El avance de la variante Ómicron de coronavirus hizo explotar los contagios en el mundo entero y Argentina no fue la excepción. Mientras en Tucumán los casos treparon a niveles récord después de las fiestas de fin de año, las cifras oficiales muestran cómo se estabilizaron las estadísticas de hospitalizaciones y fallecimientos, no sólo en nuestra provincia. Los especialistas sostienen que las campañas de inmunización comenzaron a dar resultados y que los casos son cada vez más leves y menos letales.
Aunque desde un principio la comunidad científica explicó que las vacunas no evitarán los contagios, en los últimos meses surgieron diferentes estudios que permiten comprobar que las personas con el esquema completo son menos propensas a transmitir el virus y transitan la enfermedad con síntomas moderados.
En este tiempo, la principal herramienta científica para frenar las hospitalizaciones y la muerte por Covid-19 fueron las vacunas, y el interrogante acerca de hasta cuándo seguirá mutando el virus y poniendo a prueba la eficacia de las formulaciones resuena fuerte en la comunidad científica.
Una investigación del Instituto de Inmunología de La Jolla, en San Diego, Estados Unidos, en colaboración con el Hospital IRCCS Policlínico San Martino de Génova y la Universidad de Génova, arrojó resultados alentadores: las variantes de la Covid-19 no logran romper el efecto protector de las vacunas. Los inoculantes continúan brindando protección contra el virus durante mucho tiempo porque, además de anticuerpos, estimulan la formación de células T, células del sistema inmunitario con “memoria de hierro, que saben cómo combatir al virus incluso cuando cambia de rostro gracias a las mutaciones”.
Publicado en la revista Cell, el estudio dio cuenta que la aparición de nuevas variantes del virus SARS-CoV-2 representó el principal obstáculo para superar la pandemia: las mutaciones acumuladas por el virus lo hacen menos reconocible para los anticuerpos desarrollados después de la vacunación. La aparición de la variante Ómicron acentuó esta tendencia. Sin embargo, numerosos estudios demostraron que si bien la primera línea de defensa que representan los anticuerpos específicos contra la proteína espiga del SARS-CoV-2 pierden su eficacia, esto no sucede con las células T.
El sistema inmunitario se divide en dos grandes grupos de células que contribuyen a una respuesta inmunitaria eficaz. El primero está ligado a la activación de los linfocitos B, responsables de la producción de anticuerpos que son capaces de reconocer y combatir al virus.
La segunda está ligada a la activación de los linfocitos T, células de memoria inmunológica, que persisten durante mucho tiempo incluso tras una posible disminución de anticuerpos, como ocurre en las personas vacunados contra el coronavirus, en los que existe una disminución de los niveles de anticuerpos ya dentro de los seis meses posteriores a la vacunación, sostiene el informe reproducido en Infobae.com.
La respuesta efectiva de las células T no evita la infección, sin embargo, ayuda a reducir el riesgo de desarrollar una forma grave de Covid-19. El nuevo estudio ahora confirmó esta hipótesis. La investigación se realizó en 96 personas que habían recibido alguna de las vacunas disponibles o en evaluación en los Estados Unidos: Pfizer/BioNTech, Moderna, Johnson y Novavax.
Los vacunados tienen menos posibilidad de propagar Ómicron
La variante del coronavirus Ómicron ya tiene detectada una subvariante clasificada como BA.2, y catalogada por los infectólogos como más contagiosa y mejor estructurada que otras cepas, para evadir el efecto protector de las vacunas.
La buena noticia es que justamente, las personas vacunadas, tienen más posibilidad de no transmitir tan fácilmente el coronavirus, que aquellas que no lo están o tienen su esquema incompleto, según un estudio efectuado en Dinamarca esta semana.
Científicos daneses comprobaron que la nueva subvariante se propagó más fácilmente entre todos los grupos, independientemente del sexo, la edad, el tamaño del hogar y el estado de vacunación.
El estudio fue dirigido por un equipo de científicos de la Universidad de Copenhague y del Ministerio de Salud danés, y según los investigadores, BA.2 es más contagiosa que la cepa BA.1 original entre las personas vacunadas y no vacunadas. Sin embargo, vieron que las tasas de transmisión entre las personas no vacunadas fueron más altas con BA.2 en comparación con BA.1, lo que indica que las personas no vacunadas portaban una carga viral más alta con BA.2.
“Es tranquilizador que las infecciones por Covid BA.2 sean generalmente más leves que las infecciones por la variante Delta”, dijeron los científicos, y que las vacunas ayuden a proteger contra enfermedades graves y hospitalizaciones y finalizaron: “La combinación de una alta incidencia de una subvariante relativamente inocua ha aumentado el optimismo”.