20 Enero 2022
SOBRE EL ESCENARIO. Fresa y chocolate encara la libertad y el respeto hacia las diferencias.
La obra cubana que trascendió los límites del teatro y el cine, vuelve a los escenarios porteños.
Leonardo Gavriloff encargado de la dirección y de darle vida al papel de Diego, junto con Lázaro Roldán, actor pampeano que estará en el papel de David, Esteban Nieva como Miguel, y la asistencia de dirección por parte de Horacio López, también tucumano radicado en Buenos Aires y bajo la producción de La Pluma Teatro, llevan adelante la cuarta versión de “Fresa y Chocolate”, una obra dramática original del autor cubano Senel Paz.
Las funciones se realizarán en el Teatro Bar del Fondo Cultural, ubicado en Julian Alvarez 1.200, CABA, los miércoles a las 21 durante todo enero y febrero.
En diálogo con Leonardo, nos comparte un poco de su historia de vida como actor y director de teatro independiente.
“Me recibí de la carrera de teatro en Tucumán, fui de la primera promoción en el año 88, incursioné en el teatro independiente en distintas provincias del país, como en Buenos Aires, Tucumán, Salta, Catamarca, Bahía Blanca, hace 35 años que hago teatro.
En febrero del 2007 me traslado a Buenos Aires, fui invitado para integrar la compañía Museo Viajero, quienes realizan comedias históricas.
Estuve dirigiendo y actuando en distintos grupos del teatro independiente local, y es a lo que más me abocó actualmente.”
Leonardo presenta y dirige “Fresa y Chocolate” por primera vez en 2009, con un elenco de actores tucumanos. Luego, en 2013, en el marco de los 20 años de la película, se realiza otra puesta en escena, con el texto renovado y actores distintos.
En 2016, se presenta en Santa Cruz de la Sierra, con un equipo de actores bolivianos.
Finalmente, ahora se está realizando la cuarta versión de la obra, estrenada en octubre de 2021 y en este verano con su segunda temporada.
“Realizar por cuarta vez esta obra es un honor y un desafío, buscamos retomar este proyecto porque creo que hay que reivindicar los derechos que se plantean en el conflicto de esta historia, sobretodo lo relacionado a la libertad de pensamiento, libertad de elecciones sexuales, ideológicas, religiosas y políticas, agudizando la idea de que hay que seguir manteniendo el respeto por el otro, para conseguir una sociedad solidaria, respetuosa e inclusiva. Esta obra me parece un estandarte a favor de la libertad y del respeto por el otro.”, detalla Leonardo.
Sobre la obra, es la historia pura entre dos hombres Diego y David que se conocen en la clásica heladería cubana Copelia, para luego desafiarse con un deseo: poder ser auténticos. Un espacio de libertad, de pensamientos y sentimientos entre dos hombres que no obstante su desigualdad sexual arriban a un destino puro y real: ser ellos mismos. Clima de ensueño, realidad y recuerdos se mezclan en esta obra cruda, conmovedora, con una música que recrea el espíritu cubano, un pueblo sensible lleno de historia y encanto.
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