27 Febrero 2022
SOLDADOS Y CIVILES, JUNTOS. Cuerpo a tierra, todos se cubren de los bombardeos rusos en Kiev.
El futuro de Ucrania se está decidiendo en una batalla crucial por el control de Kiev, la capital del país. El asalto de las tropas rusas es incesante, como encarnizada la defensa de las fuerzas agrupadas en torno al presidente Volodimir Zelensky. La ayuda de Occidente se materializó ayer: Estados Unidos envió dinero para comprar pertrechos y Alemania colaboró con el aporte de 1.000 lanzacohetes y 500 misiles Stinger. No parece suficiente para frenar definitivamente al ejército de Vladimir Putin.
Pero una medida que podría ser efectiva de parte de las potencias occidentales fue el veto que excluye a bancos rusos del sistema SWIFT (una conexión interbancaria para mover activos), el congelamiento de los activos del Banco Central de Rusia, y la suspensión de los pasaportes dorados que benefician a los oligarcas cercanos al régimen de Moscú. Todas jugadas que tienden a hacer de Rusia un paria en la movida de las finanzas globales. El primer ministro británico Boris Johnson lo definió como un “cerco financiero”.
Joe Biden, presidente de EEUU, fue contundente al explicar por qué la OTAN no interviene militarmente y la Casa Blanca respalda la política de sanciones económicas a Rusia: “aquí hay dos opciones: o vamos a la guerra con Rusia y empezamos físicamente la Tercera Guerra Mundial, o bien nos aseguramos de que un país que actúa de manera tan contraria al derecho Internacional pague el precio por hacerlo”.
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