La improvisación es enemiga directa del desarrollo. Sobre todo si hablamos de urbanismo. Es muy difícil que algo que se hace a las apuradas y sin la planificación necesaria salga bien. Desde este espacio hemos insistido en reiteradas ocasiones en la necesidad de que las autoridades provinciales y municipales trabajen sobre la traza de lo que se conoce como Camino del Perú o ruta 315, el principal acceso desde el oeste de la Capital o Yerba Buena hacia Tafí Viejo o viceversa y sin embargo se ve con preocupación que su estado es cada vez más deplorable, con la posibilidad cierta de convertirse como lo fue en algún momento la vieja 38 en otra ruta de la muerte en la provincia. Pasan los días y el tránsito es cada vez mayor y el tramo que va desde la rotonda ubicada entre avenidas Belgrano y Perón hasta Tafí Viejo está absolutamente colapsado.
¿A qué nos referimos con improvisación? Entre septiembre y octubre se decidió repavimentar la calle Frías Silva, que corre al costado sur del predio de la Sociedad Rural y que pasa, entre otras edificaciones, por la puerta de la comisaría de Cebil Redondo. El tramo hasta llegar a la avenida Fanzolato estaba realmente en malas condiciones. Pero además se sumaba un tema importante como era la afluencia de personas al nodo sanitario ubicado sobre esa avenida, que se transformó en el lugar elegido para colocarse las vacunas contra la covid-19. Así era fundamental evitar accidentes para quienes se decidían a concurrir a ese nodo desde Cebil Redondo, San José o Villa Carmela. Pero además se decidió volver a poner en funcionamiento el complejo de semáforos que regula el tránsito entre el Camino del Perú y Frías Silva - Italia, ya sobre San Miguel de Tucumán. Incluso se colocó la cartelería con la correspondiente prohibición del giro a la izquierda lo que obligó, por ejemplo, a modificar el recorrido de las líneas 6 y 106 que lo hacían por Italia hacia el este, cuando el sentido histórico de esa calle era inverso. Pero ahora, desde hace 20 días, el complejo semaforizado dejó de funcionar nuevamente. No hubo explicaciones. Y esa esquina neurálgica que, a pesar de que aún motivaba reclamos por la lentitud vehicular que derivaba en el uso de los semáforos, volvió a ser un caos. Además, sin los semáforos, los conductores, muchas veces responsables de los accidentes, volvieron con los giros a la izquierda sabiendo incluso que está prohibido.
Resulta llamativo además que en casi toda la extensión se encuentren en algunas esquinas hasta cuatro agentes municipales de Yerba Buena o de Villa Carmela, todos juntos, en el mismo horario y haciendo lo mismo.
Pero la solución de fondo sigue sin aparecer aunque pase el tiempo. Todo ese tramo está colapsado y para peor el crecimiento urbanístico no se detiene. Con cinco líneas de colectivos, escuelas, fábricas y casas de familia caso al borde del camino, el peligro sobre todo para los peatones y también para ciclistas y motociclistas es permanente. En el caso de los ciclistas es una ruta muy transitada, sobre todo para quienes la utilizan como deporte y diversión y, sobre todo cuando salen el grupo, deben hacer largas filas y malabares para evitar accidentes con los vehículos pesados que literalmente los rozan.
Los viejos proyectos de abrir un nuevo acceso, de terminar la avenida Fanzolato hasta la Curva de los Vega, de ensanchar el camino con el consiguiente retranqueo de las propiedades quedaron en stand-by desde hace varios años. Sin embargo, se insiste, se trata de una ruta muy importante, intermunicipios, que debería estar dentro de la agenda de los funcionarios de turno.