El crimen de G.A., el adolescente de 15 años que fue ultimado de una puñalada por la pareja de su madre, no es un hecho aislado. En lo que va del año se registraron siete crímenes y este es el tercero en el que se repiten dos factores comunes: la muerte se produjo en un contexto de violencia familiar y con el problema del consumo de drogas en el medio. Un trágico combo que está generando cada vez más preocupación, sin importar que el autor del homicidio haya sido detenido.
El barrio Madre Teresa de Calcuta de Alderetes fue escenario del primer episodio de estas características. Miguel Antonio Pachi. de 28 años, perdió la vida al recibir seis puñaladas por la espalda por parte de su hijastra Abigail Alejandra Gómez (28). Según la hipótesis del caso, la víctima, que tenía problemas de adicción, fue ultimado cuando discutía y agredía a la madre de la acusada (la mujer tenía 24 años más que él). La Justicia le dictó cuatro meses de prisión preventiva a la imputada de homicidio simple.
En San Cayetano, el 19 de enero, Mathías Lobo habría estado drogado cuando fue herido por su ex cuñada, Ayelén Alvarado (19). Ella intervino para evitar que Lobo siguiera insultando y agrediendo a su hermana Natalia. La Justicia le dictó tres meses de prisión preventiva, pero ayer se le otorgó el arresto domiciliario.
Esos fueron los antecedentes del caso de G.A. La historia, que conmociona a los tucumanos, comenzó a escribirse el sábado cuando los rayos del sol empezaban a iluminar un barrio de San Pablo. Allí fue herido mortalmente por “Keki”, la pareja de su madre, con la que habría mantenido una discusión que terminó desembocando en la tragedia.
El fiscal Ignacio López Bustos había conseguido que se le dictara el domingo la orden de detención. No lo encontraron las veces que lo fueron a buscar. El acusado fue detenido ayer al mediodía por los efectivos de la comisaría de esa ciudad. Pese a que había anunciado que se entregaría, fue detenido cuando estaba con su pareja, oculto bajo las tribunas del club San Pablo.
Detalles
La pareja convivía en una casa de El Manantial con el adolescente de 15 años y una hermana. La situación se hizo insoportable, ya que tanto G.A como el adulto habrían tenido problemas de adicción. Hace unas dos semanas, habrían puesto punto final a la convivencia, no así a la relación. Ella se quedó en su casa y él se fue a la suya en San Pablo.
Según relataron los pocos vecinos que se atrevieron a hablar, madre e hijo se reunían en la plaza que está ubicada al frente del domicilio donde se desencadenó el crimen. “Al parecer él no lo dejaba entrar”, indicó una mujer que reside en el lugar.
G.A fue visto el viernes deambulando en el barrio. Y también consumiendo marihuana y aspirando otras drogas. Ni siquiera se dio cuenta que estaba con covid y tampoco les contó a los chicos que estuvieron con él acerca de su estado de salud.
Por razones que no fueron aclaradas por el momento, el adolescente ingresó a la casa y, al parecer, discutió con su madre y su pareja. Por una llamada anónima, la Policía lo encontró gravemente herido en el mismo lugar donde se reunía con su madre. Fue trasladado al hospital Padilla, donde falleció el domingo a la siesta.
Personal de la división Homicidios, al mando de la comisario Juana Estequiño, entrevistó a la mujer. Confirmó que el adolescente había ingresado al domicilio de su pareja drogado y que discutieron durante un buen tiempo. También habría relatado que, para llamar la atención, su hijo se habría autolesionado. La madre no sabía que los investigadores ya tenían un video donde se observó lo que realmente ocurría.
En esas imágenes se observa cuando “Keki” persigue a G.A hasta que lo alcanza y, supuestamente, le aplica al menos dos puñaladas. Cuando la víctima está en el suelo, se observa que le propina al menos dos patadas más. Luego, aparece en escena la madre de la víctima, que después de observar lo que había ocurrido le dice unas palabras a su hijo y regresa con el acusado al interior del domicilio.
Hasta aquí no existe ninguna prueba de que ella haya ayudado al adolescente o, al menos, haya avisado a la Policía o llamado a una ambulancia para que lo atendieran. Tampoco habría aclarado este punto cuando declaró como testigo.
El imputado, según confirmaron fuentes judiciales, tendría antecedentes por robo y será imputado en las próximas horas, en una audiencia, por el crimen de G.A. El fiscal López Bustos, que está al frente de la investigación, está analizando la participación que tuvo la mujer en el caso. Por el momento, está investigando si acaso fue obligada a permanecer en silencio o a mentir por su pareja. Una vez que resuelva esa cuestión, definirá su situación procesal. Se sabe que no la puede acusar de encubrimiento, ya que es la actual pareja del imputado y legalmente está protegida. Sin embargo, podría corresponderle ser procesada por abandono de persona agravado, ya que fue su hijo el desamparado.
Temor en el barrio
Consideran a “Keki” como peligroso
En las imágenes del video se observa a una persona que pasa en bicicleta por el lugar sin entrometerse en el conflicto. Se trata del rondín del barrio que ya declaró antes las autoridades sobre todo lo que había presenciado el sábado por la mañana. Habría declarado que prefirió no intervenir en el conflicto por temor a “Keki”, al que habría calificado como peligroso y conflictivo. “No es una persona querida por los vecinos en el barrio porque tiene antecedentes y es muy altanero. Volvió hace unos días y provocó esto. Espero que no vuelva más”, dijo Ana, que reside en la zona.