Con el surgimiento de las criptomonedas y otros activos digitales que permiten generar dinero en línea, los esquemas piramidales volvieron a la escena pública. Días atrás el caso “Generación Zoe” acaparó la atención, cuando se supo que se había pedido la detención de Leonardo Cositorto, líder del holding y prófugo internacional. Hoy la Justicia investiga a los miembros del grupo por los delitos de estafa y asociación ilícita. Sobre ellos pesan decenas de denuncias.
Esta forma fraudulenta de inversión se repite casi de manera continua y su esencia está en lograr rentabilidades en base a las sumas de dinero que aportan nuevos inversores. Aquí la ganancia no se genera mediante ningún tipo de actividad productiva. Por el contrario, el secreto está en que más gente ingrese a la “pirámide”. Pero la ilusión termina, cuando ya no es posible sumar a nuevos inversores o cada cual reclama su parte.
“La plata se hace trabajando. Lo que viene fácil, se va facil” sentenció el economista Claudio Zuchovicki, consultado sobre el tema en el marco de ciclo de charlas que LA GACETA organiza para sus suscriptores. La pregunta es entonces ¿por qué estas estafas se multiplican?
Robert King Merton, uno de los sociólogos contemporáneos más influyentes, estudió a la sociedad americana y entre sus postulados analizó la dicotomía entre las metas culturales y los medios institucionales para lograr esas metas. La teoría desarrollada por Merton explica que una meta cultural muy apreciada en una sociedad es probable que afecte los medios institucionalizados. Por lo tanto suele existir un choque entre esas dos fases. El equilibrio eficiente sólo se mantiene mientras los individuos obtengan satisfacciones, conformándose tanto con las metas culturales como con los medios institucionalizados.
Roxana Laks, socióloga tucumana, toma ese concepto y lo relaciona con lo que ocurre en este tipo de esquema piramidal. “Lo que vemos se ajusta al planteo que formula Merton. Hay una discordancia entre los medios y los fines” dice. “¿Cuáles serían los objetivos?”, se pregunta Laks. “Pues ganar dinero rápido, sin esfuerzo y en sumas abundantes. Eso nos da valor como miembros de la sociedad, porque la felicidad esta ligada al consumo”, analiza la especialista. “Ahora, los medios para llegar a esos fines salen de lo institucional y se acercan a estas alternativas ilusorias. Por lo tanto, estamos frente a una sociedad que exige fines muy bien planteados y se vale de medios que no son acordes”, advierte.
El relato del éxito
Existen una multiplicidad de causas que se combinan para garantizar la continuidad de estas estafas. En Argentina el cóctel parece tenerlo todo, porque como advierten los especialistas, los contextos inflacionarios y de crisis económica son la llave de entrada para estas organizaciones. En este punto, la motivación y el entusiasmo de quienes sí tuvieron éxito se vuelven el combustible del relato.
“La falta de empleo es un disparador. La necesidad es, sin duda, uno de los motivos que sostienen estos sistemas”, explica Zuchovicki. Hay cierta necesidad de “salvarse” de una crisis económica ante la dificultad de encontrar los medios.
Entre los condimentos a veces se conjugan cierta publicidad engañosa o la ausencia de reglas claras sobre los riesgos que asume quien ingresa a esta pirámide. Así, la estructura se sostiene en un principio, porque los nuevos inversores llegan motivados por las buenas experiencias de los viejos participantes del esquema. Quienes manejan la rueda llegan a convencerlos con argumentos sorprendentes.
Consejos
En consecuencia, ¿cuáles son las preguntas necesarias que debemos hacernos?
Fernando Marengo, economista jefe del Estudio Arriazu Macroanalistas, advierte ciertas señales que debemos tomar en cuenta antes de confiar nuestros ahorros en negocios que prometen volvernos ricos. “Básicamente estos sistemas piramidales lo que te ofrecen son retornos extraordinarios y se basan en esquemas de confianza. La gente tiene la ilusión de que es posible y accede. El anzuelo es siempre obtener ganancias sin hacer nada. Eso vuelve atractivos a estos esquemas”, resume.
Entonces, ¿Qué hacemos?
1) Sospechar de cualquiera que ofrezca una tasa de retorno superior a la media del mercado. El futuro es incierto y tal promesa debe llamarnos la atención.
2) Informarnos ante el desconocimiento y hacernos ciertas preguntas sobre a quiénes tenemos enfrente. ¿Se trata de una empresa seria y con trayectoria? ¿Cuáles son sus respaldos? ¿Cómo se sostiene esa estructura?
3) Prestar atención a la letra chica. Suele estar muy oculta.
4) Dudar de los casos cercanos con increíbles historias de éxito y grandes retornos. Ese es el principal anzuelo.
5) Hablar con expertos en el tema. La gente que hace dinero no lo logra de un día para el otro y sin esfuerzo.
6) La publicidad engañosa, ahora también en redes sociales, puede envolvernos. ¡Cuidado!
7) Si estamos dentro y sospechamos que se trata de un esquema piramidal, denunciarlo. La Justicia local y nacional investiga numerosas denuncias de ahorristas perjudicados por este tipo de inversiones. La gente accede porque cree que el dinero que recibirá surge de una idea maravillosa, pero en la realidad proviene de los futuros miembros.