A casi 14 años de registrado el hecho, dos hombres fueron sobreseídos de un crimen por la mora judicial. Ambos habían llegado a juicio acusados de homicidio simple, pero terminaron siendo absueltos por el tribunal a causa de la prescripción del delito del que habían sido acusados.
El crimen se registró el 25 de mayo de 2008 en un barrio del norte de la capital. Pablo Ortega (21 años) perdió la vida después de haber sido golpeado por un grupo de personas que estaban bebiendo en el lugar. En un primer momento, el fiscal Alejandro Noguera acusó a ocho personas del ilícito, pero un juez de garantías ordenó la libertad de dos por considerar que no había pruebas suficientes para imputarlos.
Cinco meses después (el plazo máximo que establecía el viejo código era de dos años), Noguera solicitó el sobreseimiento de cinco sospechosos y pidió que sólo fueran enjuiciados por el hecho los hermanos José y Facundo Cejas. El planteo fue aceptado por el juzgado de instrucción y la Cámara de Apelaciones y el expediente llegó a la Sala I a comienzos de 2010. Sus integrantes notificaron del último acto interruptivo de la prescripción en mayo de ese año, es decir, dos años después de la fecha del hecho.
Los acusados permanecieron detenidos en el penal de Villa Urquiza durante 27 meses, cuando se decidió otorgarles la libertad, ya que el juicio en su contra no se había programado. En 12 años se suspendieron en cinco oportunidades los debates. Con el cambio del código procesal penal, el expediente pasó al régimen conclusional. Finalmente, la sala integrada por María Fernanda Bälher, Wendy Kassar y Raúl Cardozo decidió programar el inicio del juicio para el martes pasado.
Polémico debate
El juicio se inició con un planteo desarrollado por los defensores José María Molina y Ernesto García Biagosch, quienes sostuvieron que los acusados deberían ser absueltos por la violación del plazo razonable. “Si bien no está previsto textualmente en las normas de fondo y forma, sí fue una construcción pretoriana creada por la evolución jurisprudencial tanto de la Corte Suprema de Justicia de la Nación como el máximo tribunal de la provincia”, explicaron los profesionales. El pedido fue rechazado por la fiscala de cámara Marta Jerez y por la querella, que estuvo representada por Javier Lobo Aragón y Aníbal Paz. Los jueces indicaron que darían a conocer su opinión por medio del fallo.
El debate tuvo dos características. La primera, que ninguno de los testigos convocados recordaron lo que había pasado aquel día. “14 años es mucho tiempo y hay cuestiones que uno se olvida con facilidad. Resulta violento obligar a un ciudadano a que diga qué pasó”, explicó una fuente judicial que participó en este proceso. El segundo elemento que salió a la luz fue que el testigo clave, Walter Lazarte, un policía en actividad, era hermano de dos acusados sobreseídos en la etapa de instrucción.
La hipótesis que manejó la fiscala es que la víctima ingresó a la vivienda donde se encontraban consumiendo bebidas alcohólicas al menos 10 personas. El fallecido comenzó a agredir a los participantes porque no le quisieron convidar el vino que estaban tomando y allí se desató una pelea. “Sabemos que hay un muerto, pero no quién lo mató. En principio deberían estar todos los participantes del conflicto, pero no se puede hacer porque ya fueron absueltos”, explicó Jerez. Ella solicitó cambiar la acusación a homicidio en ocasión de riña y solicitó una pena de tres años. Los querellantes adhirieron al planteo de la representante del Ministerio Público Fiscal.
Los defensores sostuvieron entonces que correspondía la absolución porque la pena máxima que establece el Código Penal es de seis años, por lo que ya se encontraba prescripto. Los jueces le dieron la razón y por unanimidad resolvieron absolverlos.
“Pese a la demora innecesaria, finalmente dos personas tuvieron justicia. Después de un largo derrotero en tribunales volvieron a su casa con la satisfacción de haber sido sobreseídos, porque no tenían nada que ver en el echo”, señalaron Molina y García Biagosh, y destacaron que los Cejas nunca más tuvieron un problema legal.
Paz, representante de la familia, apuntó: “creo que fue un fallo interesante que deja al descubierto lo que genera la mora judicial. Siento que los acusados se retiraron felices porque se hizo justicia con ellos. Pero la gran pregunta es: ¿qué justicia tiene la familia de la víctima, ya que su muerte quedó impune?”
Las claves del caso
Pablo Ortega, de 21 años, fue asesinado en mayo de 2008. Sucedió a causa de una pelea registrada durante un beberaje en el norte de la capital.
El fiscal Alejandro Noguera acusó a siete personas, pero sólo quedaron imputados por el hecho Juan y Facundo Cejas.
Los acusados permanecieron dos años y tres meses en Villa Urquiza hasta que les dieron la libertad porque el juicio en su contra no tenía fecha.
A casi 14 años del crimen se inició el debate donde los hermanos Cejas terminaron siendo sobreseídos por la prescripción de la causa.