Gómez Alcorta: “hay una sociedad que habilita la violencia contra las mujeres”
La ministra no coincide con que se tilde de manada o bestias a los violadores. “Denominarlos así les quita responsabilidad”. La funcionaria dice que en el Gobierno apuestan por un cambio cultural y que las mujeres deben seguir ganando sus espacios.
El aberrante ataque de seis hombres que, turnándose, violaron a una joven dentro de un auto en Palermo reavivó esta semana la polémica por la indefensión que sufren las mujeres en la calle y la cultura machista que impera, a pesar de los avances conquistados a partir de la pelea constante de grupos feministas por obtener derechos. El Estado tiene un Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, cuya titular Elizabeth Gómez Alcorta pidió que se deje de nombrar a los delincuentes como miembros de una manada, y que no se los compare con animales. “Es tu hermano, tu vecino, tu papá, tu hijo, tu amigo, tu compañero de trabajo. No es una bestia, no es un animal, no es una manada ni sus instintos son irrefrenables. Ninguno de los hechos que nos horrorizan son aislados. Todos y cada uno responden a la misma matriz cultural”, sostuvo la ministra en una serie de tuits publicados en su cuenta personal. Sus palabras trajeron mucha polémica y hasta miembros de la oposición requirieron su presencia en el Congreso para dar explicaciones. En medio de esta situación, Gómez Alcorta accedió a tener una entrevista con LA GACETA para explicar cuál es la función del Ministerio y qué se está haciendo para evitar la violencia machista. Este fue el diálogo:
- En los últimos años hubo muchos avances gracias a la lucha feminista, ¿qué es lo que más valora de este movimiento?
- Creo que lo más importante para resaltar es que los movimientos de mujeres, los feminismos, hemos sabido construir otra forma de hacer política. Horizontal y en red. Las mujeres y LGBTI+ aprendimos que juntas estamos tirando abajo estructuras que creíamos inamovibles. Estoy convencida de que las grandes transformaciones que se dieron en las últimas décadas obedecen fundamentalmente a la fuerza arrolladora de los movimientos de las mujeres y de la diversidad que tomaron las calles y que, en definitiva, son la razón de la existencia de nuestro ministerio.
- Las cifras de femicidios y de violencia contra la mujer se mantienen más o menos estables en los últimos años. ¿Por qué pese a la mayor visibilidad y a la lucha que encabezan las mujeres no se logra que disminuyan estos hechos?
- En primer lugar, hay que decir que las violencias de género están estrechamente relacionadas con la desigualdad. A mayores niveles de desigualdad, mayores niveles de violencia de género. En segundo lugar es central hacer foco en la forma en que el Estado aborda esta problemática. Las malas intervenciones estatales, sin dudas aumentan los riesgos. En este sentido, cabe hacer una especial mención a los poderes judiciales y a la urgente necesidad de transformación de sus estructuras, para que incorporen perspectiva de género y diversidad y den respuestas eficientes a los problemas reales de las mujeres y LGBTI+. Por último, es importante decir que las violencias extremas no son hechos aislados sino que se sostienen sobre una misma matriz cultural. Transformar la cultura es un objetivo a largo plazo que nos planteamos y requiere del compromiso de toda la ciudadanía, de todos los sectores.
- ¿Cuál es la mayor desigualdad que enfrenta hoy la mujer en Argentina?
- Sin lugar a dudas, el corazón de las desigualdades entre los géneros es la injusta distribución de los cuidados entre varones, mujeres y otras identidades no binarias. En la actualidad, el trabajo reproductivo y de cuidados recae casi con exclusividad en las mujeres. Esta sobrecarga tiene efectos negativos en su desarrollo y es determinante para el ejercicio de sus derechos. Este año, el trabajo del Ministerio está fuertemente orientado a mejorar las condiciones en las que actualmente se cuida. Claro ejemplo de ello son los dos proyectos de ley que el Presidente Alberto Fernández anunció en la apertura de sesiones del Congreso, uno para igualar las licencias parentales y el otro para crear un sistema integral de cuidados que impulse las políticas públicas necesarias que garanticen el derecho a cuidar y a ser cuidadxs.
- Recientemente, ante la violación grupal ocurrida en Palermo, usted sostuvo “no son monstruos; son varones socializados en esta sociedad”. ¿Eso significa que necesitamos un cambio cultural? ¿Qué se puede hacer?
- Sin dudas. No se trata de enfermos ni de monstruos. Denominarlos así les quita responsabilidad. La gente se queda tranquila si se trata de un animal, una bestia. Estos pibes violadores que hicieron tanto daño son compañeros de la universidad de muchas chicas, de muchos chicos, son hijos, compañeros de militancia de muchos y muchas. Eso es lo que convocamos a pensar. Si son bestias, enfermos, ¿qué les vas a reprochar? Acá hay responsabilidades personales. No son una manada, una manada tiene instintos. Acá no estamos hablando de esto, estamos hablando claramente de una sociedad en donde se reproduce y habilita la violencia contra las mujeres y LGBTI+.
- Como ministra, ¿qué es lo que más le duele cuando ocurren hechos de este tipo?
- Cada hecho de violencia duele, todos y cada uno. Pero mi dolor no es importante. Lo importante es que ese dolor, lejos de paralizarnos, nos mueve a seguir trabajando todos los días desde la responsabilidad pública y política que tenemos de transformar todo lo que deba ser transformado, para garantizar que vivir en una Argentina más justa sea posible. Por eso implementamos un Plan Nacional contra las violencias de género; un acuerdo federal contra las violencias extremas; el Acompañar, primer programa de apoyo económico a mujeres en situación de violencia de género de la historia de nuestro país, y tantas otras políticas que dan cuenta de la prioridad que estos temas tienen para el Gobierno nacional.
- ¿En qué aspectos de la educación de los varones se puede trabajar desde el Estado?
- Necesitamos profundizar la Educación Sexual Integral en todo el país. La ESI es la clave para garantizar la transformación de los patrones culturales que sostienen, legitiman y reproducen las violencias de género. Los varones son parte de esta lucha. La igualdad de género tiene efectos positivos para toda la sociedad. Es fundamental que sean destinatarios de políticas educativas y culturales con perspectiva de género y diversidad y se involucren en la crucial tarea de nuestro tiempo, que es trabajar por más igualdad y más derechos para todas, todes y todos.