Entre tanta gente que se va en busca de un futuro mejor, otros eligen venir y, como lo hizo el país históricamente con los extranjeros que pisan suelo argentino, son amablemente recibidos. Ese es el caso de Pleskachova Alina Evgienievna, la ucraniana que llegó a Argentina hace más de 10 años con sus hermanos, y desde entonces adoptó el nombre de su nueva familia, ahora es Alina Peralta Montero.
Alina vivió junto con sus tres hermanos menores en un orfanato en Górlovka, que pertenece a la óblast de Donetsk -una de las ciudades que originaron el conflicto-, hasta que la familia Peralta Montero fue hasta el país europeo y adoptó a los niños en 2010. Luego de un comienzo difícil, que implicó muchos cambios, Alina se adaptó y hoy vive cómodamente en la provincia. “Al principio fue una locura... no sabíamos hablar el idioma, era todo nuevo, un cambio de vida total. Pero la adaptación en sí fue muy rápida, la gente muy cálida y en un lugar hermoso. Tucumán en sí me encanta”, cuenta la joven de 25 años cuando recuerda cómo su llegada y cómo cambió su vida a partir de entonces.
Entre misiles
Hoy los misiles rusos caen sobre las ciudades ucranianas y a ella le toca ver a la distancia la invasión en su país natal. El tiempo desde que se fue pasó, pero sus afectos no y ella sigue la situación atenta a lo que pasa con sus seres queridos.
“Vine a vivir aquí con mis hermanos, pero allá quedaron muchos conocidos míos y familiares. Con mis conocidos mantengo contacto, los tengo en las redes sociales por lo tanto estoy enterada y viendo cómo es la vida allá, qué es lo que está pasando en este momento, qué es lo que se está viviendo, tanta emoción, tanta muerte, angustia, tristeza y obviamente todo eso me duele, lo siento mucho, es una tristeza grande”, dice Alina, que evidencia su preocupación en el tono de su voz.
En este contexto y a la distancia, la joven sólo tiene un deseo: que finalice el conflicto y vuelva la Paz. “La gente está sufriendo y sólo pienso que ojalá termine pronto y que mis seres queridos y conocidos estén bien. Espero que si ‘pierde’ Ucrania tengan la oportunidad de irse y de ser libres y vivir bien”, afirma; y sugiere: “que vengan a Argentina”.
“Mis hermanos eran mucho más chicos cuando vinieron así que no tienen muchos recuerdos, pero yo sí, me encantaba Ucrania, era muy linda. Al menos lo que conocí me encantaba, las estructuras de las Iglesias, los edificios, todo se está derrumbando, lo están bombardeando, se está perdiendo mucha belleza”, asegura.
Frente a la complicada situación Alina intenta contactarse con las personas que conoce, preguntar, informarse. No logró contactarse con su familia biológica. Sí lo hizo con sus amigos y demás conocidos. “Con los que pude charlar estos días dicen que tienen miedo, desesperación”, dice. Las palabras son elocuentes.
Volver algún día
Desde que abandonó Ucrania nunca volvió a su país de origen, algo que todavía mantiene como una cuenta pendiente. “Siempre estuvo en mis planes, pero todas las veces tuve que postergarlo por diferentes razones y todo lo que está pasando ahí lo hace más imposible.
“Quiero ver si encuentro a mi familia, sobre todo para ver si están bien; y también me gustaría conocer más porque nunca pude viajar en el pasado”, explica, como uno de sus objetivos primordiales a la hora de pensar en visitar al país que hoy sufre con los misiles que caen sobre sus tierras.
“Espero que haya una Ucrania a donde ir cuando esto termine”, finaliza.