15 Febrero 2022
El narcotráfico socava profundamente la capacidad de las instituciones; negarlo lo hace nocivamente cómplice del crecimiento de un negocio para unos pocos. El mundo oscuro en que se mueve la droga ilegal nos muestra las paradojas que nadie quiere ver. Por un lado, los que se hacen de grandes sumas de dinero y ven crecer su patrimonio sin justificación comprando voluntades, amenazando, con alianzas peligrosas que les permiten instalarse y expandirse o por desidia y por el otro, quienes consumen creyendo quizás, que pueden escapar de sus problemas. En ambos casos se debe intervenir fuertemente con una política criminal clara con frentes bien definidos de actuación. Atacar de lleno a ese monstruo que avanza a las sombras de quienes deben combatirlo con políticas de fuerte impacto hasta llegar a sus raíces y sin vacilaciones. Brindar asistencia a quienes son víctimas de este flagelo que sigue matando a quienes consumen y enlutando todo su entorno familiar convirtiéndose en una terrible pesadilla de la cual no encuentran como salir y que al recurrir a las instituciones chocan contra la burocracia, la ineficiencia, la falta de recursos, en definitiva, con la incapacidad de hacer su trabajo. La clave está en la decisión política de la persecución del delito y la capacidad de asistencia en adicciones. Las herramientas que ofrecen las leyes están, pero son: ¿inaplicables? O ¿no hay capacidad de aplicabilidad?
Mariela Weisheim
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