No hubo dejú vu, ni cerca estuvo. Aquella victoria de calendario de invierno en el Parque Independencia seguirá siendo, como mínimo por un par de semanas más, la última de un Atlético que sufre y no suma (casi nunca) fuera de casa.
En horario de siesta, el 30 de agosto pasado, el “Decano” durmió a Newell ‘s. Básicamente porque no había sido más en el campo, pero lo fue en la red. El gol postrero de Augusto Lotti sentenció el valioso 2-1 (el primero había sido de Franco Mussis) para el equipo de Omar De Felippe, de andar irregular, pero que por entonces todavía hacía pie.
Fue aquel un viaje perfecto de Atlético a la tierra de Alberto Olmedo y Roberto Fontanarrosa. Porque la Reserva también se había despachado con una victoria, en un contexto fuera de lo común: su entrenador, Martín Anastacio, siguió las acciones a distancia, internado en un hospital de Rosario por un imprevisto malestar estomacal. Su ayudante Rubén Vega lo reemplazó.
Saudade, dirían los brasileños, nostalgia por esa época en la que el equipo principal del “Decano” sumaba de a tres de visitante.
Desde aquel festejo en el Parque de la Independencia, el “mal a domicilio” no solo afectó el tramo final de “ODF” en el club, el síndrome también siguió (sigue) aquejando a sus sucesores. Tanto que ya se sucedieron 10 derrotas y un único empate (frente a Estudiantes, en el estreno de Pablo Guiñazú).
Esta vez, el Coloso “Marcelo Bielsa” lució bien distinto al del último día de agosto. Y no por cuestiones climáticas. Insólitamente, aquella tarde de invierno Rosario “se derritió” con 29 grados (este domingo hizo “solo” 27, aunque con 71% de humedad).
Las diferencias que saltaban a la vista eran otras. Entonces, el Covid-19 todavía tenía a la pelota de rehén, con los estadios vacíos, solo habitados por unos pocos privilegiados. Esta vez, la incesante procesión de hinchas tiñó de rojo y negro ese magnífico pulmón verde que es el Parque Independencia desde temprano.
Los hinchas “decanos” se ilusionaron el viernes cuando escucharon que la reserva se había vuelto a imponer a “La Lepra”, otra vez por 3-2. Y con un doblete de Franco Coman, goleador también en agosto.
Lamentablemente para ellos, las coincidencias acabaron allí. En esta excursión estival, el primer equipo se volvió con las manos vacías y una derrota durísima en la maleta.