El reencuentro con su gente fue perfecto. El calor en las tribunas y un equipo intenso, agresivo, punzante y letal fue un combo explosivo que desactivó rápido el plan visitante y le sirvió al “Santo” para volver a ganar en casa luego de 123 días y reafirmar todo lo bueno que había hecho como visitante en el inicio de la nueva temporada.
San Martín había comenzado a paso firme jugando lejos de casa, algo que muchos le reclamaban al equipo; mucho más luego del insulso empate contra Deportivo Morón en el debut en su estadio. Pero anoche el equipo salió a la cancha con las revoluciones a mil, en el buen sentido. Los pupilos de Pablo De Muner no corrieron en vano, lo hicieron con ideas, asfixiando a su rival en mitad de cancha, no dejando pensar a los volantes del “León” y saliendo rápido con estiletazos certeros.
El primer tiempo fue a pedir del local porque a todo eso le sumó contundencia, otro de los ítems que tenía anotado en el haber. Salvo aquel mano a mano en el que Diego Sosa demoró un segundo de más y terminó chocando con Joaquín Bigo, cada vez que llegó con peligro verdadero sobre el área enemiga, lo tradujo en el resultado.
En la calurosa y húmeda noche de La Ciudadela quedó algo clarísimo. Cuando un rival le juega de frente, a San Martín se le simplifica todo. Es cierto que en esta ocasión, tuvo muchos puntos altos y que logró ponerse en ventaja rápidamente; pero Estudiantes hasta ese momento nunca se había replegado. La visita llegó a Bolívar y Pellegrini con la idea fija de proponer palo y palo. Y perdió; en el trámite y en el resultado.
Desde el minuto uno del torneo, el “Santo” dejó en claro que será un equipo molesto cuando el oponente tenga la posesión y práctico e inteligente cuando la recupere.
Rodrigo Herrera se queda con toda bola que le pase cerca y tiene dos laderos como Valentín Larralde y Tino Costa que, si bien tienen más características ofensivas, con buen posicionamiento ayudan y mucho en la contención. Como si todo eso fuera poco, ayer se puso en ventaja a la salida de una pelota parada (otro de los puntos en los que estaba en falta); gracias al testazo de Juan Orellana.
Y con la ventaja en el saco hizo el juego que más sabe: cuidar la pelota y salir rápido de contra. Así, gracias a la buena conexión Lucas Cano-Federico Jourdan-Diego Sosa, encontró el segundo festejo. Gol, 2-0 y juego terminado antes de la media hora.
Otro dato clave es que los dos jugadores que ingresaron reemplazando a los lesionados marcaron los goles. Dejando en claro que nada altera el producto.
San Martín ganó con autoridad, se subió a la cima de manera momentánea y saldó todas las deudas que tenía. Bingo.