los Pumas al nivel de las potencias del Hemisferio Sur, no puede permitirse otro Mundial como el de Japón 2019, donde Los Pumas fueron eliminados en primera ronda (algo que no ocurría desde Australia 2003). Ya desde entonces la continuidad de Ledesma había sido cuestionada, y el tiempo no le dio la razón a la UAR en sostenerlo. Al margen de si el ex hooker verdaderamente renunció o si lo invitaron a hacerlo, lo cierto es que el momento de cambiar era ahora. Falta solo un año y medio para el Mundial de Francia, en el que Los Pumas compartirán el grupo D con Inglaterra, Japón, Samoa y probablemente Canadá. Un plazo no precisamente largo cuando se trata de preparar un seleccionado para un Mundial. Sobre todo un equipo como Los Pumas, hoy mentalmente devastado, con evidentes retrocesos en los diferentes aspectos del juego e incertidumbre acerca de algunos puestos clave, como el del apertura. Resolver esas incógnitas será una de las tareas más importantes del australiano Cheika, quien -curiosamente- viene a completar la colección de entrenadores del Hemisferio Sur: primero estuvo el sudafricano Izak Van Heerden en la gira fundacional de Los Pumas en 1965 (acompañado por Ángel Guastella y Alberto Camardón) y luego el neozelandés Alex Wyllie en el Mundial 1999.
Cabe aclarar que, al margen de su papel como asesor externo entre 2020 y 2021, Cheika ya había estado antes cerca de sumarse a la UAR tras la renuncia de Phelan. El propio Hourcade, sucesor de “Tati”, así lo reveló en una entrevista con Scrum. “No es un nombre nuevo. De hecho, él iba a ser el entrenador de la franquicia del Súper Rugby cuando empezamos. En 2014, con los Pumas fuimos a Australia y nos entrenamos con Watarahs (equipo que por entonces dirigía Cheika y que se consagraría campeón del Súper Rugby). Empezamos a intercambiar conceptos y a ver sus metodologías”, contó “Huevo”.
No solo eso: el tucumano aseguró que la intención de la UAR era que Cheika lo acompañara al Mundial de Inglaterra 2015. “No sé si él como head coach o yo, pero no importa, estaba todo hablado ya. Si no vino fue porque le apareció la oportunidad de ser el entrenador de Australia en 2014”, relató.
El ex head coach de Los Pumas opina que Cheika es una gran apuesta de la entidad madre, porque cuenta con la ventaja de conocer el rugby argentino y a sus jugadores: “en Europa ya entrenó a muchos jugadores nuestros. El punto negativo de cualquier entrenador extranjero es tener que adaptarse a la idiosincracia del país al que llega. Eso le lleva tiempo a cualquiera. El mismo Graham (Henry) me decía: ‘es un año hasta que comenzás a entender algunas cosas de Argentina’. Eso Michael ya lo tiene, o está más cerca que cualquiera de tenerlo, así que sorpresas no va a tener. Lo veo bien, es un muy buen candidato”.