Mario Ledesma, condenado por sus elecciones en Los Pumas

Mario Ledesma, condenado por sus elecciones en Los Pumas

A lo largo de su ciclo, Mario Ledesma tomó algunas decisiones que socavaron su respaldo.

INTRANSIGENTE. La falta de autocrítica fue una constante en el discurso de Ledesma. Eso también le terminó costando caro. INTRANSIGENTE. La falta de autocrítica fue una constante en el discurso de Ledesma. Eso también le terminó costando caro.

Si la renuncia de Mario Ledesma a la conducción de Los Pumas tuvo un componente de sorpresa, fue solo por el momento en el que se produjo (un día cualquiera de febrero, más de dos meses después de que el país exigiera su cabeza por un pésimo Rugby Championship y una lapidaria derrota a manos de Irlanda), pero definitivamente no por falta de sustento. Su destino estaba cantado desde hacía tiempo, y lo único que parecía sostenerlo en el cargo era su buena relación con su ex capitán Agustín Pichot (cuya opinión siempre es vinculante) y la falta de alternativas factibles y con pergaminos suficientes como para justificar el cambio. De no ser por la interrupción de la participación de Jaguares en el Súper Rugby a causa de la pandemia, Gonzalo Quesada seguiría en Argentina y quizás el cambio de mando se hubiera producido mucho antes. También cabe suponer que la continuidad en el torneo de franquicias del Hemisferio Sur hubiera repercutido positivamente en el nivel de Los Pumas y no hubiera sido necesario que Ledesma diera un paso al costado.

Pero todo eso es territorio de conjetura. La realidad es que hoy Quesada está en Francia y que a Ledesma lo eyectaron también sus malas decisiones, no solo sus malos resultados. Que tampoco fueron tan malos como lo pinta la fría estadística: si bien es cierto que 22 derrotas en 33 partidos es mucho, no se debe pasar por alto que la mayoría de esas derrotas fueron ante rivales que le ganan a la mayoría, no solo a Los Pumas, y que entre sus ocho triunfos se cuentan algunos de relevancia, como aquellos contra Sudáfrica y Australia en el Rugby Championship 2018, o el histórico 25-15 de 2020 sobre Nueva Zelanda, la única potencia a la cual Argentina nunca había vencido.

Sin embargo, el crédito de esas victorias se dilapidó rápidamente con ciertas decisiones polémicas, cuando no incomprensibles. A ver, no cabe duda de que Ledesma hizo lo que creía mejor con el método que le parecía más efectivo, pero el tiempo no le dio la razón con varias de sus elecciones más cuestionadas, y eso terminó repercutiendo en el nivel de juego y en los resultados.

Poco después de asumir en agosto de 2018, le sacó la capitanía a Agustín Creevy (el líder de Daniel Hourcade) y se la dio a un joven Pablo Matera, repitiendo lo que ya había hecho como head coach de Jaguares. De hecho, Creevy fue directamente borrado del mapa tras el fracaso del Mundial de Japón, y nunca volvió a ser considerado a pesar del gran nivel que mostró desde su llegada a Inglaterra. La reticencia de Mario a convocarlo pese a que no le sobraban opciones de calidad en el puesto de hooker es otra muestra de la intransigencia que lo terminó condenando.

El Mundial de Japón, ese gran objetivo para el que había sido contratado, fue un fracaso de cabo a rabo, incluso antes de subir al avión. Decisiones como la de dejar fuera de la lista al santiagueño Facundo Isa (a quien cualquiera hubiera puesto de titular) y a Joaquín Díaz Bonilla (figura y goleador del Jaguares finalista del Súper Rugby), encendieron las alarmas. Así como las de incluir a un ya veterano Juan Manuel Leguizamón o un Benjamín Urdapilleta que había jugado poco y nada en Los Pumas. Para colmo, el orgullo de Ledesma lo llevó a desestimar la presencia en su staff de Quesada, quien como entrenador de Jaguares tenía mucha mayor llegada a los jugadores que él. En consecuencia, no llevó a Japón.

El resto es historia. Nicolás Sánchez, goleador histórico, ni siquiera fue al banco en el partido contra Inglaterra, que definía si los Pumas se quedaban afuera en primera ronda. Como apertura suplente de Urdapilleta improvisó a Jerónimo de la Fuente, que no jugaba en esa posición. Sí, experimentos en un Mundial. A pesar de todo, fue confirmado en el cargo.

Dos años después, haría lo mismo con Santiago Carreras. El cordobés, acostumbrado a jugar de fullback o wing, terminaría cargando con la presión de ser a la fuerza el apertura titular, por delante de Sánchez. No le salió bien, pero siguió insistiendo. ¿Y Domingo Miotti, que tenía todos los números para ser el heredero de la 10? Primero relegado y después del último Championship, completamente ignorado. Como si hoy a Los Pumas le sobraran aperturas naturales. Además, con “Cachorro” y “Mingo” fuera de la cancha, Los Pumas se quedaron sin pateador confiable. Y regalar puntos en los disparos a los palos no es un lujo que este equipo, así como está, pueda permitirse. Quien sea el sucesor de Ledesma, tendrá mucho trabajo para reconstruir a Los Pumas.

Cuestiones a resolver

A un año y medio del Mundial, Los Pumas no tienen un sucesor definido para Nicolás Sánchez. Hasta 2020, Domingo Miotti seguía siendo la principal alternativa para llevar la 10, pero hoy no se sabe a ciencia cierta quién será el apertura.

Las formaciones fijas sufrieron un notable retroceso en el último año. El scrum no tuvo solidez y se perdió como plataforma de ataque y sumisión psicológica. El line, que venía siendo de lo mejor, se deshilachó completamente.

Los Pumas hoy son un equipo que ha perdido la confianza. Ledesma y sus decisiones poco comprensibles fueron afectando el nivel de varios jugadores. Por eso muchos ven como sucesor ideal a Gonzalo Quesada, un gran motivador.

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