03 Febrero 2022
“Yo en aquella época era un joven y estaba en contra de Yrigoyen”, explicaría Juan Domingo Perón una veintena de años más tarde, lamentando o justificando su participación en el golpe militar de 1930. “Porque hasta mí habían llegado rumores; porque no había nadie que lo desmintiera y dijera la verdad. Que Rodríguez Jáuregui se había robado el Consejo Nacional de Educación; el señor Claps parece que se desayunaba con durmientes de los ferrocarriles del Estado; que Benavídez era un ladrón; que el señor Rodríguez Irigoyen era el que había hecho más plata. Vino la revolución, lo echaron a Yrigoyen y lo metieron preso. Hacen unas investigaciones en las que les revisaron hasta los colchones a los acusados y a ninguno pudo probársele nada (...) Esta debería ser una terrible lección para los argentinos, porque después, cuando murió, un millón de personas fueron a acompañarle. Un millón que faltó en la Plaza el día de la revolución”.
Luis Salvador Gallucci
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